Luis Caputo, sobre la corrida cambiaria: «Si hay que poner dólares sobre la mesa, los vamos a poner»

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Después del último capítulo de la corrida cambiaria, que llevó el dólar desde los $30 a los $38 en dos semanas, el presidente del Banco Central, Luis Caputo, afirmó que el tipo de cambio está en niveles competitivos y que el BCRA podrá vender más reservas para sostenerlo.

«El nivel de reservas es muy bueno. Hay que cuidarlas. A veces alcanza, como en julio, con contracción monetaria y tasa. Otras veces eso no es suficiente, como ahora, y hay que poner dólares arriba de la mesa. En momentos como este, con un tipo de cambio muy competitivo, hay que poner dólares arriba de la mesa y se ponen», dijo Caputo, al disertar en una convención del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF), en Mendoza.

Desde que ingresaron u$s15.000 millones del FMI, el 22 de junio pasado, hasta ayer, las reservas del BCRA cayeron u$s12.134 millones, hasta los u$s51.440 millones.

El titular de BCRA admitió que consiguió el aval del Fondo Monetario Internacional (FMI) para vender divisas y evitar que el dólar siga disparándose. «Hay un acuerdo con el Fondo con muchas reglas y estamos comprometidos con eso. Hay que cumplir con las cosas. Pero el Fondo está para ayudar. Tienen la mejor gente, súper razonable, y se puede demostrar que cierta estrategia no es la mejor para determinado momento. Se escucha y se lleva adelante (un cambio)», dijo. «Las subastas funcionaron bien en otros países, pero estaba claro que en las últimas semanas, con un mercado más disfuncional, no eran la mejor herramienta», agregó.

El BCRA venía realizando subastas de divisas entre bancos. De esa manera, contenía la suba del dólar, pero no lograba estabilizar el precio de la moneda ni, mucho menos, bajarlo. Por eso, el miércoles, cambió de mecánica y volvió a vender reservas directamente en el mercado. Así, la tendencia cambió y comenzó a bajar. Ayer retrocedió un peso y, en las primera hora de negociaciones, la divisa bajaba 30 centavos más en el Banco Nación, a $37,70 para la venta.

«En los últimos días, desde el miércoles, la estrategia cambió», confirmó Caputo. «Están los que dicen que hay que plantarse en determinado precio, en 28 digamos, y que no se puede ir de ahí. Están los fundamentalistas que dicen que tiene que flotar y encontrar el equilibrio en donde sea. No adhiero a ninguna de las dos. No están dadas las condiciones para que el Banco Central se plante en determinado precio. Tenemos un tipo de cambio flotante que permite absorber shocks. Y no tendría sentido hacerlo con este nivel de inflación tampoco. Si me hubiera plantado en 28 pesos y después venían Brasil, Turquía… Y que encuentre el equilibrio en donde sea, tampoco funciona así», consideró.

«Creo que el mercado entendió el mensaje, se tranquilizó mucho y ayer encontró un nivel de equilibrio sin intervención del Banco Central. Y Creo que vamos a encaminarnos a una situación de mucha más normalidad, de mucha más calma», agregó.

El presidente del BCRA afirmó además que el financiamiento necesario para cubrir los vencimientos de 2019 está «exageradamente cubierto» con el acuerdo con el FMI que se renegocia en Washington.

Caputo admitió que la crisis cambiaria pegó en la economía real. «En la economía estamos en un proceso de recesión, claramente, y vamos a hacer lo imposible para que la recuperación se dé lo más rápido posible». Según estimaciones del Ministerio de Hacienda que trascendieron informalmente, el Gobierno espera una contracción dl PBI del 2,4% para este año y una inflación superior al 40 por ciento.

Y confirmó que mantendrá las tasas de interés en niveles elevados hasta que termine la volatilidad. «¿Es viable la economía con tasas del 60%?», le preguntó el periodista José Del Río, que ofició de moderador. «Es de corto plazo, es lo que es porque estamos en crisis, es una taasa de crisis producto de tormenta, y no de largo plazo. Lamentablemente, esas son las armas que tenemos», respondió Caputo.

La crisis de los setenta años

El presidente del Banco Central, en sintonía con el mensaje presidencial del lunes, atribuyó la crisis actual a los «setenta años» de desequilibrios económicos.

«Esta tormenta, en los países desarrollados, duran un minuto y medio. Nosotros tenemos menos grados de libertad (para actuar) porque durante setenta años no se hicieron las cosas bien», dijo.

Y admitió que el gradualismo, que dependía del financiamiento externo, podía acabarse si los flujos de fondos se cortaban. «Siempre supimos que podría ser algo que eventualmente se iba a cortar (el financiamiento). No iba a estar ese viento de cola por tantos años. Claramente hubo un shock externo. Nos afectó más por nuestras vulnerabilidades propias y por shocks internos, la sequía y el escándalo de los cuadernos», dijo.

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