Lo único que faltaba, que la Conmebol nos diga quién puede ser presidente de la AFA

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Aquella reunión privada se había convertido casi en un encendido foro. Fue el ultimo viernes en el hotel NH de Buenos Aires. Comenzó a las 10:30 y terminó casi a las 15. La misma hora en que debía arrancar en Ezeiza la ultima convocatoria asamblearia de 72 representantes en la historia de la AFA.

En un recinto del hotel comenzaban a debatir los cuatro miembros de la Junta Interventora con los abogados Gonzalo Mayo (River), Andrés Patón Urich, Luis Chebel (Lanús) y Mariano Clariá (Boca). El tema, obviamente, era pulir detalles del estatuto reformulado por la FIFA, que debía aprobarse horas más tarde en Ezeiza. Especialmente, lo propuesto por el articulo 87. Se trata de conferirle la exclusiva facultad de aprobar a los candidatos para conducir a la futura AFA a un Comité de Etica o Admisión de la Conmebol para que juzgue la idoneidad de los mismos.

De los cuatro letrados argentinos, solo Luis Chebel de Lanús se mantenía en que había que subordinarse a tal exigencia. Gonzalo Mayo, Mariano Clariá y Andrés Patón Urich, tres verdaderas autoridades en Derecho Deportivo, creían en cambio, contar con los suficientes argumentos jurídicos como para autonomizar ese requisito con autoridades argentinas.

Armando Pérez y Carolina Cristinziano siempre prefirieron abstenerse sobre este punto. Javier Medín apoyo enfáticamente que fuera la Conmebol. Y Pablo Toviggino, con el apoyo de Urich, fue quien a voz en cuello defendió todo lo contrario.

Más aún, a raíz de esto se generó una desagradable discusión entre Toviggino y Bertoni, ante las atónitas miradas de los abogados de FIFA, Rolf Tanner y Jorge Mowinckel. Es que Jair Bertoni –el otro enviado especial desde Zurich– repetía insistentemente: «Esto es lo que quiere la FIFA, esto es lo que hay que aprobar, esto o nada…». Chebel asentía. Y Toviggino, le retrucaba: «Es una falta de respeto. Entonces firmalo en nombre de la FIFA, dámelo por escrito, llevemos éste papel a la Asamblea y digámosle a los asambleístas que es una orden firmada por la FIFA». Fue de tal magnitud el entredicho que en un momento determinado, Toviggino se quitó el saco y lo invitó al joven Bertoni –hijo de Daniel– a seguir ésta discusión afuera, «mano a mano».

Afortunadamente, el resto de los participantes, especialmente el doctor Clariá, lograron calmar los ánimos. Y cuando tres horas después marcharon hacia Ezeiza, la temperatura de las emociones había descendido hasta la normalidad del dialogo sereno y razonable.

No fue la única controversia. En medio de la discusión por el famoso articulo 87, llegaron alrededor de media docena de funcionarios del Gobierno. Venían con el texto del distracto de Fútbol para Todos. Se trataba de unas treinta páginas que debían firmar los miembros de la Junta Interventora. Al mismo tiempo que los enviados por la FIFA y los otros participantes, se hallaban en el mismo recinto, pero por el tema del Articulo 87. «Disculpen», expresó Medín. Y salieron al pasillo.

Y la doctora Carolina Cristinziano, abandonaba la reunión con la misma postura de Pérez, no firmar la rescisión. Por lo menos, sin leerla.

Ante estas irreductibles posturas, el doctor Javier Medín, comenzó a desesperarse. Había pedido que le llevaran los papeles al hotel para hacerlos suscribir. Era su compromiso con la Secretaria General de Gobierno. También se había comprometido a persuadir a los mismos actores sobre respetar a la FIFA y a la Conmebol respecto del famoso Tribunal de Idoneidad o como se llame.

Y, en sintonía con él, la abogada Cristinziano, cruzó firmemente a Medín: «Vos no vas a hacer lo que quieras, no conmigo, no me vas a imponer lo que se te la gana».

Los funcionarios del Gobierno, los enviados de la FIFA y los asesores de la AFA, no entendían bien lo que estaba ocurriendo. Sobre todo por los tonos. Y además quedo al descubierto, inequívocamente, que ni Armando Pérez, ni Carolina Cristinziano tienen dialogo con Javier Medín. La fractura e incomunicación entre ellos, resulta tan visible como manifiesta.

Finalmente, tras algunos llamados telefónicos, Perez, Cristinziano, Medín y Toviggino firmaron el documento con la disolución de Fútbol para Todos y su sociedad con la AFA. Condición «sin equa non» para que la Asamblea pudiera aprobarlo y avanzar.

Pero ya eran las 12:20. No se destrababa la redacción del Art. 87 en el hotel NH. En Ezeiza se había programado el comienzo de la Asamblea para las 15. Y en Rancho Taxo, los dirigentes del Ascenso se reunían para un almuerzo a cuyos postres escucharon a dos oradores, Pipo Marin (Acasusso) y Chiqui Tapia (candidato a Presidente).

Pipo encendió la mística y la unidad. Marcó algunos errores de la Junta Interventora e invitó a «no bajar los brazos en el tramo final haciendo reflexionar a todos sobre los logros conseguidos, sin más sustento que la esperanza». Chiqui, volvió a agradecer el apoyo, no jugó ninguna palabra sobre su candidatura y como siempre apeló a defender los derechos adquiridos por el Ascenso y el Interior, haciendo especial hincapié en todo lo que significó vencer la injerencia del Estado y los escollos de la Junta Interventora.

Se aproximaba la hora de la Asamblea. La posición de FIFA era irreductible. Los candidatos debían ser aprobados por la Conmebol. La postura de AFA, también: sólo admitirían que lo haga un cuerpo integrados por argentinos.

– Mirá Jair –le adviritió Toviggino- en la Asamblea, ahora en Ezeiza, alguien va a mocionar que los candidatos sólo serán aprobados por algún organismo del país. Olvidate, va a ser así.

– Bueno, veremos -dijo el joven Bertoni respaldado por sus compañeros de FIFA, los abogados Tanner y Mowinckel.

En el Edificio 1, donde concentra la Selección Nacional, comenzaron a encontrarse los dirigentes que ya sabían sobre éste tema, del que fueron teniendo información segundo a segundo. Los asambleístas habrían de aprobar un Estatuto que no alcanzaron a leer, pues no se los entregaron con los 20 días de anticipación que marca la ley.

También darían conformidad a la Superliga, que si conocían largamente y respaldarían la rescisión del contrato con el Estado, pues era condición fundamental para cobrar la deuda de 350 millones de pesos, hacer borrón y cuenta nueva y esperar hasta la semana que viene para poner en marcha un nuevo contrato por los derechos audiovisuales.

Lo que no habrían de aceptar es que sea la Conmebol por mandato de la FIFA quien evalúe la idoneidad de los candidatos. El «pedido de amparo» solicitado por Graciela Ocaña a la jueza Maria Romilda Servini para que impida que el Estado le pague a la AFA el resarcimiento indemnizatorio por la ruptura del contrato, no ameritó la más mínima preocupación de ningún dirigente.

Fue Guillermo Raed, presidente de Mitre de Santiago del Estero, quien impulsó la idea de mocionar el rechazo a tal exigencia. Y Fabián Lovato, titular de San Telmo, sería el encargado de verbalizar tal moción, apoyada por Marcelo Achille, presidente de Defensores de Belgrano.

La alternativa ofrecida, sería que el Tribunal de Ética del Colegio de Abogados de la CABA, llevara a cabo la misión de evaluar las condiciones de los postulantes. Se sabe, Daniel Angelici, presidente de Boca Juniors, es Vicepresidente 2° de esa institución. Pero, una cosa es el Colegio como tal y otra su Tribunal de Ética, un cuerpo independiente e insospechado si los hay. Que surge como alternativa hasta que la AFA ya constituida, tenga su propio Código de Ética y su consecuente Tribunal de Ética. Y para ello es necesario tener autoridades democráticamente elegidas.

Una manera de cerrar este dilema circular es que para tener cuerpos de juzgamiento ético debe haber autoridades. La FIFA pide que la Ética venga desde el exterior para aprobar a nuestras autoridades. No cierra. Y además es discriminatorio. Primero porque la propia FIFA y la Conmebol eligieron a sus presidentes y después designaron Gobernanza y Ética. Pero además, esto que se le exige a la AFA, no se lo exigió ni se lo reclama a otras federaciones.

Veamos el caso de Brasil. El presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol, es Marco Polo del Nero. Esta involucrado en la causa del FIFA-Gate. No puede salir de Brasil pues pesa sobre él una orden de captura de Interpol. Su puesto en el Comité Ejecutivo de la FIFA lo ocupa Fernando Sarney, vicepresidente de la CBF. En ese caso, la FIFA no puso objeciones a que un imputado, seriamente comprometido en la causa más corrupta de la institución con sede en Zurich, pueda ejercer su mandato. Tampoco le exige cupo femenino a los países árabes. Y le permite a Israel jugar eliminatorias en Europa por la situación beligerante en Medio oriente. O a Australia competir en Asia y salir de Oceanía para crecer en competitividad.

O sea, la FIFA flexibiliza en algunos casos y en otros no. Y éste, por ser un hecho refundacional, es un caso a considerar. Pero claramente la presión de Alejandro Domínguez está gravitando indebidamente, pues el sujeto de la intransigencia de la Conmebol, es Daniel Angelici, candidato a Vicepresidente 1° de la AFA y por tanto en condiciones de ser designado, en un futuro, miembro de la entidad regional. Se trata de un caso de manifiesta enemistad.

Mientras este articulo 87 dejaba una mínima incógnita, Futbolistas Argentinos Agremiados quiere que el Banco Nación le pague a la AFA y ésta le transfiera a los jugadores de cada club con CBU personal, los salarios impagos cuyo monto acaricia los 260 millones de pesos. Este dinero debiera estar acreditado en la cuenta de cada jugador no después del próximo jueves.

Será la única manera en que el campeonato pueda reiniciarse el próximo viernes. Por cierto, si el dinero estuviese depositado en el Nación por la AFA y el banco lo certificara fehacientemente aun cuando se trate del mismo jueves, FAA evitaría un paro, a esa altura y en esas especiales circunstancias, ya sin razón.

Como se advierte, van quedando menos obstáculos para que la AFA retome su camino institucional. Conoceremos ésta semana las ofertas terminadas de los oferentes para adquirir los derechos audivisuales. ¿Podrían asociarse Fox-Turner y ESPN y distribuir inteligentemente el volumen de este valioso producto? No es la única pregunta. Si la Superliga, según el nuevo Estatuto, funcionará atada al Comité Ejecutivo de la AFA, ¿hará falta la Superliga o será más ponderada a medida que la decantación de equipos arribe a los 22 o 20 ideales, dentro de tres años?

Mientras tanto, sería saludable que los dirigentes sostengan la soberanía de sus decisiones democráticas y sean argentinos quienes digan si los candidatos son idóneos. Porque la verdad, después de todo lo ocurrido lo único que faltaba era que la Conmebol, nada menos que la Conmebol, nos diga quien puede ser presidente de la AFA.

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