«Muy tarde», «un remiendo payasesco» o simplemente una «estrategia de campaña de marketing electoral». Bajo esta lectura, los movimientos sociales recibieron hoy las medidas económicas lanzadas por el Gobierno mientras que desde la Iglesia prefirieron la cautela y optaron por reiterar el pedido de la Conferencia Episcopal de «superar para siempre la lógica de la dádiva y la especulación financiera» como herramientas para salir de la pobreza en la Argentina.
Ni los llamados de la ministra de Desarrollo Social Carolina Stanley o el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne alentando a los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH) a acceder a descuentos de entre el 20% y el 70% en medicamentos, el congelamiento de tarifas de servicios o la convocatoria para un nuevo llamado del Plan ProCreAr, para que 10.000 nuevas familias puedan acceder a su vivienda resultaron suficientes para calmar los caldeados ánimos de los movimientos sociales ante el avance de una pobreza que ya trepó al 32% de los argentinos.
Hubo un mensaje monolítico del Bloque Piquetero Nacional que nuclea a Barrios de Pie, la Corriente Clasista y Combativa, la CTEP y el Movimiento Evita de rechazo generalizado ante las medidas sociales anunciadas por la Casa Rosada. No sólo ello. En todos los movimientos sociales consultados por Infobae se vieron coincidencias en que los anuncios resultaron ser una suerte de «puesta en escena electoral» y que no modificará el rumbo de los planes de lucha y protesta en las calles de los piqueteros contra el Gobierno.
Desde el Movimiento Barrios de Pie, Daniel Menéndez expresó que el anuncio oficial resultó ser «una puesta en escena con cinismo donde hubo más carga de marketing en plano electoral que en búsqueda de resolver problemas».
Por otro lado, Menéndez dijo que las medidas anunciadas no son las que cree el propio Gobierno y deslizó tajante: «El control de precios es un manotazo de ahogado frente al fracaso del plan de gobierno», dijo. El dirigente de Barrios de Pie también expresó a Infobae que «los anuncios son inconsistentes, con una dosis de improvisación y la búsqueda de impacto electoral que tiene poco que ver con los problemas reales de la gente».
Guildo Onorato, referente del Movimiento Evita y referente de la CTEP, destacó que las medidas que anunció el presidente Mauricio Macri «llegan tarde para frenar el desastre económico y social».
De esta manera, el dirigente que dialoga asiduamente con la Iglesia por temas de los barrios pobres destacó que «ninguna medida, o parche, desanda los graves problemas estructurales que tenemos y que Cambiemos profundizó. Un retoque de precios es la nada misma ante la crisis que se vive, cuando miles de familias comen una sola vez al día».
Onorato insistió en el reclamo al Gobierno de la emergencia alimentaria y la prórroga de la emergencia social como «medidas centrales para los próximos años» y ratificó que desde el Bloque Piquetero Nacional continuarán en plan de lucha y protestas por un simple motivo: «Ahora ya es tarde, la matriz productiva está devastada y el tejido social roto», dijo el referente de la CTEP.
Desde la Corriente Clasista y Combativa (CCC), Fredi Mariño explicó a Infobae que las medidas anunciadas «parecen un remiendo o una curita para una grave enfermedad». Y destacó que los anuncios de congelamiento de precios o mejoras a los beneficiarios de planes sociales parecen «payasescos ya que no tendrán impacto alguno en los barrios carenciados».
Por contraposición a ello, desde la CCC, Mariño aclaró que el Gobierno debería tomar medidas de fondo para promover el compre nacional o la mejora a las pymes.
Cautela de la Iglesia
Pocas horas después del anuncio oficial de las nuevas medidas económicas, desde la cúpula de la Iglesia se llamaron a silencio y la cautela aunque los voceros del Episcopado recomendaron releer el último mensaje de la Conferencia Episcopal Argentina donde monseñor Oscar Ojea destacó que «en una realidad que nos golpea y nos duele por su pobreza creciente, no queremos perder la esperanza de salir adelante, asumiendo el desafío de pasar de la cultura de la voracidad y el descarte, a la cultura del cuidado de toda vida y de nuestra Casa común, de la fraternidad y de la hospitalidad».
En aquel mensaje pronunciado en diciembre pasado la cúpula de la Iglesia planteó también que «como obispos presentes a lo largo y ancho de nuestro país, escuchamos el dramático pedido de trabajo. Junto a la educación, constituyen los ejes más importantes de la cuestión social. Estamos convencidos de que debe superarse para siempre la lógica de la dádiva, de la especulación financiera, y del enriquecimiento a costa de los otros».
Tras ese mensaje, la Iglesia pidió a los candidatos que presenten «propuestas concretas a los ciudadanos en sus plataformas electorales; y a la vez, que las campañas sean austeras, con gastos transparentes».
Luego de ello estuvo la reunión de la Pastoral Social de la Iglesia con el jefe de Gabinete Marcos Peña hace 10 días donde hubo un reclamo reiterado de la Iglesia al gobierno a atender a los sectores desprotegidos.
Por otra parte, allegados a Ojea destacaron una reciente publicación de la revista La Tecla en la que el obispo de Mar del Plata, Gabriel Mestre, dijo ver «cierto oportunismo» cuando se habla de la pobreza y los pobres. A la vez que reparó en el estado de «campaña permanente» en el que se ha involucrado la clase política, con cruces y chicanas cotidianos.
También en esa publicación el obispo de Quilmes, Carlos Tissera, trazó un crudo diagnóstico al sostener: «La riqueza se concentra en pocas manos y la mesa de la mayoría de los argentinos se vacía, destruyéndose las fuentes de trabajo, pilar de un verdadero desarrollo».