Los tres nombres que estudia Daniel Scioli para presidir Aerolíneas Argentinas

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avionConvencido de que la Presidencia no se le puede escapar, Daniel Scioli ha dedicado los últimos días a anticipar quiénes formarán parte de su eventual gobierno, tanto en el gabinete nacional como en otras áreas estratégicas.

En esa lógica, la dirigencia sindical aeronáutica aguarda con expectación que el candidato del Frente para la Victoria anuncie el nombre que tiene pensado para presidir Aerolíneas Argentinas. Por estas horas, son tres los nombres que se mencionan con insistencia.

Uno es el de Nicolás Scioli, el hermano menor del todavía gobernador bonaerense. Otro que se baraja es el de Alejandro Granados, hijo del intendente de Ezeiza y actual director de la Administración Nacional Argentina de Aviación Civil (Anac). También suena con fuerza LuisPablo Ceriani, hoy gerente de Aerolíneas en el área económico financiera.

Casado, vecino del Partido de Tigre y fanático del skate, «Nico» Scioli es licenciado en administración, especializado en análisis financiero. Desde hace un tiempo se desempeña como vicepresidente ejecutivo del Grupo Provincia. En rigor, viene colaborando con su hermano desde que éste diera sus primeros pasos en política, allá por 1997, cuando llegó a la Cámara de Diputados con el auspicio de Carlos Menem. ¿Experiencia en temas aéreos? Integró el directorio de Lafsa, la aerolínea K que nunca consiguió levantar vuelo.

Granados, en cambio, es sinónimo de La Cámpora ya que reporta directamente a Andrés «El Cuervo» Larroque. Su nombramiento o desplazamiento podría servir para determinar cuál será la relación que mantendrá Scioli -en una hipotética administración suya- con la guardia pretoriana del kirchnerismo.

Debe tenerse en cuenta que Aerolíneas es un bastión del camporismo, que allí colocó a cientos de empleados. Lo mismo pasa en la Anac, el organismo que está bajo la tutela de Granados y que se encarga de regular los servicios de la navegación aerocomercial.

El triángulo de candidatos se completa con Ceriani, un funcionario al que se identifica abiertamente con el ministro de Economía, Axel Kicillof. Tiene muy buen diálogo con los gremios del sector. «Con él se puede negociar», dicen algunos sindicalistas que verían con buenos ojos su proyección a la presidencia de AA.

¿Tendrá opinión propia al respecto Sergio Uribarri, al que Scioli ya garantizó el Ministerio del Interior y Transporte? Se verá.

Con el fin del gobierno K habrá terminado también el ciclo de Mariano Recalde, actual presidente de AA, quien reconoce que su futuro próximo está en la política, con base en la Ciudad de Buenos Aires. Hay que decirlo: los gremios no lo van a extrañar ni un poquito.

En líneas generales, las organizaciones sindicales aeronáuticas se reparten entre el apoyo a Scioli o mantienen posturas prescindentes. Escasean -por no decir que no existen- adhesiones a las candidaturas de Mauricio Macri y Sergio Massa.

«Scioli es el que más claro la tiene. Habla de mantener conectado a todo el país, que es clave para su propuesta de un mayor desarrollo de las economías regionales», señaló a InfobaeMarcelo Uhrich, secretario de prensa de la Unión del Personal de Empresas Aerocomerciales (jerárquicos del sector).

Uhrich, con más de 35 años de experiencia en el sector aerocomercial, concluye que «Macri desconoce el tema». Y al hablar de la actualidad de AA, destaca que ésta «figura en el 5° puesto del ranking mundial de seguridad».

Macri sabía decir que el hecho de que AA fuera pública o privada no iba a cambiarle la vida a la gente, aunque luego viró dramáticamente y sostuvo que la compañía debía ser estatal, «pero bien administrada». Massa, en cambio, presentó un plan de diez puntos entre los que se destaca erradicar a los «ñoquis de La Cámpora».

«Con el gobierno que sea, nuestra prioridad es la estabilidad de las 11 mil familias que dependen en forma directa de Aerolíneas», dijo también a este medio Juan Pablo Brey, titular de la Asociación Argentina de Aeronavegantes (tripulantes de cabina) y vocero de la poderosa Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (Catt).

Brey, un hombre joven con un perfil bien diferente al del clásico dirigente sindical, defiende la nacionalización de la compañía con la misma fuerza que se opone a la llamada política de Cielos Abiertos. «Ahí está el caso de los despidos salvajes y la flexibilización laboral en Air France. Nadie puede querer eso para Aerolíneas», sostiene, aunque admite que el próximo Gobierno no podrá manejar la compañía en piloto automático.

«Hay que poner un poco de orden y tomar decisiones importantes –asegura Brey-. Por ejemplo, AA no explota la carga como sí lo hace Lan. También deben recuperarse algunas rutas que se perdieron, como los vuelos a México y a Nueva Zelanda».

A la fecha, AA cuenta con 75 aviones, pero está lejos de alcanzar rentabilidad con la venta de pasajes: el Estado le transfirió más de cuatro mil millones de pesos el último año.

Juega abiertamente para el sciolismo la Asociación del Personal Aeronáutico: nuclea al personal de tierra y es el gremio más numeroso de la actividad. Reportan a la CTA kirchnerista de Hugo Yasky. También apuesta al candidato del oficialismo el gremio de los pilotos (APLA) que conduce Pablo Biró. APLA es la única entidad sindical que no integró la Catt, para quedarse con el taxista ultra K Omar Viviani.

Los técnicos de vuelo (APTA) del barrionuevista Ricardo Cirielli tienen demasiados problemas propios para ocuparse de la política nacional: la Justicia autorizó finalmente a una lista opositora a participar en la renovación de autoridades. Un proceso que se trabó tras la escandalosa elección de una Junta Electoral bochada por el Ministerio de Trabajo.

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