El dictador Fidel Castro también promovió una revolución en Brasil (Reuters)
También hay un capítulo importante sobre Brasil en las 88.000 páginas relativas al caso JFK. Los documentos relacionados con el asesinato del presidente estadounidense John Fitzgerald Kennedy, en Dallas el 22 de noviembre de 1963, se hicieron públicos el 18 de marzo. La Orden Ejecutiva 14176, firmada el 23 de enero por el presidente Donald Trump, ha devuelto así al mundo y también al país latinoamericano algunos secretos de la historia de Brasil. Además, ha eliminado de una vez por todas las diversas teorías conspirativas que han circulado a lo largo de los años. Los 2342 archivos ahora disponibles en la web abren una puerta muy importante a las complicadas relaciones entre Estados Unidos y América Latina durante la Guerra Fría. Sobre todo, dicen mucho sobre el papel crucial de Brasil en aquel complejo y peligroso tablero geopolítico que enfrentó a Washington con Moscú y que encontró en Cuba la amenaza más cercana. Cuando Kennedy fue asesinado por Lee Harvey Oswald, aún no había comenzado en el gigante latinoamericano, entre el 31 de marzo y el 1 de abril de 1964, la era de la dictadura militar instaurada pocos meses después por un golpe.
Todo en Brasil comenzaría en forma de una rebelión militar seguida de la declaración de vacancia de la presidencia de la República por el Congreso Nacional el 2 de abril. Luego, ocurriría la formación de una junta militar (el llamado Comando Supremo de la Revolución) y el exilio el 4 de abril del presidente João Goulart. En su lugar, el Presidente de la Cámara de Diputados, Ranieri Mazzilli, asumió temporalmente el poder hasta la elección por el Congreso del general Humberto de Alencar Castelo Branco, uno de los principales cabecillas del golpe.
Documento sobre el entonces gobernador del estado de Rio Grande do Sul, Leonel Brizola
Kennedy quería detener a Fidel Castro y por ello lanzó una operación llamada “Proyecto Cuba” para derribar el régimen cubano, una operación que también se extendió a Brasil, donde la Casa Blanca temía que el país pudiera verse arrastrado por una revolución comunista dada la penetración del régimen. Las operaciones de influencia de Washington en el gigante latinoamericano en aquella época son numerosas. En un documento fechado el 31 de diciembre de 1963, se menciona una reunión informal del Subcomité Interdepartamental de Programas Psicológicos sobre Cuba para discutir cómo desalentar la realización de una reunión sindical de la Federación Sindical Unitaria para América Latina programada para celebrarse en Brasil en 1964. La reunión fue considerada subversiva por Washington porque era vista como “una asamblea fundacional de líderes izquierdistas, socialistas y comunistas que intentarán resolver sus diferencias”, reza el texto original. Una de las formas de impedir el evento, descrita en el documento secreto, habría sido “continuar las operaciones de propaganda de la CIA para sugerir el aplazamiento de la reunión”. En el campo diplomático, se le pidió al embajador de EEUU en Brasil en ese momento, Abraham Lincoln Gordon, que encontrara personas en el gobierno de Guanabara para apoyar “acciones disruptivas” contra la reunión de la Federación Sindical Unitaria para América Latina. Guanabara era un estado brasileño de apenas 1.350 kilómetros cuadrados, creado por el ex presidente Juscelino Kubitschek como ciudad en 1960, cuando se inauguró Brasilia y la ciudad de Río de Janeiro dejó de ser el Distrito Federal que albergaba al gobierno. En lugar de integrarse en Río, Guanabara se convirtió en un estado independiente, extinguido quince años después, en 1975, por la dictadura militar. El documento del archivo hecho público por Trump también menciona la propuesta de la CIA, la agencia de inteligencia civil del gobierno estadounidense, de utilizar las emisiones de la red estatal Voz de América para hacer propaganda negativa en Brasil contra Cuba, Alemania Oriental y China.
En otro cable revelado en los últimos días, aflora toda la presión de Cuba para expandirse en el país latinoamericano. Se trata de un telegrama de la CIA advirtiendo que tanto Fidel Castro como el dictador chino Mao Zedong habían ofrecido apoyo material e incluso voluntarios al entonces gobernador del estado de Rio Grande do Sul, Leonel Brizola, del Partido Laborista Brasileño. Famoso por su compromiso social, Brizola fue el principal promotor de la llamada Campaña por la Legalidad en defensa de la democracia y la investidura de João Goulart como presidente. La Campaña por la Legalidad fue una movilización civil y militar en 1961 para garantizar la investidura de Goulart como presidente de Brasil, anulando el veto de los ministros de las Fuerzas Armadas a la sucesión legal del dimitido presidente Jânio Quadros al entonces vicepresidente Goulart. Fue dirigido por Brizola y el comandante del 3º Ejército, general José Machado Lopes. En cuanto a Cuba y Mao, Brizola no aceptó su ayuda, temiendo una crisis internacional y la intervención de Estados Unidos. El ex embajador cubano describió en privado a Brizola como el “que tenía más posibilidades de iniciar una revolución castrista en Brasil”, se lee en el documento. El noreste de Brasil también estaba siendo vigilado por la CIA.