Y se lo pudo ver a Diego por estos días siempre cerca de un seleccionado con camiseta celeste y blanca, esa a la que mejor representó, aunque siguiendo al representativo que juega al único deporte que se practica con pelota ovalada: Los Pumas.
Pero Maradona no solamente anduvo por Inglaterra como un hincha más del seleccionado nacional de rugby, sino que participó previamente de una arenga cara a cara con los muchachos de Daniel Hourcade, quienes lo escucharon con la misma devoción con la que se venera a una deidad.
Con la exótica y lejana Dubai como domicilio permanente de los últimos años, hoy por hoy Diego se debate entre disfunciones familiares y un futuro cercano a la FIFA que tanto denostó desde la época del brasileño Joao Havelange hasta este presente de diáspora del suizo Joseph Blatter, que se aleja acosado por esa corrupción que Maradona siempre denunció.
Pasaron los años, hoy se le «cae la baba» por su único nieto, Benjamín Aguero, el hijo de Giannina y el ‘Kun’, sigue hablando «de todo» como siempre, sin importar que mañana sume en su almanaque personal medio siglo y un lustro de vida. Y en ese tiempo, como Carlos Gardel, definitivamente «cada día juega mejor».
Télam