«Las cosas no van a cambiar de un día para otro, dentro de la FIFA sigue habiendo muchos enemigos que formaban parte de un sistema corrupto», comentó Maradona en una entrevista que concedió al diario marroquí Al Massae, en su mansión en Dubai.
El ex futbolista, que acaba de cumplir 56 años, respondió rotundamente que «sí» a la pregunta de si confía en Infantino: «Hay un largo camino por recorrer, si en cinco años acabáramos con treinta años de corrupción, eso sería fantástico», agregó.
El ex campeón con el seleccionado argentino en México 1986 manifestó que cuando estallaron los escándalos que salpicaron al anterior presidente Joseph Blatter, sus amigos futbolistas (entre los que cita a Ronaldinho, Rivaldo, Eric Cantona y Zico) lo llamaron para decirle: «Has derrotado a la FIFA».
«Antes sentía que era el único que se enfrentaba a la organización, pero ahora no guardo rencor a nadie. Ha habido incluso periodistas que me llamaron para pedirme disculpas por no haber confiado en mí», pero insistió en lo principal: «Que la FIFA esté al servicio de todos y dirigida por personas honradas», según consignó la agencia EFE.
Diego también comparó el fútbol que hoy se practica con el de su época: primero, cree que «hoy se corre mucho y se dan pases muy largos hacia adelante»; segundo, «estamos dando demasiada importancia al entrenador, tanta como a los jugadores», y tercero, «el fútbol carece de mediocampistas y delanteros de calidad, y hoy los defensas son los que más fama tienen».
No faltaron preguntas sobre Leo Messi, y Maradona no dudó en calificarlo de «un genio», aunque añadió que «estamos poniendo en su espalda demasiada sobrecarga, lo que no está bien, porque cada equipo tiene once jugadores».
Maradona fue invitado por segundo año consecutivo por la Federación Marroquí de Fútbol para participar el próximo 6 de noviembre en un partido entre viejas glorias africanas y del resto del mundo, todo ello dentro de los actos de conmemoración por parte de Marruecos de la Marcha Verde, con la que dio comienzo a la ocupación marroquí en el Sáhara Occidental.
Télam