Un violento terremoto de 8,2° en la escala de Richter, el más poderoso en 85 años en México, sacudió anteanoche la costa del Pacífico y remeció a cientos de ciudades hasta el centro del país, donde por lo menos 61 personas murieron y 200 resultaron heridas. El fuerte temblor y los que le siguieron al sismo sembraron el pánico en millones de personas, incluso en la capital, a unos 1000 kilómetros del epicentro.
El terror se apoderó en segundos de las vastas regiones afectadas, sobre todo los estados de Oaxaca, Chiapas y Tabasco, cuando a las 23.49 (hora local) de anteanoche el suelo tembló como nunca desde 1932. El sismo recordó además el de 1985, todavía presente en la memoria colectiva mexicana, que devastó la capital del país y dejó más de 10.000 muertos.
Cientos de edificios se derrumbaron o sufrieron daños con los temblores de las últimas horas; alrededor de 1,8 millones de personas sufrieron cortes de electricidad, y las autoridades cancelaron las clases en 11 Estados para verificar los daños en las escuelas.
El terremoto «es el mayor registrado en el país en 85 años», dijo el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, en un mensaje por televisión momentos después del sismo, que tuvo 260 réplicas.
Por lo menos 45 de las víctimas murieron en el estado de Oaxaca; tres, en Tabasco, y otras diez en el vecino Chiapas, en cuya costa fue el epicentro, 165 kilómetros mar adentro.
Una de las localidades más afectadas fue Juachitán de Zaragoza en el estado de Chiapas
La ciudad más afectada fue Juchitán, en Oaxaca, donde casi la mitad de las estructuras quedó colapsada por el sismo. La alcaldesa, Gloria Sánchez, dijo que cientos de personas quedaron a la intemperie por el derrumbe de las casas, y enumeró la destrucción del Palacio Municipal, la escuela más antigua de la ciudad y una iglesia de la era colonial que se desplomó sin dejar rastro ni siquiera de la torre del campanario. El hospital debió ser evacuado.
«La situación es crítica, la más terrible de la historia -dijo Sánchez-. Pedimos la intervención directa del gobernador y del presidente.» Peña Nieto suspendió su agenda del día y viajó a la zona para seguir las tareas de rescate. Más de 1800 militares fueron puestos a trabajar en la remoción de escombros.
«Fue espantoso. Los que pudieron bajaron de sus casas; otros se quedaron sin luz. No podían abrir las puertas, se atoraron», dijo con voz entrecortada una vecina de la ciudad, Iris Morales. «Nunca antes nadie, ni los ancianos, había sufrido así.»
A más de 800 kilómetros, los habitantes de la capital y de otros Estados sintieron la remezón y muchos salieron corriendo a las calles incluso en pijama. Se escucharon gritos al ver cómo reventaban vidrios y se vivieron ataques de pánico por las cicatrices que dejó en el recuerdo el catastrófico sismo de 1985.
«Otro temblor no, Dios, por favor no», rezaba de rodillas una mujer de unos 60 años que creía superado el trauma de ver colapsar decenas de edificios y cuerpos sin vida entre los escombros de una ciudad vencida por una debacle que conmovió al mundo. La gran diferencia entre ambos temblores fue la distancia del epicentro, según los expertos, más lejos de la capital en esta ocasión.
«Dios nos proteja a todos, se sintió horrible. No puedo dejar de temblar, nos asustamos mucho», dijo Rosa, una abogada de 54 años, todavía con escalofríos antes de entrar a su casa en el barrio Los Cipreses.
Desde Colombia, donde realiza una visita de cinco días, el papa Francisco expresó su cercanía espiritual con «todos los que sufren a consecuencia del terremoto que afectó a México», y rogó «por los que han perdido la vida y también a sus familias».
México se ubica entre cinco placas tectónicas, cuyos movimientos convierten al país en uno de los que registra mayor actividad sísmica en el mundo. Tras el terremoto de 1985 se endurecieron las reglamentaciones en materia de construcción y los planes de protección civil.
Alerta de tsunami
Las autoridades evacuaron las localidades de Tonalá y de Puerto Madero, en Chiapas, como precaución debido a un alerta de tsunami. Las coloridas calles de San Cristóbal de Las Casas sufrieron grietas y desprendimientos por el poderoso movimiento telúrico, mientas que también se reportaban daños en Guatemala, donde hubo 3500 personas afectadas; no hubo muertos.
De manera paralela, México se prepara para otra emergencia natural, con la llegada prevista para hoy del huracán Katia, que podría provocar inundaciones en la costa del estado de Veracruz.
Los testimonios en las redes sociales daban cuenta de la debacle, pero viralizaron un episodio simbólico. Un video muestra el momento en que un hombre saca la bandera mexicana de los escombros del Palacio Municipal de Juchitán, le sacude el polvo, camina con ella extendida en las manos y la sujeta cuidadosamente a un mástil. La bandera quedó flameando entre las ruinas.
La Nación