El saldo de los seis meses que Argentina retuvo el mando del bloque comercial no es el esperado por el Gobierno. Los países miembros no lograron en este tiempo resolver la reducción del Arancel Externo Común (AEC) como tampoco la desregulación de las negociaciones externas. A este escenario se sumó en las últimas horas la decisión de Uruguay de comenzar a conversar con terceros países para negociar acuerdos comerciales por afuera Mercosur.
Al interior del Gobierno argentino esta noticia no cayó bien. Además de empañar el cierre de la presidencia pro tempore en manos de Alberto Fernández, la medida uruguaya fue interpretada como un incumplimiento del Tratado de Asunción, el documento fundacional del bloque firmado en 1991 por los estados que lo componen y en el que se comprometieron a la reciprocidad de derechos y obligaciones como también a condiciones equitativas de comercio.
En tanto, Paraguay también manifestó que hay una «situación delicada» en el bloque mientras que entidades como la UIA y las industrias de Brasil también mostraron su preocupación.
El miércoles los cancilleres de los países del Mercosur se reunieron de manera virtual durante la jornada en el marco de la LVIII Reunión Ordinaria del Consejo del Mercado Común del Mercosur, Estados Partes y Bolivia, en la que el canciller Felipe Solá presentó el balance de la Presidencia Pro Tempore Argentina (PPTA) 2021.
Sin embargo, la decisión uruguaya no se hizo durante el debate de los Cancilleres, sino que estos fueron sorprendidos en medio de la jornada por «una decisión inconsulta e inoportuna» ya que se adoptó a pocas horas de la Cumbre de Jefes de Estado.
La tensión entre los países que componen el Mercosur se alimentó en abril, cuando lo que debió ser el festejo de los treinta años del bloque fue empañado por el cruce entre Uruguay y Argentina. En esa ocasión, Lacalle Pou sostuvo que su Gobierno no estaba «conforme» con las condiciones de intercambio comercial y que eso generaba «frustración» en la imposibilidad de avanzar en acuerdos extrarregionales, al considerar que esos límites son un «lastre» y un «corsé» para el desarrollo.
Esas definiciones motivaron la respuesta de Fernández, que sostuvo que el Mercosur no debe ser una «carga ni un lastre para nadie» e invitó a quienes puedan sentirse disconformes a «tomar otro barco». «No creemos que la reducción lineal del AEC sea el mejor instrumento. Argentina propone preservar el equilibrio entre sectores agrícolas e industriales, con justicia social, en un contexto de incertidumbre global absoluta», había dicho Fernández, durante la cumbre, en referencia a la pandemia de coronavirus.
Cecilia Camarano/Ámbito