Un comisario y un capitán de la Policía Bonaerense fueron condenados a dos años de prisión en suspenso y a cuatro de inhabilitación por haber «armado” una causa contra un remisero que, en 2012, terminó preso acusado de violador serial –siendo inocente– y que sufrió vejaciones estando preso.
Se trata del actual jefe de la Departamental Moreno, Oscar Darío Lutte, y Emilio Nelson Gómez, quien se desempeñaba como jefe de calle de la comisaría de Los Polvorines (Malvinas Argentinas).
En el juicio oral, el Tribunal en lo Criminal (TOC) 2 de San Martín halló a los policías coautores mediatos del delito de “falso testimonio calificado”, ya que usaron a tres víctimas de abuso sexual para “armar” la causa contra el chofer Carlos D., de 48 años.
Según el fallo de los jueces Gustavo Garibaldi, María del Carmen Castro y Mónica Carreira, al que accedió Télam, los acusados no irán presos porque se les aplicó una pena de ejecución condicional, pero se notificó al Ministerio de Seguridad bonaerense de la condena para ambos.
Dos años preso, siendo inocente
Todo surgió a raíz de tres casos de violación, uno en grado de tentativa, cometidos entre octubre y diciembre de 2012, luego de que un supuesto remisero en un Fiat Duna blanco levantó pasajeras y abusó de ellas.
El comisario mayor Lutte, le encargó la investigación a Gómez, que trabajaba en la seccional de Los Polvorines y era su hombre de confianza.
La única prueba que se obtuvo legalmente fue una filmación de un bingo donde se veía a una de las víctimas y al Fiat Duna al que se subía.
De acuerdo a lo que relató el remisero en el juicio, lo fueron a ver a su casa dos policías de civil y le dijeron que había habido un accidente con un auto blanco y con esa excusa le tomaron fotos al coche y a él porque estaba parado al lado. Días después, los mismos policías lo fueron a detener y le dijeron que era un violador, según publicó el diario Clarín.
Cuando lo trasladaron a la seccional de Tortuguitas, lo metieron en la misma celda con otros presos que le encontraron un papel donde estaba la acusación en su contra. “¿Así que vos andás violando?”, le dijo uno de los detenidos y después lo empezaron a golpear, le hicieron lavar el inodoro, uno lo obligó a practicarle sexo oral y otros lo quisieron violar, pero como comenzó a gritar, se calmaron.
“Fue cada noche un calvario distinto, me tiraban agua fría mientras dormía, me maltrataban, me humillaban. Cada vez que tenía que venir a San Martín a declarar, todo el viaje me golpeaban, me escupían, me puteaban hasta que llegó el día que quedé libre”, contó Carlos en el juicio.
“Ya no volví a ser el mismo, tuve tres intentos de suicidio, me tuvieron que internar, hasta hoy tengo pesadillas, tengo miedo de salir a la calle, tengo pánico de ver un policía”, afirmó en relación a los 40 días que pasó detenido hasta que los estudios de ADN determinaron que no era el violador y fue liberado.
Lo que se pudo establecer en el juicio en base a lo que declararon las víctimas es que cuando comenzó la causa, Gómez les mostró a las tres chicas las fotos del remisero que nada tenía que ver con los hechos, les dijo que lo señalaran en la rueda de reconocimiento y principalmente les aclaró que no debían decir nada en la fiscalía. Además, “le hizo recordar” a una de ellas la patente del auto del violador.
Según declararon dos policías, Lutte estaba presente cuando tomaron las declaraciones testimoniales, fue el encargado de guiarlas y, de hecho, llegó a la comisaría con las víctimas.
En el juicio, los dos acusados negaron haber cometido algún delito y Lutte afirmó que el fiscal hasta lo felicitó por la investigación y que no indujo a las chicas a decir nada, sino que sólo fue a “controlar”. Pero los jueces descartaron esos argumentos y afirmaron que “si no hubiera habido ADN, el daño provocado por las mentiras, falsedad y tergiversaciones sin duda se hubiese agravado para la persona preventivamente detenida”.
Clarín/Telam