Mauricio Macri recibirá a los legisladores de Cambiemos en Olivos para bajar tensiones antes de su visita al Congreso

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Sus primeros dos discursos ante la asamblea legislativa duraron casi lo mismo: una hora. El del 1 de marzo del 2016, casi tres meses después de llegar a la Presidencia, lo dedicó a trazar una radiografía del estado del Estado. Hizo hincapié en la negociación con los fondos buitres y en la inflación. «Estamos convencidos de que la inflación va a ir bajando hacia el final del año. La inflación es perversa. Mi obsesión, nuestra obsesión va a ser más y mejores trabajos y menos inflación», prometió.

Un año después, el 1 de marzo del 2017, fue más crítico con la herencia recibida.Habló de despilfarro y de corrupción, y pidió leyes más duras. Y también se refirió a la inflación.

«Debemos crear un contexto de confianza. Confianza en nuestro potencial de crecimiento y en que la inflación estará bajo control. La inflación es tóxica. Nosotros la enfrentamos y hoy está en un claro camino descendente. La tendencia es clara. El Banco Central se fijó un objetivo para 2019 de menos del 5%», volvió a prometer. Ese año, el índice del INDEC arrojó 24,8%, mucho más alta que la meta fijada por el Banco Central.

En la apertura de las sesiones ordinarias del año pasado, Mauricio Macri habló veinte minutos menos que en sus anteriores discursos. Sus asesores introdujeron los temas de género que dominaron buena parte de la agenda del 2018: aborto y paridad salarial entre hombres y mujeres. El Presidente aludió además a cuestiones de seguridad y al trabajo en la modificación de los códigos Penal y Procesal Penal. Y volvió a insistir con el combate a la inflación.

«La inflación está bajando. La del 2017 fue menor a la del 2016 y la de este año va a ser aún menor, y la del año que viene aún menor a la del 2018. No queremos solo bajarla. Queremos que nunca más sea un instrumento de la política como lo ha sido durante más de 70 años. La inflación castiga a la mayoría, dificultad la competencia y nos mantiene presos del corto plazo», dijo, y vaticinó: «Lo peor ya pasó».

Esta vez, según trasciende, no habrá grandes anuncios ni promesas. El texto en el que trabaja el equipo de discurso del Gobierno, monitoreado por Marcos Peña y Fernando de Andreis, va y viene entre los despachos de la Jefatura de Gabinete y de la Secretaría General de la Presidencia. La directora General de Discurso, Julieta Herrero, y la directora de Gestión de Contenidos y Discurso, Daniela Brocco, pulen los detalles.

El consultor Jaime Durán Barba, que este lunes pasó por Casa Rosada junto a su socio Santiago Nieto y el sociólogo Roberto Zapata, aporta ideas. Micaela Méndez, directora de Gestión Comunicacional, es la histórica fonoaudióloga de Macri que lo prepara para presentarse este viernes en el Parlamento y que viajó la semana pasada por Asia junto a la comitiva oficial.

Referencias al Código Penal y a la seguridad, uno de los pocos rubros que el Gobierno aún puede agitar con algunos resultados, podrían figurar en el monólogo que afinan y que aún está en plena discusión. Pero, según las fuentes, el discurso pasará en buena medida por el supuesto «cambio cultural» que el Gobierno dice encarnar. «Va a hablar de la importancia de poder elegir: dónde vivir, qué hacer, etcétera», confió un funcionario en el primer piso de Casa Rosada. El comienzo de la ceremonia está previsto para las 10 de la mañana.

Este lunes, tras la reunión de gabinete, y consultado sobre el discurso del jefe de Estado y el trabajo parlamentario, Rogelio Frigerio explicó que, hasta ahora, la ley de financiamiento de los partidos políticos y el proyecto contra la violencia en el fútbol son las dos iniciativas sobre la mesa de negociaciones con la oposición.

«Esperamos que en la primera semana de abril puedan transformarse en leyes. El trabajo en el Congreso empieza ahora. Con la apertura de sesiones se va a definir la agenda en el Parlamento más importante, y eso también va a ser trabajo de nuestros representantes en el Congreso», abundó el ministro del Interior.

En ese sentido, horas antes del último discurso de su mandato, en vísperas de la campaña en la que buscará la reelección, y en medio de las crecientes tensiones partidarias por los cierres de listas, Macri recibirá en Olivos a los legisladores de Cambiemos, un encuentro previsto para el jueves a las 6 de la tarde.

La cita se da en paralelo a los reiterados de la UCR para que la Casa Rosada habilite una primaria nacional, es decir que el Presidente se enfrente en agosto a un candidato radical. Por ejemplo, a Martín Lousteau, que durante la gira por India y Vietnam en la que acompañó al jefe de Estado pidió la apertura de esa instancia.

Las declaraciones del diputado en medio del periplo asiático cayeron pésimo en la coalición de gobierno. No solo en la Jefatura de Gabinete, desde donde se diseñan las principales estrategias electorales y de gestión. Elisa Carrió también puso el grito en el cielo. Los chispazos en el seno de la alianza oficialista están a la orden del día.

Mario Negri, el jefe del interbloque de Cambiemos en la Cámara baja, pidió el fin de semana «parar la pelota». «Nadie está en condiciones de cacarear. Si nos creemos capangas para desafiarnos entre nosotros nos atropellará el pasado», azuzó.

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