En la jornada de este sábado, se desarrolló la misa de cierre del Octubre Misionero. La celebración estuvo presidida por el obispo diocesano Vicente Bokalic, quien estuvo acompañado por el padre Gastón Cuello, director diocesano de Obras Misionales Pontificias.
En su homilía el prelado santiagueño puso de relieve, «Jesús al ver la multitud se conmovió. Qué era la multitud, era ese mundo de gente que llegaba a él, pobres, discriminados, hambrientos, pecadores, poseídos, enfermos. Una multitud inmensa que buscaba en Jesús algo. Ese inmenso dolor tocó el corazón de Jesús y sintió compasión. La compasión es hacerse cargo del dolor de los demás y es comenzar a actuar«.
Por otra parte sostuvo, «todo bautizado, todo misionero tiene que ver el sufrimiento de los demás, es una gracia que debemos pedir siempre, que seamos compasivos como el Señor. Nos tenemos que revestir de la misericordia, hacer nuevo nuestro interior. El discípulo debe estar fundamentado en la vida de Jesús; no podemos atravesar tantas dificultades, tantas adversidades si no estamos bien fundametados en Jesús».
El pastor santiagueño también expresó, «seguimos con esta pandemia que nos ha cambiado la vida, que nos ha empobrecido, que nos ha limitado. Tenemos que abrir los ojos, rezar, hacernos cargo de esto. Es difícil hacernos cargo del sufrimiento de los demás».
Sobre este punto añadió, «por ahí estamos muy ensimismados en nosotros mismos, y pasamos de largo frente a tanta gente que está tirada en el camino. Debemos pedir a Jesús un corazón compasivo, y se debo desviar mi camino debemos hacerlo, porque atendemos a Cristo mismo».
Más adelante agradeció a los equipos de todas las regiones pastorales por el aporte realizado para vivir un mes de las misiones especial pero que permitió explorar la creatividad de todos y señaló que no debemos olvidar que “la oración es el corazón del llamado misionero” y pidió revestirnos con la misericordia del Señor.
