Varias de las víctimas de la mafia de trata de personas que recuperaron su libertad reconocieron haber visto a Marita Verón, desaparecida desde 2002, mientras estuvieron secuestradas y eran obligadas a prostituirse.
«No estaba bien. Hablaba tartamudeando. Parecía drogada, tenía los ojos bien rojos, hinchados los párpados y grande ojeras moradas», describió Fátima Mansilla, que a los 16 años fue raptada por Alejandro González y Daniela Milhein y despertó en una casa de Tucumán, donde también mantenían cautiva a la joven desaparecida.
En tanto, Andrea Darrosa, quien tenía 15 años cuando fue secuestrada en Misiones por Carlos Luna y «El Chenga» Gómez, quienes también están siendo juzgados por el caso Verón, contó que la obligaron a prostituirse en un local llamado «Candy», de La Rioja, donde estuvo con la joven tucumana.
«Esa noche que llegó la vi en el Candy; era nueva y no sabía desenvolverse con los clientes; se sentaba a dos metros y no conversaba. Al día siguiente la vieja (Liliana Medina, madre de «El Chenga») la mandó a la Marita a la peluquería para teñirse el pelo de rubia y le pusieron pupilets celestes», indicó.
Luego, agregó que «después la vieja Liliana me dijo que se la vendió al Chenga y no la vi más». Los relatos de mujeres que fueron víctimas de la mafia de trata de personas y pudieron convivir con Marita son reiterados y coinciden en las descripciones.
«Yo la veía con las pupilas dilatadas, la mirada perdida, con ojeras», señaló Anahí Manassero, quien la vio a Marita Verón en otro prostíbulo de La Rioja.
«Cuando fui a hablar con ella me dijo que lloraba porque tenía una nena que la quería mucho y la extrañaba mucho, y allí me contó que era de Tucumán», agregó, según publicó el diario Clarín.
Según los distintos testimonios, en junio de 2003 Marita se encontraba en otro prostíbulo denominado «Candilejas» y su pelo en ese momento era de color castaño. Allí, también estaba Verónica Bustos, quien recordó una de las conversaciones que mantuvo con la joven tucumana.
«Nos dijo que tenía una hija que no estaba con ella y que también tenía un bebé actualmente. Yo sabía que tenía un ‘marido’ que la venía a buscar y la traía al lugar», reveló.
Otra de las víctimas, Andrea Romero, agregó que cuando la vio a Marita ella le dijo que «no llore». Recordó también que «me dijo que haga lo que ellos me decían para que no me lastimen. Me mostró una cicatriz recién cosida en la espalda y me dijo que se llamaba María de los Ángeles Verón; que tiene una hija y que es de Tucumán. Que este niño nació porque El Chenga la embarazó para que no escape; pero que sabe que sus padres la están buscando y un día va a salir de eso».