Llega “Capitana Marvel”: Superpoderes y empoderamiento

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Redoble de apuesta inclusivo tras la consagración de Pantera Negra en la taquilla y en los Oscar, Capitana Marvel ensambla política de género y espectáculo como sólo un megafilme de Hollywood puede hacerlo. Con estreno sintonizado con el 8M, la 21° cinta de Marvel Studios (con distribución de Disney) pone a Brie Larson en el rol de la poco conocida pero decisiva heroína en lo que significa el primer título de la compañía en ser protagonizado por una mujer en solitario.

Lanzada dos meses antes de la estruendosa Avengers: End game en la que el universo Marvel se baraja de nuevo, Capitana Marvel no es menos modesta con su presupuesto de 150 millones de dólares y una ambición de recaudar más de un billón, marca conseguida por Pantera Negra –el noveno filme más taquillero de la Historia-.

La sinopsis -inspirada en los recientes cómics escritos por Kelly Sue DeConnick- sigue a Carol Danvers (Larson), piloto de la fuerza aérea estadounidense en la década de 1990 que debe asumir repentinamente su destino de convertirse en Capitana Marvel una vez que se desata una guerra galáctica entre facciones extraterrestres, los Kree y Skrull.

El ADN de Danvers se fusiona con el de un Kree y así pasa a ser miembro sobrehumano de la élite Fuerza Estelar de ese bando alienígena bajo la tutela del comandante Yon-Rogg (Jude Law), con la que se enfrenta a los perversos y camaleónicos Skrull. Al elenco lo completan Gemma Chan, Lee Pace, Ben Mendelsohn, Samuel L. Jackson, Annette Bening, Clark Gregg y Lashana Lynch, entre otros.

Alter ego

El empoderamiento de Danvers es simultáneo al de Larson, que adapta su activismo feminista a la representación pochoclera de género en un gesto del que no ha salido indemne: haters y trolls “machirulos” la criticaron en redes por no sonreír en los pósters y hasta fans de DC la atacaron por encarnar al personaje que le birló el nombre al primer Capitán Marvel, mejor conocido como Shazam!, que curiosamente estrena película dentro de unas semanas.

La barra brava de DC debería ser más benévola con la actriz, que reveló haber llorado en la función de Mujer Maravilla –una de las pocas pegadas de DC/Warner, que consiguió además aumentar el número de fans de superhéroes femeninas- emocionándose con la potencia autosuficiente de las diosas amazónicas.

Ahí fue donde Larson aceptó internamente el rol de Capitana Marvel, al que le había dado varias vueltas por su afán de cultivar cierto anonimato: “Nunca me interesó estar en el centro de la escena que convoca el éxito, un subproducto de la profesión y signo de los tiempos. Pero cualquier incomodidad que pueda sentir se ve balanceada por la seguridad de haber ganado la habilidad de representar a otros”, dijo en una entrevista.

Y agregó: “Una de las cualidades más bellas es la de desarrollar una conciencia más allá del individuo, entender que el mundo no gira alrededor de tus caprichos. Parte de lo que soy y de lo que Capitana Marvel y Carol Danvers son está asociado a la actitud mental de ponerse en el lugar del otro”.

Discurso de peso

Adscripta al Time´s Up y vocera del movimiento, la actriz cobró notoriedad por resistirse a aplaudir la premiación de Cassey Affleck en los Oscar a raíz de las denuncias de abuso que pesaban en contra del actor, a lo que más tarde anexó la exigencia pública de una mayor cantidad de periodistas, críticas y directoras en la dispar industria del cine (Capitana Marvel está codirigida por una mujer, Anna Boden, y cuenta con dos coguionistas mujeres).

Más allá de esas intervenciones, Larson cultiva en efecto un bajo perfil habiendo ganado un Oscar –por La habitación (2016)- y actuado en un puñado de filmes como el drama indie Short Term 12, la comedia Trainwrecky el blockbuster Kong: La isla calavera. Su próximo paso es convertirse en directora como firmante de Unicorn Store, comedia dramática que estrena en Netflix en abril donde comparte créditos por tercera vez con Samuel L. Jackson, y la producción de una biopic adquirida por Amazon en la que está previsto que interprete a Victoria Woodhull, la primera candidata presidencial de los Estados Unidos.

La cruzada de Larson junto al gremio feminista en el Hollywood posWeinstein no fue en vano, como constata el caché de 5 millones de dólares que cobró por su papel estelar, suma superior a los 500 mil dólares facturados por Robert Downey Jr. como Iron Man y los 2 millones de Chadwick Boseman al vestirse de Pantera Negra.

Lejos de que tales cifras magnánimas le despierten contradicción, la actriz revela una simbiosis con su personaje que involucra la unión de lo ideológico y lo físico: las cuatro horas diarias de gimnasio para convertirse en Capitana Marvel –que implicaron levantar pesas con brazos y caderas y empujar un Jeep cuesta arriba- coincidieron con las reuniones de movilización del Time’s Up, y la fuerza adquirida en los entrenamientos asistió a la vehemencia discursiva.

Larson: “Era la época en que empezaba a levantar más peso y a aprender a pegar y patear y hacer llaves de judo, y era también la época en que me sentaba a discutir en las conferencias y golpeaba las manos sobre la mesa y decía ‘Tienen que escuchar lo que digo’, entendiendo que no debía sentirme culpable por ocupar espacios como ese”.

Capitana Marvel. EE.UU., 2019. Guion: Anna Boden, Ryan Fleck y Geneva Robertson-Dworet. Dirección: Anna Boden y Ryan Fleck. Con: Brie Larson, Gemma Chan y Ben Mendelsohn. Duración: 124 minutos.

Fuente: La Vos

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