Luciana Fioretti, la joven mamá que salvó su vida tras el violento ataque de su ex pareja, habló por primera vez del hecho de sangre que protagonizó e indicó que la justicia no la escuchó cuando quiso denunciar la violencia a la que era sometida.
En una entrevista brindada a Canal 7, Luciana expresó: «Esa noche me encontraba con mi tía cuando llegó mi ex pareja y le pedí a ella -por algún motivo que no se vaya, que se quede conmigo. Justo llegaba la mamá de él con los chicos que me dijo que bajara una pileta que les habían comprado a los chicos».
Esa situación habría generado el enojo de Santiago Sosa, su ex pareja, quien la increpó diciendo que ella había mentido que le iba a comprar la pileta a los chicos.
«Cuando caminé 15 metros hacia la casa siento un disparo en la espalda, me miro y me salía humo y le digo por favor no y salí corriendo. Los chicos estaban presentes y gritaban, mi suegra los llevó a la pieza. No se cuantos disparos fueron, sólo atiné a hacerme la muerta como en las películas», relató.
Indicó además que esperó que arranque el auto para levantar la mano a fin de ser socorrida.
También contó: «Yo me esperaba este ataque porque ya me lo había dicho. Hice una denuncia que no me querían tomar en ninguna comisaría, en una porque no convivía con él, en otra porque él no estaba y la tercera por la zona y así. Tirándose las pelota las comisarías quedó todo sin efecto. He buscado un abogado y como estaban de feria me dijo que íbamos a esperar a mediados de enero para presentarlo en el poder judicial y ha quedado ahí».
Respecto a su reacción al despertar después de varios días en internación, Luciana destacó: «Me desperté y encontré a 80 personas acompañándome. Recién ahora puedo leer todo lo que se ha generado al rededor mío para apoyarme, inclusive su propia familia que es totalmente distinta a él. Estoy muy dolida por ellos y mis hijos, tendremos que aprender a vivir con esto. Hoy me siento muy contenida».
Asimismo señaló que ella se había encargado de hablar de las situaciones de violencia que vivía con sus profesores, amigos y hasta los padres de Santiago Sosa, «quería que sepan el peligro que yo corría, ya que de la justicia no he obtenido nada y como una ilusa pensé que contando a todos me protegía».
«Se que muchos han dudado de mi cuando conté, pero otros tanto me han creído y me han escuchado», finalizó.