Midachi: «Rendimos prueba como el primer día»

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Ha pasado mucha agua bajo el puente. Transcurrieron épocas difíciles, complejas, arduas y de esfuerzos compartidos. Amigos, hermanos del alma a pura cofradía de humor y constancia pura. En los albores de la década del 80 Miguel del Sel y el Chino Volpato se conocieron mientras cursaban el profesorado de Educación Física en la ciudad de Santa Fe.

Los unió la vocación por el humor y, en este sentido, le pusieron rúbrica a una sociedad marcada por el fabuloso mundo de las variedades. Constituyeron el dúo Los Comiserios y en ese inimaginable, imprevisto y mágico camino costeaban sus gastos de estudios en presentaciones que tenían un rigor muy doméstico como lo son las fiestas familiares. Con sus vestimentas de payaso, Miguel y el Chino abrevaban en la historia de aquellos inolvidables cómicos de la legua que, caravana mediante, llevaban alegría y entretenimiento a cada uno de los pueblos que visitaban.

En ocasión de participar en una peña del Movimiento de Integración y Desarrollo, en 1983, conocieron a Dady Brieva, quien realizaba monólogos. Y ese fue, precisamente, un antes y un después en la gran historia del humor argentino. A partir de entonces surgió Midachi. Y empezaron a recorrer su terruño, el suelo santafesino junto a su presentador y amigo Raúl “Oreja” Fernández. Y como reza aquel viejo axioma en el mundo del espectáculo, lo más complejo es poder mantenerse y trascender en el tiempo. No fue “soplar y hacer botellas”, todo lo contrario.

Salir de gira con un Renault 12 y actuar en pueblos como Vera, Humboldt y Sarmiento se convertía en verdaderas odiseas escénicas donde todo llevaba el sello de lo artesanal: el cajón de frutas que servía de asiento en la boletería improvisada donde se desarrollaban los shows o las pelucas que usaba el grupo eran aportadas por una amiga de la madre de Miguel, el poncho con que personificaban a Mercedes Sosa era prestado al igual que una guitarra (apenas una) que portaba el Chino con su especial impronta de acompañamiento rítmico.

El 15 de noviembre de 1984 este ascendente trío humorístico se presentó, por primera vez, en Villa Carlos Paz para transitar, luego, una importante gira latinoamericana por Venezuela, Perú, Chile y Brasil. Posteriormente, vendría, en 1989 su primera presentación en Buenos Aires, en el Teatro Opera. Acto seguido, continuaron las giras, a nivel local e internacional, su ingreso a la tevé, su separación en el 2000 y 5 años más tarde, su reencuentro.

Cosecharon otros éxitos, volvieron a separarse en el 2010, Miguel del Sel se volcó a la actividad política y Dady y el Chino prosiguieron con sus emprendimientos individuales en el mundo del espectáculo. Se volvieron a juntar en la temporada pasada con el festejo de los 35 años de carrera y actualmente siguen con el mismo espectáculo en el teatro Lola Membrives. En la antesala de una de las funciones, los integrantes de este trío charlaron con DiarioShow.com y analizaron momentos, situaciones y anécdotas de una trayectoria que aglutina a seguidores fieles de un estilo con marca registrada. A lo Midachi.

Miguel del Sel afirmó que “estar tanto tiempo en el mundo del espectáculo es un hecho que nos enorgullece desde todo punto de vista… realmente es increíble cómo tres atorrantes de Santa Fe pudieron llegar a permanecer tan – to tiempo en el mundo del espectáculo. Y realmente nos sorprende cuando miramos en retrospectiva cómo se presentaron nuestros comienzos. Era entonces apenas la posibilidad de ganarnos unos manguitos más además de las actividades que desarrollábamos. Yo y el Chino como docentes, y Dady que era empleado público. Nunca nos imaginábamos que íbamos a realizar tantos éxitos, presentaciones y shows a nivel internacional. Hoy estamos disfrutando este presente con orgullo”.

El Chino Volpato destacó que “nosotros surgimos como una necesidad de juego, de poder exteriorizar determinadas cosas que nos gustaban sin exigencias y proyecto alguno. En cambio, el cuadro de situación que se presenta hoy en día es distinto. Se quiere estar en la arena mediática de una manera muy rápida, precisa y contundente. Reitero, uno lo asumía como una especie de hobby, una situación que nos proveía alegría y poder llevarle alegría a la gente, por otra parte. La transición fue para nosotros mucho más tranquila y a la luz de los años transcurridos, observamos que si no hubiéramos encarado la profesión de esta manera no habríamos logrado esa posición de solidez, experiencia y creatividad que tenemos hoy en día. Empezamos de la nada, haciendo cada cosa artesanal y dándole forma. Hemos hecho mucho esfuerzo para una construcción artística y así poder perdurar. Tenemos la posibilidad de poder hacer lo que nos gusta. No todo el mundo puedo llegar a esta situación y estamos, en consecuencia, muy agradecidos por todo esto”.

En tanto, Dady puntualizó que “tenemos la responsabilidad de vivir de lo que nos gusta y asumir esta circunstancia con mucha pasión. Imaginate que la gente nos hace una devolución con enorme afecto y a nosotros nos enorgullece muchísimo. Todo lo que atañe a una preparación desde la salida de la casa hasta la llegada al teatro más una consumición mínima es un esfuerzo de verdadera magnitud en los tiempos que corren. Por otra parte, hemos sido testigos en los años 90 de la desaparición de varias salas, algunas se recuperaron por la participación activa de los vecinos y de la importancia que entonces han tenido las sociedades de fomento y las de distintas comunidades extranjeras como la española y la italiana, ámbitos en los que también tuvimos la posibilidad de presentar nuestras obras”.

Miguel recordó que “si bien, con el paso de los años nos dimos el lujo de poder trabajar hasta en los grandes estadios, como venimos señalando, los comienzos estuvieron marcados por el constante esfuerzo. Ir pueblito por pueblito fue una constante que disfrutamos mucho”.

Agregó en este sentido que “tenemos una anécdota muy linda con la localidad de Humdbolt, a 35 kilométros de Santa Fe que en ese entonces tenía alrededor de 1200 habitantes e hicimos una función donde convocamos a 600 espectadores aproximadamente. En consecuencia, estábamos más que contentos y con el ego sobre las nubes. Volvimos, hicimos otra presentación y nos fueron a ver nada más ni nada menos que 20 personas. Ahi fue que nos enteramos que ese mismo día se habían desarrollado en el pueblo dos casamientos (risas). Todo el pueblo estaba invitado a esos eventos, circunstancias que, en definitiva, van marcando ese derrotero tan especial y que forma parte de nuestra profesión. Nada es para siempre y uno siempre, absolutamente, siempre, en cada función rinde prueba como el primer día”.

Material tienen de sobra

«Desde pibes que estamos pelotudeando, entonces el humor es para nosotros como una cosa de todos los días”, marca con su especial ironía Miguel del Sel para destacar que “para nosotros, los que trabajamos sobre el humor, las situaciones que tienen que ver sobre la cuestión cotidiana son muy importantes. En consecuencia, hay que ser muy observadores, reparar en lo que sucede en la calle misma y este material, luego, lo volcamos arriba de un escenario con los perfiles y las características propias de nuestra estética”.

El Chino Volpato y Dady Brieva, en este sentido, coinciden en afirmar que “resulta una obviedad decir que, más allá del escenario, contamos con mucho humor en la vida de relaciones. No obstante, tenemos amigos que son, a su vez, mucho más jodones que nosotros tres. Nos conocen desde los propios inicios y, probablemente, exponen una veta de humor más contundente. Es decir que como toda actividad en la vida, además del talento, inciden la voluntad, el esfuerzo y la constancia. Nosotros la tuvimos y la seguimos exponiendo. Ese es nuestro principal fuerte”.

En sus universos cotidianos y privados

Todos los integrantes afirman, más allá de los resultados científicos que lo han confirmado, que el humor tiene propiedades sanadoras inalterables. El Chino Volpato destacó sobre este tema que “lo que puede lograr el humor es impresionante desde todo punto de vista. Y nosotros lo comprobamos en ese cariño y respeto que nos manifiestan a la salida del teatro. Es una energía impresionante de calor que nos brindan en reconocimiento por esas dos horas a puro entretenimiento que les brindamos”.

Volpato afirmó que “cada persona es un ser con sus preocupaciones, su problemática que tenemos todos. Entonces, es sumamente gratificante brindar humildemente un aporte que ayude a la gente a divertirse, pasar un rato agradable y que sonría. Son situaciones que si la podemos lograr para nosotros genera responsabilidad dentro de un contexto de enorme gratificación”.

Miguel destacó por su parte: “Uno siempre trata de tener una actitud positiva, desplegar siempre una sonrisa porque somos conscientes de que esto nos ayuda como sistema de vida a nuestro propio organismo, no obstante, tenemos y vivimos las mismas preocupaciones que cualquier hijo de vecino. No estamos todo el día riéndonos pero si tomamos al humor en la aplicación de varias circunstancias del mundo cotidiano porque estamos convencidos de que el humor si bien no soluciona todo, ayuda a paliar episodios de diversa índole y nos hace como mirada, tener otra perspectiva de la vida en común, de la vida de relaciones”.

No quieren otro escenario

Los Midachi incursionaron con éxito en la pantalla televisiva, sin embargo, para ellos, el teatro es su base de acción, la madre de todas las artes. En este sentido, Dady Brieva puntualizó que “resulta difícil alejarnos de este ámbito porque es el lugar con que nos manejamos con mayor soltura, con más conocimiento del tema. Por otra parte, tenemos alrededor de 30 personas a cargo, es un negocio que conocemos a ultranza. A modo de ejemplo, te digo que en tenemos 35 años en teatro, un año en televisión y un mes, en cuanto a rodaje, en cine (“Siempre es difícil volver a casa”). Entonces, no queremos cambiar una estructura en la que desde el escenario como fuera de este tenemos un cuadro de situación en cuanto a conocimiento muy firme y , sobre todo, en todas las áreas del espectáculo”.

En cuanto a realizar una película con toda la impronta de los Midachi, Miguel evaluó que “tendría que tener una producción importante, ser muy desopilante y que podamos desarrollarnos con un historia que pueda lograr la misma efectividad que logramos en el teatro. Hicimos juntos una película con Jorge Polaco, basada en una historia de Antonio Dal Masetto, “Siempre es dificil volver a casa”, pero no tenía la menor relación con el humor. Se trataba de una historia costumbrista, la vorágine de locura en un pueblo chico. No obstante, reitero, hacer un filme con la impronta del grupo es una responsabilidad y una tarea ímproba”.

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