Recalculando. El cimbronazo político que representó para el ecosistema de Juntos por el Cambio la dura derrota en las PASO del 11 de agoto forzó a Martín Lousteau -al igual que a muchos dirigentes del oficialismo- a bajar su perfil y reordenar el discurso para adaptarlo a la nueva coyuntura. El proceso de introspección personal resultó en un repliegue táctico: el economista le cedió lugar al dirigente político que se acercó al gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo; a Emilio Monzó, y también a Horacio Rodríguez Larreta. Con este último activó en los últimos días la campaña porteña para evitar un balotaje con Matías Lammens.
No son movimientos al azar. Estos tres dirigentes, analizó en Lousteau esta entrevista con Infobae, tienen que formar parte del nuevo liderazgo de Cambiemos, o Juntos por el Cambio; un liderazgo para la etapa post elección que define como “colectivo” y “horizontal” y en el que se incluye junto a Rogelio Frigerio, María Eugenia Vidal, Gustavo Valdés y Gerardo Morales.
“Cuando los problemas los abordas en soledad tenés menos perspectiva y es más probable que te equivoques”, afirmó el diputado, ex embajador en los Estados Unidos y primer candidato a senador por la ciudad de Buenos Aires.
-¿No llegan tarde las medidas o promesas económicas que comenzó a realizar el presidente Mauricio Macri?
-Lo que el Presidente está haciendo es contando cómo sería una administración futura, y creo que lo mismo vale con otros mismos actores que empiezan a cobrar relevancia en el escenario de Juntos por el Cambio, como en el caso de Alfredo Cornejo en las elecciones (de Mendoza). Lo que se muestra es que este espacio tiene muchos otros referentes que han dicho ciertas cosas sobre el rumbo económico, sobre cómo abordar algunos problemas, y creo que eso se incorpora ahora en el discurso nacional.
– ¿Cuánto hay de impericia, cuánto de condición estructural y cuánto de factores externos para explicar la crisis económica?
-El problema estructural de la Argentina es mucho más grave de lo que decimos, de lo que reconocemos. Este es un país que crece en el último medio siglo menos que la mitad que el resto del mundo. El único país que ha tenido más recesiones que la Argentina es el Congo. Y se ha sextuplicado la pobreza y duplicado la desigualdad en medio siglo. Entonces ahí hay un problema grave. Eso requiere una lectura estructural de lo que le pasa a la Argentina, por que sino abordás mal la coyuntura. Entonces, hubo una subestación del problema estructural de la Argentina, no solo de este gobierno sino a través del tiempo, porque sino no lo repetiríamos. Segundo, hubo una sobreestimación de la capacidad para resolver estos problemas, porque muchas veces le echás la culpa de la coyuntura al otro lado, que es lo mismo que estoy viendo ahora. Y, por último, si no resolvés bien estas cuestiones te generan vulnerabilidades y los shocks externos amplifican las vulnerabilidades. El principal problema de la Argentina es que la clase política y la clase dirigente no tiene bien diagnosticado el problema estructural y para salir de eso tenés que administrar el Estado de otra manera: más cabeza y más músculo. Es significativo lo que estamos haciendo en la Ciudad, el hecho de unir diagnósticos.
-¿Qué etapa se cierra y cuál se abre después de las elecciones?
-Una etapa que tenemos que cerrar definitivamente es la de la grieta, y eso vale hacia adentro de cada espacio y después como sistema político argentina. En lugar de tener un sistema polarizado, tengamos un sistema con dos polos pero que puedan interactuar. Esa interacción va a requerir un diagnóstico, construir espacios fuertes de cada lado para administrar con músculo y, en virtud de ese diagnóstico, interactuar con el otro lado. Cuando vemos las declaraciones y la campaña de distintos integrantes del Frente de Todos, ahí hay un margen de aleatoriedad muy importante. No sabemos cómo el kirchnerismo va a abordar los desafíos y las restricciones que tiene la Argentina, porque algunas cosas son las que dice el candidato, Alberto Fernández, de cómo se abordaron en el pasado y las critica, pero también vemos otras manifestaciones dentro de ese espacio que señalan una dirección diferente, y eso es un gran signo de interrogación sobre cómo va ser. Lo primero que tenemos que hacer es reducir la aleatoriedad, para eso hay que construir un espacio en Juntos por el Cambio, que si le toca gobernar tenga más capacidad para afrontar los desafíos que tiene la Argentina pendiente. Y si no le toca gobernar que pueda acompañar las cosas que están bien, pero ser muy firmes si el rumbo que toma el Frente de Todos es contrario a lo que se pretende para la Argentina.
-En tu último libro, “Debajo del agua”, hace referencia al carácter cíclico de las crisis argentina. ¿Tiene solución?
-Argentina está otra vez en los mismos problemas de siempre. Es algo recurrente. Ya tuve dos hiperinflaciones, dos crisis financieras internacionales, la gran depresión, el default más grande de la historia, recesión y devalución 2012, 2014, 2016, 2018 y 2019. Es evidente que los problemas vienen de una origen que llamo estructural y que se manifiesta de distintas maneras. La política genera un gran desorden cuando no puede poner prioridades y es muy difícil poner prioridades solo de acuerdo a tu visión, y que el otro cuando gana te diga que las prioridades son otras. El Estado argentino tiene mucha más plata que antes y nunca le alcanza, entonces no solo tiene déficit, sino que al final te tiene que sacar plata de alguna otra manera, además de los impuestos, entonces te la saca con inflación, con deuda, con restricción, con cepo, con corralito, Lo que tiene que abordar la clase política es definir qué es prioritario y qué no lo es.
-Siguiendo la pregunta anterior sobre etapas que se abren y etapas que se cierran, ¿piensa que es necesario un nuevo liderazgo dentro de Cambiemos o Juntos por el Cambio?
-Si gana (Mauricio) Macri, por una necesidad de ampliación de este diagnóstico estructural, tenemos que abordar mejor la realidad. Si gana, su liderazgo sería validado, pero creo que sería un liderazgo más abierto y más colectivo. Si eso no ocurriera, la propia sociedad va a poner en (ese) lugar a un montón de liderazgos colectivos que pueden participar de la construcción y la ampliación de Juntos por el Cambio. Los valida la gente con el voto. No tengo dudas de que Cornejo es uno, Horacio (Rodríguez Larreta), (Gerardo) Morales, (Gustavo) Valdés, te diría (Elisa) Carrió, el peso que han tenido en la discusión los Emilio Monzó, los Rogelio Frigerio, mi propio caso, María Eugenia Vidal. Será un liderazgo mucho más horizontal, una discusión mucho más colectiva. Creo en eso, da más posibilidad de encontrar la solución y el diagnóstico correcto, porque cuando lo abordas en soledad tenés menos perspectiva y es más probable que te equivoques.
-¿Lo que el electorado cuestionó en las PASO fue el liderazgo de Macri o fue una ideología?
-No me animo a decir lo que votó la gente, si votó un liderazgo o una concepción. Las sociedades votan concepciones, que se enmarcan en alguien en algún momento. Hay una demanda social muy importante y casi una necesidad de recrear bipartidismo en la Argentina. Esa demanda social está representada: Juntos por el Cambio sacó 8 millones de votos, es una cifra muy contundente de gente que no quiere una desidia en la administración de lo público, pero tampoco quiere abusos de poder, autoritarismo, algún rasgo de autoritarismo en el manejo discrecional del Estado. Eso también está manifestado en los votos de más que sacó Alberto Fernández con relación a (Daniel) Scioli. Gente que antes votó a Cambiemos y ahora producto del desánimo, o de no estar de acuerdo con los resultados de la economía, votan al otro lado pero no quieren que vuelva el autoritarismo, no quieren determinado modos de discusión en la vida pública. Me parece que el electorado de los 8 millones, más esos 2 millones y medio, es un electorado que está muy pendiente y nosotros estamos convencidos de que eso lo tenemos que preservar.
-¿El Frente de Todos es lo mismo que decir kirchnerismo?
-El Frente de Todos tiene como componente principal al kirchnerismo, ese que ha estado en distintas etapas. Pero como el kirchnerismo en campaña es un animal multicéfalo, no sabemos lo que piensa, a veces vemos una mayor moderación en la elección del candidato, otras veces vemos declaraciones que son todo lo contrario de la moderación, inclusive he visto actores moderados tener gestos autoritarios en las discusiones públicas.
-¿Resolvió sus diferencias con Rodríguez Larreta?
-Hice campaña diciendo que muchas cosas están bien, y otras no. Las cosas que eran prioridad y las que haríamos de manera distinta, donde los contrapuntos eran en base a diagnósticos y propuestas. Nos hacen esta pregunta y nos sentimos en la obligación de responderla, pero también veo del otro lado que las críticas entre ellos (entre los integrantes del Frente de Todos) fueron todas mucho peores, hasta a nivel personal, y lo único que dicen, ‘bueno, ahora estamos juntos’. El 60% de las 29 propuestas concretos que hicimos en su momento el gobierno de la Ciudad las hizo propias y la está acelerando en el futuro. En educación, salud, como la historia clínica digital, equipo médico de cabecera, construcción de más escuelas, se hizo una escuela por mes en la Ciudad, robótica y programación desde sala de 5.
-¿Conoce a Matías Lammens?
-He comido con él alguna vez, y lo crucé cuando llevamos a los chicos al colegio, aunque van a colegios diferentes.
-¿Qué opina sobre su candidatura?
-Siempre me parece bien que la gente se incorpore en política. La Argentina necesita transformarse, Argentina es la historia de un fracaso colectivo. Todos aquellos que tienen voluntad de participar de aquella transformación bienvenido, ahora bien, me gustaría ver una discusión con más propuesta. Nosotros hemos hecho un diagnóstico muy profundo en todos los rubros, con propuestas muy concretas, y cuando ahora se juntan nuestros equipos de transporte, salud, educación, seguridad, con los equipos del gobierno de la Ciudad, veo la capacidad de gestión. Y no es menor la capacidad de gestión para transformar la realidad. No es solo slogan..
-¿No ve propuestas en Lammens?
-No lo veo, y me perece y me encantaría verlo porque nos mejora a todos. Las discusiones tienen que ser más rigurosas, con propuestas, y diciendo cómo se hacen. La competencia es buena, nos hace mejores.
-En el futuro, ¿se ve compitiendo en la Ciudad o a nivel nacional?
-Tengo vocación y un equipo formado que trabaja con un equipo todavía más grande para administrar la ciudad de Buenos Aires, que es el lugar donde nací y viví casi toda mi vida, menos cuando viví en el exterior. Creo que hay una enorme capacidad conjunta de seguir transformando esta ciudad para que sea moderna y de iguales. Ahora, en una coalición amplia, voy a estar donde más útil sea al colectivo. Ahora siendo senador, a veces es estando en ningún lugar, a veces aporté visiones, he discutido en público y en privado. Yo voy a estar en este espacio para construir equilibrio.