Macri envió a Washington al secretario Pompeo para saber qué hará Trump con Maduro y la crisis de Venezuela

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Fulvio Pompeo y Jorge Faurie son los arquitectos de la política exterior de la Argentina. Faurie es el canciller y Pompeo ocupa la Secretaría de Asuntos Estratégicos. El canciller ejecuta una tarea protocolar y vive arriba de un avión. Pompeo tiene una oficina despojada en la Casa Rosada, participa en todas las giras presidenciales y viaja al exterior en misiones reservadas por orden directa de Mauricio Macri.

El Presidente está preocupado por la crisis de Venezuela y necesitaba saber qué planes diseña Donald Trump para terminar con Nicolás Maduro y abrir una transición democrática. Pompeo llegó ayer al mediodía a Washington, desplegó una agenda política de altísimo nivel y a la medianoche regresó a Buenos Aires vía Miami. Ahora Macri ya conoce qué quiere Trump, y sólo falta saber qué hará Maduro ante la estrategia ofensiva y letal que planificó la Casa Blanca.

Mauricio Claver es asistente especial de Trump: un halcón republicano, en términos de la jerga cotidiana de Washington. Tuvo activa participación para lograr que el Fondo Monetario Internacional (FMI) apurara el crédito de 57.000 millones de dólares destinado a la Argentina. Y diseñó la hoja de ruta que implicó el desconocimiento regional a la segunda asunción de Maduro y el apoyo casi unánime de América Latina –con la excepción de Uruguay y México—a la autoproclamación de Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela. Claver interpreta a Trump, y no se inmuta cuando se le pregunta acerca de una eventual conspiración americana, si Maduro decide apresar a Guaidó o echa por la fuerza a los funcionarios del Departamento de Estado que aún están apostados en Caracas.

Pompeo y Claver tomaron café en las cercanías de la Casa Blanca. El asistente especial de Trump quería recibir al secretario estratégico de Macri en el Ala Oeste de Pensilvania 1600, pero eso implicaba cumplir una serie de pasos burocráticos que hubiera complicado la ejecución de la apretada agenda de Pompeo. En una charla coloquial que se extendió por una hora, Claver explicó al secretario argentino que Trump apuesta a la remoción de Maduro, la transición democrática en Venezuela y la convocatoria a elecciones libres y transparentes.

Pompeo retiró la coincidencia del gobierno con ese plan propuesto por la Casa Blanca y después ambos funcionarios revisaron la evolución de los temas que Macri y Trump trataron en Buenos Aires antes del inicio del G20. Pompeo y Claver hablaron sobre China, Brasil y los próximos comicios presidenciales en la Argentina. Trump apuesta por Macri y desconfía de las propuestas electorales del peronismo.

Paula Bertol es la embajadora argentina en la Organización de Estados Americanos (OEA). Bertol es conocida por su eficacia diplomática en Washington, y Pompeo pasó por su oficina antes de ir juntos a una audiencia con Luis Almagro, secretario general de la OEA. Pompeo repasó con Almagro la situación de Venezuela y ratificó la decisión de Macri de avanzar en una hoja de ruta que establezca la renuncia de Maduro, un gobierno de transición y la convocatoria a elecciones transparentes y democráticas.

Además de Pompeo, Bertol y Almagro, en la reunión estaban Gerardo (Gerry) Díaz Bartolomé –a cargo de la embajada de Argentina en DC, porque el embajador Fernando Oris de Roa está de vacaciones—y Gustavo Cinosi, un empresario vinculado a Carlos Zannini, con acceso directo al papa Francisco y actual asesor de Asuntos Institucionales de la OEA.

En las oficinas de Cinosi estaba Carlos Vecchio, un dirigente venezolano que Guaidó pretender designar como su representante diplomático en Washington. Vecchio pertenece a Voluntad Popular, se exilió en 2014 y tiene excelentes contactos en Estados Unidos.

Cuando se iba de la OEA, Cinosi le comentó a Pompeo que Vecchio estaba en su despacho. Entonces, el secretario de Asuntos Estratégicos de Argentina aprovechó la oportunidad y le reiteró al probable embajador de Guaidó en Estados Unidos que Macri apoyará la transición democrática en Venezuela. Vecchio no paraba de sonreír: detesta a Maduro y sueña con regresar a Caracas.

Niebla de guerra

Sergio de la Peña es respetado en la comunidad latina de Estados Unidos y fue un vocero calificado de Trump en pleno fragor de la campaña presidencial. James Mattis, secretario de Defensa, nombró a De la Peña como secretario adjunto para Asuntos de Latinoamérica. Y Pompeo, a la búsqueda de la información clasificada que pidió Macri, se entrevistó con De la Peña en las afueras del Pentágono.

Ambos funcionarios analizaron la situación en Venezuela y la influencia que ejerce Cuba, China y Rusia sobre el gobierno debilitado de Maduro. Para Pompeo y De la Peña, el régimen de Maduro termina cuando se quiebre la corporación militar y sea posible ejecutar una transición que evite una eventual guerra civil potenciada por los intereses de Raúl Castro, Xi Jinping y Vladimir Putin.

Antes de regresar a Buenos Aires, Pompeo fue hasta el Departamento de Estado para entrevistarse con Kimberly Breier, una republicana moderada que ocupa la subsecretaria de Estado para el Hemisferio Occidental. Breier habla muy bien español, tiene una maestría de sobre estudios latinoamericanos en Georgetown y durante diez años fue analista de la CIA.

Pompeo y Breier analizaron la relación bilateral, la visita de Macri a Brasil y la compleja situación en Venezuela. Maduro ordenó la expulsión de todos los representantes diplomáticos de Estados Unidos, y Trump se negó a retirarse porque no reconoce su poder institucional.

Si el líder populista avanza un paso más y detiene a los funcionarios americanos, la crisis en la república bolivariana puede entrar en un ciclo inédito de violencia geopolítica.

La información clasificada que Pompeo trae desde Washington será clave para que Macri pueda entender los próximos movimientos de Trump en la región. El presidente de los Estados Unidos está preocupado por Venezuela, el avance de China y la complicidad creciente entre narcotráfico y células terroristas. Una compleja agenda que impacta en América Latina y la fragilidad de su sistema democrático.

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