Manserazo en el Festival de Cosquín

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«Hoy estamos celebrando los 60 años de este grupo querido», fueron las primeras palabras de Alito Toledo después de comenzar la esperada presentación de Los Manseros Santiagueños en este Cosquín 2019. Lejos de emocionarse, Onofre Paz, único miembro fundador presente, agregó entre muecas: «Cierto, ya me había olvidado».

Había algo de fastidio en el rostro de Paz, tal vez porque esperaba concretar el regreso de su hijo Martín, quien había actuado minutos antes de que ellos salieran al escenario. La anhelada reunión funcionaría como una especie de reconciliación ante el gran público tras aquella escandalosa actuación hace casi dos años en un festival cordobés, cuando el padre echó al hijo del escenario (y de la banda).

¿Por qué finalmente no pudo ser? Aunque oficialmente no se había anunciado nada, las especulaciones existían sobre todo teniendo en cuenta que habían sido programados el mismo día y con pocos minutos de diferencia. Recordemos que en la pasada edición, Los Manseros no estuvieron en Cosquín después de que la comisión decidiera bajarlos de la grilla por su actuación en el cercano festival de Avicultura en Santa María de Punilla, con pocos días de diferencia. Martín Paz tampoco había sido programado y este año era su debut aquí con su proyecto solista.

El show de Los Manseros fue lo esperado: una sucesión de clásicos muy celebrados por el público que aguantó estoico (largaron pasadas las dos) y la gran ovación cuando recordaron al fallecido «Fatiga» Reynoso, cuyo legado continúa en la voz de su hijo Hugo, el último integrante en sumarse al grupo tras la salida de Martín.

La invitada especial fue Marcela Morelo quien los acompañó en Para los ojos más bellos y en declaraciones a la prensa expresó su deseo venir alguna vez al festival con su propia propuesta.

Bodas de oro

Antes de saber que la de Los Manseros terminaría siendo una actuación más, Los 4 de Córdoba protagonizaron en la apertura lo que fue el gran festejo de esta noche con las leyendas del folklore. El grupo encabezado por Víctor Hugo Godoy celebró los 50 años con numerosos y diversos invitados.

Después de un arranque con himnos como Zamba de Alberdi y La Oma, aparecieron Los Nombradores del Alba (Facundo Toro, Nacho Prado y Daniel Campos) para interpretar una vez más Zamba para olvidar.

Luego pasarían El Negro Videla (Ella y el Sorocabana, en homenaje al clásico bar cordobés), Sergio Galleguillo (la chaya Chumao y cantar) y Destino San Javier (Por qué será), con quien Godoy bromeó por su juventud y su facha. «Nosotros moriremos vestidos de gaucho», remató.

«Soy amigo del padre de este músico y conocemos su banda desde que comenzaron», dijo el cantante antes de presentar a Alejandro Mondelo y Pity Fernández, tecladista y cantante de Las Pastillas del Abuelo, sin dudas la rareza de los invitados y con quienes cantaron Canción de las simples cosas, de Armando Tejada Gómez y César Isella. «Ahora en febrero vamos a Cosquin Rock», se animó Godoy. ¿Se lo imaginan?

Siguieron Lucio Rojas (De esas que te hacen llorar), «Chaco» Andrada y Diego Leguizamón de La Callejera (Jota cordobesa) y Guillermo Novellis de La Mosca (Amándote), quien en el cierre protagonizó un extraño momento al quitarle el micrófono al «Pipulo» Juárez e improvisar un feliz cumpleaños. El final fue con los Por siempre Tucu y el Candombe para José, al que sumaron el resto de los invitados para terminar cantando todos juntos.

Cantoras y cantores

Un momento para destacar fue el espectáculo denominado «Pampas», una juntada de cantoras de esa provincia y de distintas generaciones. Con una puesta al estilo de los viejos boliches de pueblo y hasta con vino en la mesa, Ángela Irene y Lucrecia Rodrigo, repasaron milongas y huellas con mucha personalidad, acompañadas de dos destacados guitarristas.se gano un cerrado aplauso de la plaza.

Los Carabajal presentaron un adelanto en exclusiva de su película, La historia de una familia que canta, próxima a estrenarse y arrancaron con una evocación al monte santiagueño y claro, a la madre chacarera. Allí estaban Musha, Kali, Walter (los tres Carabajal, este último celebrando cumpleaños) y Blas Sansierra, vestidos con unas llamativas camisas (¡está bien!) y algunas canciones nuevas de un disco por venir que grabaron en Traslasierra.

«En esta obra que estrenamos hay una reivindicación a los pueblos originarios, porque antes de la conquista esta tierra ya tenía dueño», lanzó Musha antes del estreno. También hubo tributo a Jacinto Piedra y su canto comprometido.

El máximo momento de conexión con la plaza fue con La engañera de Julio Argentino Jerez y un coro conmovedor, que se repitió en el final (Aunque me duela el alma). Ese ida y vuelta demostró la vigencia de la leyenda.

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