La investigación sobre la muerte de Melisa Tuffner llegó a la primera certeza: la joven fue asesinada. La conclusión surgió del hallazgo de una herida punzante en la cabeza durante la autopsia que se hizo en la morgue de la ciudad. Para los expertos fue claro: fue apuñalada.
Las primeras pesquisas habían detectado una lesión en la cabeza, que ahora presumen habría sido provocada por una posible caída de la víctima tras la agresión. La herida que se encontró ahora -ubicada en el parietal izquierdo- es compatible con la de un arma blanca. «Sorprende que pasó por dos centros médicos y nadie lo notó», apuntó una fuente del caso.
La novedad llevó a la fiscal adjunta Mabel Lois a cambiar la carátula de la causa: pasó de averiguación de causal de muerte a homicidio.
Melisa, de 22 años, tenía previsto asistir el domingo al partido de Temperley –equipo con el que simpatizaba, donde debía reunirse con su familia. Pero nunca llegó. Fue encontrada golpeada e inconsciente. De acuerdo a distintas versiones, no tenía lesiones visibles, aunque sí se podía suponer que había una fuerte hemorragia interna. Fue derivada al Hospital Sirio-Libanés, donde finalmente murió.
El móvil sigue del crimen siendo un misterio. La Policía descartó la hipótesis del robo desde el momento que Melisa fue encontrada con 250 pesos y varias de sus pertenencias. La autopsia confirmó que no hay signos de un ataque sexual. Otra variable despejada.
Personal de la policía científica de la Bonaerense buscan manchas hemáticas en el lugar donde apareció. El material permitiría establecer si ofreció algún tipo de resistencia.
Los investigadores confiaron que ya se ordenó el secuestro de los teléfonos de la víctima. «Vamos a ver qué dice y a reconstruir sus últimos días», indicaron.
Su familia pide la colaboración de testigos para esclarecer el hecho. «No sabemos ni cuándo la vamos a velar», dijeron ayer a Infobae en su casa de la localidad de Glew.
Fuente: Infobae