Los tres escenarios que evalúan Javier Milei y Sergio Massa

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La elección de este domingo por el ballotage 2023, el acto cívico más importante de una democracia, se convirtió en una experiencia casi religiosa, un acto de fe. Sergio Massa (UP) propone que creamos que su gobierno será completamente distinto del actual y que podrá controlar a todas las tribus del peronismo. Javier Milei (LLA), sin ninguna experiencia política ni de gestión, sostiene que puede refundar el país sobre la base de sus propuestas disruptivas y con el peronismo en la oposición.

Así se llega al día de la definición. Nunca antes las elecciones provocaron tanta incertidumbre y zozobra en una sociedad cansada de fracasos. Pero hay que ir a votar. En favor de un candidato que nos gusta o en contra del que más nos desagrada.

Se puede votar con esperanza, con ira, con escepticismo o con desencanto. A esa emoción apuntaron las campañas de los dos candidatos: Milei busco instalar el miedo a seguir por el actual camino de crisis y Massa esparció el miedo al cambio irracional.

Pero hay que ir a sufragar, porque solo quienes voten afirmativamente, por Massa o Milei, serán los que decidan. Quienes voten en blanco o no concurran a las urnas, no tendrán ningún peso.

Todas las encuestas insisten con que los candidatos no rompieron la paridad. Algunas muestran a Milei dos puntos arriba; otras miden mejor a Massa; algunas muestran que libertario se estancó y Massa creció; otras indican que el debate más que hacer crecer a Massa, trajo dudas sobre el libertario. Es difícil afirmar con certeza cuál es la correcta. Porque esas mismas encuestas también muestran entre 8 y 12 por ciento de personas que afirman ser indecisas. Y, ahí, se esconden muchos votos vergonzantes de los dos lados. Por eso, no se puede descartar ni un resultado ajustado ni, tampoco, lo contrario: que el escrutinio provisional del domingo muestre una diferencia importante entre los candidatos.

Qué Argentina viene luego del balotaje

Ahora bien, si el resultado del domingo fuese ajustado, es decir que entre ambos candidatos hubiese una diferencia menor 1,5 o 2 puntos, ahí la definición se postergaría por varios días. Porque el escrutinio del domingo lo organiza el Poder Ejecutivo y es provisional y lo que importa es el escrutinio definitivo, que está a cargo de la Cámara Nacional Electoral, es decir, el Poder Judicial y comienza 48 horas hábiles después del domingo. Lunes feriado. Con suerte el miércoles, sino el jueves.

Milei viene insistiendo en que los “los votos están” pero ganar la elección depende del control. Y el jueves, Karina Milei denunció -sin otra prueba que videos o denuncias en redes- que en octubre hubo un “fraude colosal”, una forma de dejar abierta la puerta para decir que este domingo también lo puede haber. Si el resultado es ajustado -como ocurrió, por ejemplo, en la elección de Brasil entre Lula Da Silva y Jair Bolsonaro- ¿reconocerán Massa o Milei el triunfo del otro en la misma noche del domingo si el resultado es ajustado?

Si no se conforman con los números del escrutinio provisional, la definición y el país quedarán en suspenso, en un larguísimo limbo, hasta el escrutinio definitivo y podrá durar el resto de la semana. En una economía que vive en crisis, ese escenario le agregaría muchísima más tensión. Temblor en puerta para los mercados. Instalar la idea de un fraude puede hacer temblar los cimientos del sistema electora nacional, sobre el que nunca hubo dudas serias, pero también el bolsillo de los ciudadanos e inversores.

Una vez que conozcamos el resultado, el país ingresará en un periodo de transición hasta el 10 de diciembre. ¿Cómo se transitará? Si gana Massa, podría anticipar algunas medidas de su propio gobierno. Sería la sucesión menos traumática. Pero si vence Milei, ¿qué hará Massa mientras se acerque la fecha de cambio de gobierno? ¿Hará el trabajo sucio que necesita Milei, devaluando el peso o dejará todo como está para que el libertario inicie su faena cuesta arriba? Difícil imaginarlo.

Por eso, es muy importante el discurso del triunfador, cuando se conozca el resultado. La crisis económica es muy profunda como para agregarle más dudas. Un discurso que priorice la gobernabilidad y el consenso, antes que la satisfacción de derrotar al adversario. Porque ninguno de los dos candidatos es dueño de los votos. Massa, si gana, es porque habrá aglutinado los votos peronistas pero también los de aquellos sectores más moderados de Juntos por el Cambio y los sufragios de quienes temen a Milei. Por el contrario, el libertario, en caso de resultar vencedor, haría mal en creer que todo es mérito propio, porque en rigor habrá logrado aglutinar los votos del anti kirchnerismo.

Es difícil imaginar lo que pueda ocurrir el domingo. Más complejo es saber qué sucederá durante toda la semana. Por lo pronto, muchos inversores ya se habían dolarizado, mientras en lo que va del mes otros apostaron a los bonos dollar-linked, apostando a un salto del tipo de cambio del dólar oficial.

Pero intentar adivinar que país nos espera después del 10 de diciembre está reservado para la ciencia ficción. Solo tenemos algunos indicios.

Algunos indicios para lo que vendrá tras el balotaje

Es inevitable una devaluación. La pregunta es cuándo. Massa parece tener una visión más gradualista que Milei. En su última aparición ante el círculo rojo de empresarios criticó la dolarización y el cierre del Banco Central; anunció que levantar el cepo llevará un año; dejó trascender que invitaría a formar parte del gobierno a Horacio Rodríguez Larreta;, afirmó que su ministro de Economía será un extrapartidario y sus hombres más cercanos aseguran que el ajuste del tipo de cambio será gradual.

Por su parte, Milei, desde que se le acercó Mauricio Macri, fue dando señales de mayor gradualismo con respecto al inicio de la dolarización (dijo que primero hay que limpiar las Leliqs y después la base monetaria) y también con la apertura de la economía y se desdijo de algunas de las promesas más duras que le sirvieron para catapultarse en el inicio de la campaña. Para los empresarios, ambos candidatos dejan muchas dudas. Incluso, algunos de los empresarios más liberales reunidos en el Cicyp reconocieron que no comparten las medidas más rupturistas de Milei, pero advierten que el libertario comprende las limitaciones prácticas de sus promesas.

Como explica una nota de Melina Manfredi en TN, el mercado en estos días está leyendo un futuro inmediato de moderación. Sea Massa o Milei contenido por la racionalidad de Macri, es un mercado calmo. El dólar blue está virtualmente paralizado y los dólares financieros, a diferencia de lo que ocurrió en la primera vuelta, no se dispararon. Consecuencia, en parte, del ingreso de divisas por la liquidación que hacen los exportadores con el régimen de 30% vía CCL. Pero ese programa de dólar exportador diferencial vence este viernes.

Las incógnitas son enormes para después del 10 de diciembre. Los desafíos también los son. La deuda argentina supera los US$420.000 millones; el Gobierno enfrenta hasta abrir vencimientos por US$12000 millones con el FMI y con otros acreedores públicos, privados e institucionales; la inflación navega al 150 por ciento anual; cualquier plan económico debería aceptar, primero, un sinceramiento de todos los precios, incluidos dólar, tarifas y góndolas, lo que podría llevar la suba de precios en 2024 a un rango muy superior al 200 por ciento y, al mismo tiempo se debe renegociar con FMI, reducir la emisión y el déficit.

¿Pueden Massa o Milei enderezar semejante desquicio financiero? ¿Podrá Massa mantener controlado al kirchnerismo y él mismo encarnar una nueva etapa del peronismo? Él asegura que sí, pero el kirchnerismo no se volverá a casa mansamente. ¿Podrá Milei desarmar el enorme entramado de leyes e intereses que mantiene maniatada a la economía desde hace décadas? Lo intentará y él cuenta con la ayuda de parte de JxC, pero le será imposible pasar una ley por el Senado a menos que negocie con el peronismo, que tiene casi el control absoluto del quórum, y consiga en Diputados más votos que los que pueda arrimarle JxC.

El domingo conoceremos quién será el próximo presidente. Pero, para las respuestas a todas esas preguntas, no las conoceremos hasta mucho tiempo después. Por ahora, todo es un acto de fe.

Fuente: Por Adrián Ventura (tn)

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