Luis Fonsi, sobre los que critican a «Despacito»: «Soy una persona que me lo tomo todo muy alivianado»

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Una habitación de hotel grande llena de gente: representantes de su discográfica, Universal, fotográfos, periodistas. Es que Luis Fonsi , a sus 39 años, resurgió cual ave fénix y con el pecho inflado asume que tiene muchos récords alcanzados: «Despacito» se convirtió en tan solo cinco meses en la canción número 1 del Hot 100 de Billboard, también en el video con más reproducciones -alcanzó el billón- y destronó a «Hello» de Adele en Spotify.

El tema del boricua no solo conquistó al público latino sino que está entre los primeros puestos en países donde el español no es una lengua accesible, como Singapur, Australia, Rusia y Japón.La cantan en Italia, en España y hasta en Canadá. Fue justamente Justin Bieber quien después de escuchar el tema en Bogotá pidió permiso al autor para hacer un remix que terminó por convertirlo en mito. En ese contexto, Fonsi fue invitado para cerrar la apertura de ShowMatch con su himno y por eso está de visita en Buenos Aires, donde hará dos shows el 1 y 2 de septiembre en el Luna Park.

«Tú eres la jefa por hoy», dice mientras se sienta en uno de los sillones del Four Seasons. Tiene un chupín blanco con varios tajos. Lejos quedó la corbata de cuando presentaba 8, su disco anterior. Ahora está más cerca de referentes del reggaetón que de un cantante romántico.

Todo comenzó una mañana en la que se despertó con una palabra («despacito»), entró a su estudio – que tiene en su casa- y fue junto a la compositora panameña Érika Ender con quien terminó de encontrar el camino. ««Despacito» siempre fue el centro de todo, todo lo que se iba a hacer, después está la rima con Puerto Rico, con Ay bendito», cuenta.

Cuando el tema estaba listo llegó la idea de sumar a Daddy Yankee. «Después de escribir la canción y de grabarla y de todo fue que me di cuenta que -basado en su ritmo y energía- necesitaba todavía ese momento de explosión, de un artista que lleve la canción a otro nivel. Ahí se me ocurrió llamar a Daddy Yankee, quien elevó la canción a otro nivel. La escuchó y la entendió», suma.

Y así fue cómo «Despacito» (producida por Andrés Torres y Mauricio Rengifo) nació. Muchos la definen como la canción más pegadiza de los últimos tiempos. Llegó a alcanzar a «Macarena», tras 25 años e imponerse en los rankings estadounidenses. Pero ¿cuál es la clave del éxito? Según Fonsi todo tiene que ver con el balance.

«Creo que tiene mucho equilibrio -musicalmente hablando-. En lo que es letra, una letra que es balanceada, en el sentido de que es una letra sensual, sin cruzar esa línea de convertirse en vulgar o sexual. Es una letra muy cuidada que nunca ataca a la mujer, sí tiene su picardía pero con mucho respeto. Tiene una melodía que es fácil de cantar que, aunque tiene mucha letra y muchas sílabas, es fácil de acordarse de ella. Tiene un ritmo que tiene el sabor urbano pero también tiene mucha musicalidad», enumera al hablar de la composición.

-No siento que estoy abandonando las baladas, porque creo que en este disco [el que será lanzado a fin de año] hay dos de las mejores baladas que he escrito y grabado en mi carrera. Pienso que es un crecimiento porque la música está evolucionando. Siempre lo comparo con la moda, como que uno eventualmente va cambiando y evolucionando con el tiempo. Para mí «Despacito» simboliza un sonido que ha ido evolucionado, yo no soy el primero que lo hago y nunca he dicho que le he sido, pero ha ido cambiando, se ha ido fusionando. El género pop durante décadas ha sido un género que se inspiró en los otros que estaban a su alrededor. En los años 70 era como el disco, en los 80, hubo un momento que era un poco funky, después más rock, en los 90, cambió al grunge y eso influenciaba en lo que hacían los artistas pop. Hoy día el género urbano y el latino están influenciando muchísimo el pop.

-Y así aparece «Despacito»…

-Claro, al final del día es una melodía pop pero que tiene un ritmo latino y urbano y, obviamente, al ser una colaboración con el artista más importante del género -Daddy Yankee- claro que le da esa magia, esa mezcla de melodía con ritmo. Y eso era justo lo que yo quería, porque es lo que yo escucho y es quién yo soy. Nací con este ritmo y esta inquietud por dentro, así que estoy disfrutando mucho poder combinar ambos mundos. Por eso la gira de hecho se llama Love and Dance; love, la parte romántica, dance, la parte rítmica.

-¿Y cómo reaccionaron tus seguidores ante este nuevo Luis Fonsi?

-De la gente que no le gusta el reggaetón he recibido muchos comentarios diciendo que le encanta «Despacito» y viceversa, la gente que solo escucha reggaetón de verdad y que le parece que el pop es muy melódico o muy suave también me ha dicho que le gusta el tema. Por eso utilizo la palabra balance. Pienso que está en ese punto, donde diferentes gustos, generaciones -desde los abuelos hasta los niños-, diferentes países… Hoy estamos número 1 en Rusia, Australia, Singapur, Japón, donde no saben decir ni «hola» en español se están conectando a la canción.

-Hay algo en eso de separar las sílabas que parece haber conectado con el público de habla no hispana…

-Sí. Hay algo en las sílabas, en la simpleza de separar la sílaba que se le queda a la gente, ese des pa ci to. Sí. Pero jamás estuvo planificado, quisiera decirte que estaba todo fríamente calculado y que tuve esa visión hace dos años de escribir esta canción para que penetre este mundo global. Pero no, fue como cualquier canción que uno escribe en la guitarra y simplemente tenía todos los elementos correctos y, obviamente, la escribimos para que se convirtiera en un hit, por supuesto. Pero lo que ha pasado en el mundo mundial ya fuera de nuestros mercados tradicionales ha sido un hermoso regalo.

-Y encima Justin Bieber la escuchó…

-Fue una sorpresa. La canción era un éxito en Latinoamérica y en Europa y Justin la escuchó en Colombia y se enamoró de la canción, puso su magia. Vuelvo y repito: la canción agarró otro vuelo. Le abrió una puerta a un mercado anglosajón que aún no me conocía, porque me conocía el mercado latino que vive en Estados Unidos pero el mercado anglosajón anglosajón de Oklahoma no conocía quién era Luis Fonsi ni Daddy. Por ese lado fue una puerta bonita que se abrió gracias a la compañía de nuestro amigo Bieber.

-Es como si se hubiera despegado de vos, y tendría vida propia la canción.

-Eso que acabas de decir lo digo todos los días, yo digo que la canción ya dejó de ser mía, hay algo mucho más grande pasando, ya es un movimiento. Creo que por varios días la palabra despacito fue la más buscada en Google. Unos datos muy locos con la canción, el video más visto este año, el que más rápido ha llegado a un billón en la historia sobrepasando a Adele y a «Gangnam Style», a temas que han sido muy muy importantes a nivel mundial.

-El género urbano es muchas veces puesto en la mira por sus letras, si bien «Despacito» habla de la mujer no cae nunca en la cosificación, ¿cómo lograste ese equilibrio?

-No es difícil, yo escribo todas mis canciones desde hace muchos años, no es algo nuevo. Cuando me siento a escribir una canción me tengo que sentir cómodo, compartiendo, diciendo lo que estoy diciendo. Vamos mucho más allá si es la mujer o no, simplemente las palabras que se usan. El castellano es un idioma que cambia de país a país y de repente hago coautorías con otros compositores y se nos ocurre una palabra y yo digo sabés qué yo no digo eso. No lo digo porque no va a sonar natural en mi voz, en mi acento y de donde yo soy, Puerto Rico. Tiene que ser algo que verdaderamente yo diría cada vez que yo canto esa canción, porque al final del día es mía. Y así también en este caso, yo quería hacer una canción que fuera muy sexy, muy sensual, que tenga un toquecito de picardía. Pero jamás me voy a sentir cómodo hablando y diciendo algo que yo no siento. Entonces, eso es algo que surgió en esta canción de buscar ese punto medio para que la gente se la disfrute y para que lo pueda cantar un adulto y un niño a la vez.

-¿Cómo va a ser el nuevo disco?

-Ya está grabado, saldrá a finales de año. Lleva esta línea de fusión, donde mezcla ritmos latinos, urbanos, pop y también tiene balada. No estoy dejando de hacer algo para hacer algo nuevo sino que simplemente estoy creciendo y evolucionando. Y especialmente ese lado más rítmico, pues dándole una personalidad muy exclusiva. Buscando ese sonido que yo pienso que la gente quiere escuchar y que yo me siento cómodo interpretando.

-¿Cómo te sentís en el escenario ahora? Tuviste que sacar tu costado más sensual…

-No es algo completamente nuevo para mí. Lo que pasa es que la gente está acostumbrada a verme en plan romántico y especialmente el disco anterior que era más vintage que andaba con una corbata todo el tiempo, con un chaleco y con la guitarra colgada. Ahora andar como más bailando, con una camisa sin mangas, como que sí hay una evolución. Claro. Pero yo siempre he sido así, nunca he llevado una línea, nunca me he quedado solo en un costado del pop, de la balada, siempre he jugado con ambos mundos. La gente que me ha visto en concierto conoce ese lado porque de repente canto una balada y de repente hago un tema súper pop con coreografía. Siempre he tratado de balancearlo, porque ese soy yo, soy inquieto, no me puedo quedar en un lugar mucho tiempo. No te puedo hacer un concierto de puras baladas, porque no soy un baladista, de traje, serio, ni tampoco un artista que te hace canciones de puro baile, me gusta balancear ambas cosas.

-Puerto Rico parece una usina de artistas, desde Ricky Martin a Calle 13, ¿qué tiene la isla?

-Somos el mofongo (un plato típico de la isla). Cada vez que me hacen esa pregunta sonrío con orgullo y alegría de saber que una islita tan pequeña esté llena de tanta música. También de que el mundo le haya dado la oportunidad a todos esos artistas a triunfar y que, hasta cierto punto, han sido influencia para mí. La verdad es que no sé qué es lo que tiene, lo que sé es que culturalmente la música para nosotros es vida, es todo. Somos de por sí gente muy inquieta, gente a la que le gusta bailar, que nos une la música y que un día sin música en nuestra vida es un día depresivo. Entonces, cuando uno se cría de esa manera y, especialmente, de la manera en que me criaron mis padres, que la música siempre tuvo mucha importancia en la casa, ¿no? Y por eso, en mi caso, me dediqué desde muy chiquito a escribir y a cantar.

-Si bien «Despacito» es todo un éxito, algunos han hecho parodias en las redes sociales e incluso hubo muchos que la criticaron, ¿cómo sobrellevás eso?

-Hay un dicho que leí hace poco que decía que si a todo el mundo le gusta lo que estás haciendo, estás haciendo algo mal. Uno no puede complacer a todo el mundo, pero uno tiene que seguir al corazón y hacer lo que le complazca a uno mismo. Ahora mismo tenemos la canción número uno en el mundo. Entonces, créeme que hay muy pocas cosas que me van a preocupar. Todo el mundo tiene derecho a tener su opinión y yo la respeto. Y así como yo también tengo mis gustos musicales, no todo me gusta, pero sí lo respeto y aplaudo todo lo que hacen mis colegas. Yo soy una persona que me lo tomo todo muy alivianado.

Dolores Moreno/La Nación

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