En videos compartidos en redes sociales se observó un operativo con decenas de efectivos de seguridad, incluyendo a uniformados de la militarizada Guardia Nacional, mientras familias con niños pequeños tomaban sus pertenencias y salían del campamento cercado con mallas metálicas.
La alcaldesa aseguró que ninguno de los efectivos estaba armado y que incluso «la gente tomó sus cosas y comenzó a subir por su voluntad a los camiones (buses)» porque habían sido notificados previamente de que serían trasladados a otro lugar.
Al respecto, una migrante guatemalteca quien prefirió no identificarse por miedo a represalias dijo a Reuters que, días antes del operativo, los policías que vigilaban la zona ya no les permitieron quedarse en el campamento conocido como «El Chaparral»: «Algunos tuvimos que dormir en la calle», confesó.
«Dicen que no nos están echando a la fuerza pero si no nos vamos, nos amenazan con deportarnos«, agregó la mujer, quien llegó a Tijuana el año pasado junto con sus dos hijos.
Cada año, miles de centroamericanos huyen de la violencia y pobreza en casa y emprenden un largo y peligroso viaje rumbo a Estados Unidos en busca de un mejor futuro. El constante arribo de migrantes al norte de México ha provocado saturación en las casas de migrantes.
Ámbito