La historia de un hombre que superó dificultades, problemas financieros, crisis y adversidades diversas. Aquel pibe de Bolívar que, de haber nacido en Estados Unidos, hubiera cumplido con creces el tan anhelado “sueño americano”.
Hoy festeja 58 años y, en aras de esa enorme trayectoria de éxitos, popularidad extrema y poder, se erige como uno de aquellos personajes de mayor incidencia en el recorrido de los medios de comunicación social de un país en permanente crisis con su identidad.
Ese hombre, Marcelo Tinelli, creador de ese ícono “ShowMatch” y “Bailando” con más de 28 años de presencia en nuestras pantallas, todo un verdadero récord en nuestros televisores, hoy será agasajado por su esposa, Guillermina Valdes, y sus hijos, en esa celebración tan íntima, afectiva y personal que se merece un protagonista indiscutible de la realidad cultural, social y política del país. Aquel muchacho de Bolívar tuvo que trabajar desde muy joven (vendía zapatos y helados) para ayudar al mantenimiento de su familia luego de la muerte de su padre, Dino, también periodista.
Ya en Buenos Aires, estudio en el colegio Manuel Belgrano y luego integró las divisiones inferiores de Defensores de Belgrano y San Telmo. Le apasionaba escuchar “La oral deportiva Edmundo Campagnale” comandada por José María Muñoz y equipo. Empezó como cadete de esa emisora y luego realizaba vestuarios de los partidos de Primera División que cubría dicha emisora. “Atento, Marcelo Tinelli, vestuario de Vélez”, le espetaba el recordado Gordo con tono inquisitivo. Y ahí estaba Marcelo, siempre sonriente, con su libreta y micrófono dispuesto a estrecharse en un abrazo con sus colegas.
Cabe recordar que también fue colaborador de este diario, puntualmente en la sección Deportes, edición matutina, y jugó, por otra parte, para el equipo de “Crónica” en los torneos de fútbol organizados por Cepa (Centro de periodistas acreditados en la AFA), años 80, en el lugar que se encontraba ubicado en la calle Pepirí, barrio de Parque de los Patricios.
Luego, tuvo la posibilidad de colaborar como periodista de deportes en el ciclo “Badía y compañía”(1989), de Juan Alberto Badía, en El Trece, y un año después Gustavo Yankelevich le ofrece la gran oportunidad de su vida: conducir un programa (“VideoMatch”) sobre deportes y que, por esa paradoja del destino, había rechazado el locutor Gustavo Luteral. La atracción del ciclo versaba sobre accidentes deportivos en competencia conocidos como bloopers.
Más tarde vendría su emblemático ciclo “Bailando”, bastión de la tevé hasta nuestros días, e incursionó, también, los domingos con su programa de entretenimiento, “Ritmo de la noche”. También produjo ciclos de ficción en la tevé y, como productor, puso su reciente registro en el filme “La reina del miedo”, de Valeria Bertuccelli.