Valenzuela remarcó que estuvo muy angustiada, comiendo papilla y cansada de tener que masticar un pedazo de pollo durante 15 minutos. “Un día mordí una medialuna y sentí un ‘crajj’. Se me rompió una muela. Yo estaba sensible y cualquier cosa me afectaba. Me escribían que era un monstruo y una calavera. Me cansé”, dijo antes de subirse al avión.
María Valenzuela está viviendo un calvario hace tres años por culpa del odontólogo al que le confió su salud bucal. El trabajo que le hicieron quedó mal y no puede comer alimentos sólidos, por lo que tiene un avanzado estado de desnutrición.
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