Marcos Peña tiene un despacho despojado con ventanas hacia Puerto Madero. Acepta con una sonrisa resignada que los camarógrafos de Infobae invadan su ámbito de poder y contesta las preguntas con pasión y sin levantar la voz. «El que espera o el que piense que Mauricio Macri está golpeado, que no quiere hacer campaña, no lo conoce», afirma para descartar un eventual Plan B, que implicaría reemplazar la candidatura presidencial de Macri por la gobernadora María Eugenia Vidal.
Peña reconoce la crisis económica, cuestiona con diplomacia política a Marcelo Tinelli y asegura que tienen siete meses para recuperar los votos perdidos por la inflación y el ajuste. «Si sólo mira la coyuntura y el corto plazo y no se profundiza, lo más probable que es que repita lo que llevó a esta frustración y fracaso de muchos años», dice para enfatizar que, desde su perspectiva, Cambiemos es el futuro y las opciones peronistas una variable aggiornada de un pasado que ya no volverá.
—Como jefe de Gabinete es uno de los políticos claves en el gobierno de Cambiemos para generar la estrategia electoral hacia la reelección del presidente Mauricio Macri. En este contexto, ¿cuáles son los obstáculos que debería vencer Macri para lograr su reelección?
—Centralmente la discusión es entre resignación y esperanza. La decisión de seguir transformando el cambio y salir de esa mediocridad, frustración y fracaso que acumuló la Argentina durante mucho tiempo. Esa es la discusión central, es una discusión que hace al día a día de la vida y del futuro de los argentinos.
—¿No cree que esa discusión se puede dar en votantes que llegan a fin de mes y comen todos los días y no sobre aquellos que están pensando el tema inflación, el aumento tarifario, la pobreza, el desempleo?
—Está claro que hay distintos votantes y miradas sobre la realidad en la Argentina, pero también es cierto que todos esos problemas que mencionás son problemas que venimos arrastrando hace mucho tiempo. Y entender por qué los hemos tenido es una primera discusión muy importante que todo argentino tiene que saber. Si sólo mira la coyuntura y el corto plazo y no se profundiza lo más probable que es que repita lo que llevó a esta frustración y fracaso de muchos años. Ahora, cuando discutimos esta idea de cambio, son cosas muy concretas: si tu hijo va a aprender en la escuela o no, si vas a poder usar un transporte público de calidad o no, si te van a robar tus impuestos cuando hacen obras públicas con sobreprecios, si van o no a apañar al narco, al transa de la cuadra porque está arreglado con el puntero del barrio. Son discusiones que hacen a la calidad de vida, a lo que tiene que ver con todo un desarrollo en la vida de los argentinos.
—Usted plantea una institucionalidad y una mirada argentina hacia el futuro, pero frente a eso está, por ejemplo, la candidatura presidencial Cristina Kirchner, y hace no más de diez días la Corte Suprema confirma su prisión preventiva como presunta encubridora de los terroristas que atacaron a la AMIA. ¿Cómo explica ese choque de mundos…?
—Eso tiene que ver con la época y con entender que hay una porción minoritaria de los argentinos que comparten una mirada y una explicación de todas esas cuestiones con Cristina Kirchner. Digamos, es un voto que existe y que todos conocemos.
—Perdón, no es una minoría, en las encuestas ella aparece muy alto en la intención de votos.
—Pero sigue representando una porción minoritaria, no es una porción mayoritaria que en las encuestas esté representando más del 50 por ciento de los argentinos…
—En ninguna encuesta hay candidatos con el 50 por ciento…
— Bueno, está bien, por eso, ella representa una porción minoritaria de los argentinos que comparten su mirada sobre el país y sobre el mundo y que creen que el proceso de cambio que hemos iniciado los argentinos y que lidera éste gobierno es un retroceso respecto a las conquistas que tenía en su época.
—¿Fue un error llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que planteó un programa de ajuste tan profundo?
—El 100% de los problemas argentinos son argentinos, creados por argentinos y a solucionar por argentinos. Lo que hoy tenemos es un respaldo internacional inédito en nuestra historia, en gran parte porque con el correr del tiempo fue quedando cada vez más claro que algunas cosas no se discuten más, cómo se resuelve la inflación no lo discute ya nadie en el mundo, salvo aquellos países que todavía no lo logramos hacer. Ahora, comprender que son responsabilidad nuestra los problemas y las posibles soluciones y al mismo tiempo entender que el mundo ya no le da más crédito a la Argentina porque son muchos años, mucho tiempo de decepción y de default y de mentiras. Entonces lo que hoy tenemos es el respaldo del Fondo Monetario, pero los deberes para hacer son nuestros. Y cualquiera que diga lo contrario, y que diga que hay una solución mágica que nosotros no estamos haciendo, le están mintiendo a la gente como le mentía cuando gobernaba.
—¿El gobierno de Mauricio Macri hizo todos los deberes?
— Yo creo que el gobierno de Mauricio Macri hizo una enorme transformación en todos los rubros. Si uno mira en calidad institucional, si uno mira en lo que tiene que ver con políticas sociales y desarrollo humano, lo que uno mira en términos de vínculos con el mundo, en la lucha contra el narcotráfico y la mejora de la seguridad, en materia de desarrollo de infraestructura y energía y también en sentar las bases para una economía de crecimiento, creo que hicimos una enorme transformación. Si me decís si logramos todos los resultados a la velocidad que hubiéramos querido, por supuesto que no, obviamente no.
—¿Pero no le preocupan los niveles de pobreza, indigencia y desempleo?
—Por supuesto, para eso nos metimos en esto. Ahora, la pobreza en el peor de los escenarios sigue estando igual que cuando nosotros llegamos de manos de un gobierno que decía que teníamos menos pobres que Alemania, o sea no creamos la pobreza nosotros. Ahora, además de eso igual hemos trabajado en la pobreza estructural, porque justamente combatir el narcotráfico ayuda a los sectores más vulnerables, eliminar el clientelismo ayuda a los sectores más vulnerables, porque mejorar la infraestructura social, las cloacas, el agua potable, hacer el primer censo nacional de los barrio populares, ayuda a los pobres. Entonces, independientemente del índice, que obviamente está correlacionado con la inflación, lo que se ha hecho nos permite decir que en todos estos grandes ejes que te mencionaba estamos mejor que en el 2015.
—En el gobierno de Raúl Alfonsín y de Fernando de la Rúa, el peronismo viajaba a Washington para conspirar, movían el dólar para generar una crisis y movilizaban gente. ¿Cree que ese modelo se puede repetir cuando se acerque la época de la primera vuelta electoral con un peronismo que olfatea que tiene chance de llegar al poder de nuevo?
—Me parece que los recursos repetidos pierden vigencia por un lado y que hoy es muy difícil hablar de un peronismo solo, ¿no? Tenés peronistas en Cambiemos, peronistas…
—Digo los que no están en Cambiemos.
—Me parece que hay que ser muy claro respecto a diferenciar actitudes, porque tenés gobernadores que han tenido una actitud institucional de apoyo a las transformaciones, senadores como (Miguel Ángel) Pichetto, diputados, distinta gente que ha tenido una actitud muy institucional, con sus diferencias, siendo opositores, pero que ha tenido una actitud institucional, y sectores más cercanos al kirchnerismo y otros sectores que nunca aceptaron la legitimidad de las urnas y que se grafica en Cristina no yendo a la asunción de Macri y de ahí en adelante nunca asistiendo a una Asamblea Legislativa. Eso tiene un diseño, no es una improvisación.
—¿No se imagina al peronismo conspirando contra Macri ante la eventualidad de que no lo puedan derrotar en la primera o en la segunda vuelta?
—Es evidente que en estos tres años ha habido gente que ha intentado tratar algún tipo de desestabilización para cosechar la idea de un caos o que no podíamos terminar. Pero en cualquier caso, primero la sociedad no es tan ingenua ni tonta para no ver esos intentos medio burdos. Y segundo lugar, este gobierno está muy firme no sólo en la tarea de gobernar sino también en la tarea de seguir adelante en las transformaciones.
—Asumiendo el conocimiento que tiene de las nuevas tecnologías, por ejemplo, la inteligencia artificial, la big data o los algoritmos, ¿cómo eso lo están aplicado o lo van a aplicar para la campaña electoral de Cambiemos?
—Yo creo que de verdad la discusión tecnológica esta sobrestimada en términos de herramientas de campaña. Yo creo que lo que está subestimado es en términos de transformación de la sociedad. Hoy estamos viendo una de las transformaciones más grande de la historia de la humanidad a partir del empoderamiento personal que hace que todos los que estén viendo o leyendo esta nota lo tienen en su mano y no tienen intermediario como antes. Y que además opinan y participan y tienen un empoderamiento que les cambia su mirada sobre la política y demás. Creo genuinamente además que los procesos políticos representan a partir de un liderazgo, motivaciones y valores que son mucho más profundas. Y creo de verdad que en esta elección los protagonistas centrales son los votantes y que hay una intoxicación de análisis y de especulación y no entender que la elección se va cero a cero a las 8 de la mañana el 27 de octubre y a partir de ahí, en esas horas se vota. Entonces creo de verdad que a veces en esa discusión se sobrestima el poder de manipulación…
—No planteaba que a partir de un algoritmo se puede manipular un votante, yo lo que planteaba es que teniendo en cuenta esas herramientas, en determinado momento se puede llegar a la conclusión de que Macri no garantiza la continuidad del proyecto Cambiemos y entonces poner en marcha un plan B, J o Z…
—Lo entiendo, pero de verdad razonamos y trabajamos de una manera distinta…
—¿Cómo sería?
—Confiando mucho más en la raíz de este proyecto y este proceso de cambio que ha habido.
—Es decir, ¿no hay un cruce de fecha límite y cantidad de imagen positiva del Presidente para decidir si va a ser candidato o no…?
—No, no. Mauricio no va a determinar eso, porque justamente es la pelea en la que estamos, la lucha por la que nos metimos en esto hace más de 15 años, y que tiene que ver con representar una agenda de valores y de transformaciones para los argentinos. Y así nos enfrentamos a muchas dificultades en todos estos tiempos, pero estamos convencidos. En el 2011 nos decían «se tiene que subir a la presidencia» y dijimos «no, Mauricio tiene que continuar los ocho años de la Ciudad». En 2013, nos decían «se tienen que aliar con Moyano y Lavagna», que eran socios en ese momento, dijimos «no, vamos a priorizar la construcción del PRO»; en el 2015 nos dijeron «bájenla a Vidal para aliarse a Massa porque de esa forma…». En 2017 nos dijeron «van a perder la elección». Bueno: creo que el problema no es que somos unos fenómenos y sabemos una magia rara, es que están leyendo mal lo que le está pasando a la sociedad.
—Es decir, su lógica electoral es la confianza del votante que podés preservar o volver a conquistar, más una figura central que es Mauricio Macri.
—No. Es Cambiemos, es un equipo.
—Está bien, pero el líder de Cambiemos es Macri.
—Por supuesto, Macri es el Presidente y el líder de este proceso
—¿No imagina ninguna hipótesis de trabajo de acá hacia adelante sin Mauricio Macri en el ticket presidencial?
—No.
—No lo imagina.
—No.
—Una vez definido este concepto básico, ¿para usted quiénes son los adversarios a derrotar en los comicios presidenciales?
—Te lo vuelvo a decir: la resignación y el escepticismo.
—Está bien, pero eso tiene que tener un rostro, porque en la boleta te ponen una cara y un apellido.
—El rostro son muchos argentinos que sienten que el cambio no les llegó en estos tres años…
—¿Quién le preocupa más: Cristina o Lavagna?
—Me preocupa más la resignación y el escepticismo. Yo creo que Cristina no es capaz de sumar un voto más que los votos de culto que ella tiene por la positiva. A lo sumo puede coleccionar votos que se frustren y que se decepcionen y que crean que no se puede transformar este país. Y lo mismo Lavagna.. Creo que Cristina y Lavagna son propuestas antiguas, conservadoras, incluso en algunas cosas reaccionarias, porque es volver al 2002, volver al 2005, volver al 2007…
—¿Qué piensa de la posición de Marcelo Tinelli?
—Yo creo que él viene expresando hace tiempo que quería participar en política y estará buscando el lugar donde hacerlo, válido, qué sé yo, en su momento lo canalizó de una manera, después lo canaliza de otra. Ojalá, somos los primeros en promover que más gente se meta a hacer política. Pero me parece que es muy importante arrancar de poder valorar los procesos de organizarse, de construir ideas, de construir equipo, de tener un diagnostico real de lo que está pasando. Y creo que muchas veces terminan siendo un poco irrespetuosos con el Presidente y sobre todo con el amigo de ellos, porque muchos de ellos tienen una relación de amistad.
— ¿Quiénes, por ejemplo? ¿Tinelli?
—Por un tema de la chiquita, del posicionamiento; creo que eso es una picardía.
—En algún momento planteó que ser Jefe de Gabinete implica proteger al Presidente, ¿sigue manteniendo ese concepto?
—En gran parte el rol tiene que ver con eso, ¿no? O sea, es un trabajo donde uno tiene que asumir todos los costos que haga falta para cuidar al Presidente y a un equipo y un mandato electoral. Voy a ser uno de los jefes de Gabinete que más tiempo ha durado en el cargo y obviamente es un cargo que te desgasta y que implica esa fricción. Pero cualquier otra idea me parece que sería hacer mal la tarea.
—¿Y cómo se protege a un Presidente desde la Jefatura de Gabinete?
—Bueno, en general uno en estos lugares toma muchas decisiones todos los días. Algunas las toma el Presidente, algunas las toma uno, otras las toman los ministros.
— ¿Por ejemplo?
—Es muy difícil dar un ejemplo en concreto. Pero sí diría que es esa dinámica donde uno tiene que pensar no tanto en uno, sino en cómo cuidar no solo al Presidente sino también el mandato que tiene el presidente. Una cosa es tan importante como la otra.
— Teniendo en cuenta los años que tiene de amistad y cercanía con Mauricio Macri, ¿lo nota en estas semanas más irritado o más molesto porque arrancó la campaña electoral?
— Nos estamos jugando la vida, no vinimos a ninguna otra cosa acá que a hacer las cosas bien, a tratar de aportar un tiempo. Y creo que eso, el Presidente lo transmite con toda la pasión que tiene. Nadie le puede decir que vino acá a enriquecerse, a hacerse famoso, a concentrar todo el poder, a ir por todo. Es un tipo que está realmente comprometido de corazón las veinticuatro horas, que sufre por este país, sufre por no ir más rápido, sufre y disfruta las cosas buenas que van pasando que también son muchas. Y esto es así, es una intensidad muy grande. Y esa intensidad está a flor de piel, y van a ver un Mauricio que va a estar defendiendo con uñas y dientes no, de vuelta, su Presidencia, sino esa idea de cambio que nació en los argentinos. Y el que espera o el que piense que Macri está golpeado, que no quiere hacer campaña, no lo conoce. El Presidente es un peleador, es un luchador que construyó todo esto desde la nada.
—¿Alcanza con eso para lograr la reelección?
—Tenés una parte muy importante para arrancar y estás mucho mejor que lo que estabas en marzo del 2015, mucho mejor. En organización política, en intención de voto, en claridad de lo que queremos. Y tenemos siete meses para convencer a los que estén dudando de que para atrás no están las soluciones. Y ese es el tema clave, llámese como se llame el para atrás, pero no es por ahí. Y ni siquiera somos los dueños de las soluciones, esto es un cambio que tiene que llevar 20, 30 años. Es un cambio de verdad de un país que tiene una potencialidad infinita y que por mala dirigencia y por mala organización no la ha podido desarrollar y eso se llama 30% de pobreza, se llama atraso, se llama mala educación. Se llama un montón de cosas que tenemos que mejorar.
—Última pregunta. Hay un sector del peronismo que propone un indulto general a Cristina y sus amigos del anterior gobierno a cambio de sus votos. Y Macri ha señalado en las últimas horas que propondría un acuerdo político si obtiene la reelección presidencial. En este contexto, ¿ustedes también están pensando un indulto para cerrar todos las causas de corrupción?
—Jamás podríamos negociar la impunidad, sería el fin de cualquier posibilidad de cambio en la Argentina. Pero de vuelta, por eso, volvemos al tema estructural, esto es todo integral, no hay una posibilidad de remendar el país a medias. Nosotros necesitamos un país transparente, moderno, integrado al mundo, sin clientelismo, con instituciones sólidas, con una economía que funcione como en el resto del mundo, creciendo y generando empleo por los próximos 20 años. Y así, entonces, podremos encauzar nuestro futuro, entendiendo que estamos en un momento del mundo súper complejo, súper desafiante, donde nunca llegás al paraíso, nunca llegás al lugar perfecto, pero sí te permite renovar la esperanza y salir del pantano donde estás desde hace décadas.