«Es un día histórico, va a cambiar nuestra vida», anunció Mauricio Macri al llegar a votar. Confiado, el candidato de Cambiemos aseguró que hoy «comienza una nueva etapa en la Argentina» y anticipó: «Mañana, pase lo que pase, vamos a estar todos juntos».
El actual jefe de Gobierno porteño cumplió con el ritual de las pasadas elecciones y llevó consigo facturas para los periodistas y las autoridades de mesa. Como en cada ocasión, se llevó un vigilante.
Macri anticipó que almorzará con sus hijos y amigos. «No sé si ‘Lilita’ (Elisa Carrió) no viene también», contó. Más tarde, el líder del PRO jugará al fútbol, como lo hizo en la primera vuelta del pasado 25 de octubre: «La última elección metí un gol de tiro libre. No sé si por última vez en mi vida».
El candidato de Cambiemos intentó hablar con la prensa, pero la maraña de micrófonos y periodistas nacionales y extranjeros dificultó el contacto. Tras responder unas pocas preguntas, se retiró de la escuela de Barrio Parque acompañado por su mujer Juliana Awada.
El voto con la puerta abierta y el joven fiscal kirchnerista
Cuando Macri ingresó al cuarto oscuro, una delegada electoral debió quedarse parada frente a la puerta. Con el correr de la mañana, el picaporte se cayó y no hubo manera de cerrar el cuarto para que los votantes pudieran elegir boleta sin ser observados. Por eso, la mujer sostuvo la puerta con la mano para que el líder del PRO no fuera fotografiado mientras metía la papeleta en el sobre.
Cuando terminó de votar, el jefe de Gobierno porteño saludo una por una a las autoridades de mesa. Por el Frente para la Victoria había un joven fiscal de apenas 16 años. Tal vez para evitar el «ole» que le hizo otro joven kirchnerista hace dos años, Macri optó por saludarlo con una palmadita en la cabeza.