Más de 600.000 migrantes y refugiados llegaron a Europa pasando por el Mediterráneo en 2015, y más de 3100 murieron o desaparecieron, anunció hoy la Organización mundial de las migraciones (OIM).
En total, más de 613.000 migrantes y refugiados cruzaron el mar Mediterráneo, de los cuales 34.720 llegaron a Grecia y 137.000 alcanzaron las costas de Italia, según la OIM.
Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los refugiados (Acnur), la mayoría de esos refugiados son sirios. En Grecia, representan el 69% de las llegadas. Un portavoz de Acnur, Adrian Edwards, afirmó, además, que ha habido en los últimos días un incremento de llegadas a Grecia, con un promedio de entre 70 y 80 barcos arribando por día.
«El alza (…) podría ser consecuencia de una mejoría temporal de las condiciones meteorológicas, de una aceleración ante la llegada del invierno, y podría estar relacionada con el temor de que pronto se cierren las fronteras europeas», explicó Edwards, en una rueda de prensa en Ginebra.
Estallidos de violencia
La llegada de miles de refugios y migrantes ha añadido tensión a la caótica situación de la isla de Lesbos. «El personal de Acnur tuvo que ser evacuado brevemente de un centro de registro ante un estallido de violencia», contó Edwards.
De ellos, 3100 murieron o desaparecieron en el agua.Foto:Archivo
Según Acnur, «hay entre 3.500 y 4.000 personas en la costa norte de la isla», pero «se interrumpieron los traslados en autobús porque los centros de acogida están superpoblados». Los refugiados recorren a pie los 70 kilómetros que separan la costa de Mitilene, principal ciudad de Lesbos.
Un portavoz del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Christophe Boulierac, explicó que la lluvia y el frío son unos de los principales desafíos para los migrantes, especialmente a su llegada a los Balcanes.
Boulierac indicó, además, que «una misión de Unicef en Alemania recibió informes que dan parte de varias denuncias de incidentes, violencias y abusos relacionados con el sexo en centros de acogida». Según él, son los propios migrantes quienes cometen la mayoría de esos abusos.
La Nación