Frances Carpenter llegó a pesar 150 kilos. Desde niña, la comida implicó para ella el único refugio. Cuando una situación la hacía infeliz, recurría a alimentos poco saludables para paliar su tristeza. «Desde que tengo memoria, siempre recurrí a la comida como una fuente de consuelo», dijo la joven que hoy, después de un cambio en sus hábitos, pesa 92 kilos.
Carpenter convirtió a su Instagram en la plataforma en la que plasmó sus esfuerzos para llevar una vida más saludable. En los últimos días, cada imagen y video suyas se transformaron en una fuente inspiración. Es que ella pudo por primera vez, después de muchos intentos fallidos, encarrilar su estilo de vida. «Yo era lo único que se interponía en mi camino», comentó en Women’s Health.
El gran cambio en su mentalidad se produjo cuando conoció de cerca casos de diabetes y otras enfermedades que le hicieron dar cuenta de los riesgos que conlleva la obesidad. Decidió, entonces, modificar su rutina alimenticia. No apostó por planes «milagrosos» que la habían llevado al fracaso una y otra vez, sino que se decantó por la constancia.
En primer lugar, abandonó todos los carbohidratos que prevalecían en su dieta. Sin embargo, optó por mantener su ingesta de alimentos altos en grasa; sus preferidos. La hamburguesa con queso que antes disfrutaba pasó a comerla sin pan. El arroz de antes se convirtió en arroz de coliflor. El rechazo a las gaseosas y jugos fue otra de las claves. En su lugar, Carpenter bebe agua o, cuanto mucho, aguas saborizadas.
A medida que avanzaba en su dieta, los resultados se evidenciaban en la balanza. Y a medida que su peso bajaba, reincorporó a su dieta ciertos carbohidratos indispensables como frutas o avena. Entonces comprendió que cada alimento tiene su momento, que de eso dependía el éxito de una rutina.
Hoy su dieta sigue este esquema. La palta aparece en cada una de sus comidas:
Desayuno: huevos y bacon con palta, ricota, nueces o frambuesas.
Almuerzo: pollo con verduras, palta y algunas nueces.
Cena: ensalada de taco con queso, salsa y palta.
Otra de las claves de su transformación física fue el fitness. Carpenter comenzó con ejercicios de cardio porque -dijo- era lo único que sabía hacer. Su hora diaria en la cinta, dos veces al día, sumado a su nueva dieta, llevaron que a los 6 meses ya hubiera adelgazado 25 kilos.
Antes reticente al ejercicio, cuando notó sus resultados, no dudó en inscribirse en un gimnasio. Al cardio le sumó levantamiento de pesas, tonificación y diversos ejercicios de fuerza. La publicación de fotos a través de su Instagram y los mensajes de apoyo que le llegaban contribuyó a que cumpliera su objetivo.
«Quiero mostrarle a mis seguidores que la pérdida de peso natural es posible. Yo interactúo con personas de todo el mundo y se convirtió en un grupo de apoyo increíble. Sin ellos no hubiera llegado tan lejos», aseguró.