Luego de cinco días de visita oficial a Holanda, donde fue recibido por el rey Guillermo y la reina Máxima, Mauricio Macri emprendió el retorno a la Argentina junto a su esposa, Juliana Awada, y el resto de la comitiva. Despegó a las 21.26 del aeropuerto internacional de Amsterdam en un vuelo de la aerolínea KLM.
El Presidente arribó el 24 de marzo y fue invitado por los reyes a alojarse en la residencia real, una mansión en la Villa Eikenhorst.
Recién el lunes 27 comenzó las actividades oficiales con una reunión con los reyes y una posterior visita a la casa de Ana Frank. Allí, fueron recibidos por la vice alcaldesa de la ciudad de Ámsterdam, Kasja Ollongren; el director de la Fundación Ana Frank en Holanda, Leonard Leopold; y por el director de la Fundación en Argentina, Héctor Shalom.
En ese lugar histórico se firmaron sendos convenios de Cooperación con la Casa Ana Frank para divulgar en la Argentina el legado de la niña alemana y crear espacios de concientización en jóvenes y adolescentes para evitar la discriminación y la violencia.
Posteriormente, el jefe de Estado y su esposa participaron de un almuerzo en el Palacio Real de Ámsterdam, donde se intercambiaron obsequios con los Reyes de los Países Bajos.
Por la tarde, se volvieron a encontrar con los reyes en el marco del Foro de Negocios, en el centro de conferencias Beurs van Berlage. En el foro, Macri disertó y afirmó que «no hay otro país con tantas potencialidades como la Argentina en este momento».
El martes 28, el jefe de Estado visitó la Corte de La Haya y se reunió con el primer ministro de Holanda. También hubo un encuentro con legisladores holandeses, en donde Macri destacó la relevancia del «espíritu de diálogo» para la «construcción de consensos».
En La Haya, fue recibido por la presidente del tribunal, la jueza argentina Silvia Fernández de Gurmendi, con quien posteriormente mantuvo una reunión de la que participó parte de la delegación argentina que lo acompaña, entre ellos la canciller Susana Malcorra.