Macri, la vicepresidenta Gabriela Michetti y su equipo de colaboradores realizaron caminando el trayecto que va desde la Casa de Gobierno hasta el templo porteño, donde se realizó la celebración religiosa que incluyó la participación de distintos credos; entre ellos un representante ortodoxo, un rabino, un sheij, un anglicano y un pastor evangélico.
En su homilía, Poli citó versos del escritor argentino Jorge Luis Borges escritos en 1966, que señalaban que “nadie es la Patria, pero la Patria somos todos” y se refirió también a la “responsabilidad del bien común” de los gobernantes.
Luego de leer el texto del evangelio de San Juan que relata el lavatorio de los pies que Jesús hizo con sus apóstoles, que representa el servicio al prójimo, el arzobispo porteño destacó el lugar de los pobres y los que «se caen del sistema» y señaló que “hay que mirarlos desde abajo, y no desde arriba”.
«Imitar a Dios misericordioso es inclinarse ante los pobres, mirarlos desde abajo, no desde arriba. Es atender a los que no tienen voz, los que se caen del sistema, los pequeños privilegiados de Dios. Todo lo que hagamos por ellos a Él se lo hacemos, y Dios no se deja ganar en generosidad», aseveró.
En su mensaje ante las nuevas autoridades, Poli también se refirió a dos «hechos venturosos» ligados a este «nuevo tiempo para los argentinos» y mencionó el jubileo de la misericordia convocado por el papa Francisco, y los próximos festejos en el país por el Bicentenario de la Independencia.
Macri fue recibido en la puerta del templo por el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y el rector de la catedral, el padre Alejandro Russo. Adentro lo esperaba su esposa Juliana Awada, junto a quien se sentó en primera fila.
Entre otros representantes de la Iglesia, participaron de la celebración el obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Enrique Eguía Seguí, y monseñor Carlos Malfa.
Hacia el final de la ceremonia, Macri leyó una invocación, en la que se comprometió ante Dios a ser «instrumento de concordia, de paz y amistad social», y trabajar por una «Nación comprometida con la verdad» y la «diversidad que enriquece», así como luchar contra los flagelos que afectan a los más desprotegidos.
Por último, hablaron los representantes de los demás credos, quien coincidieron en destacar la «necesidad de reconciliación del pueblo» y pidieron «sabiduría y fortaleza» para las nuevas autoridades.
Entre ellos, el rabino Abraham Skorka -amigo personal del papa Francisco- pidió a las nuevas autoridades que «las necesidades del pueblo sean su preocupación» y que tengan «humildad y capacidad de diálogo», y los exhortó a que «sirvan al pueblo y no se sirvan» del cargo para el cual fueron elegidos.
Télam