París, tapada por la basura
A orillas del río Sena, los desechos obstaculizan la vista de Notre Dame. Para contemplar la famosa catedral construida entre los siglos XII y XIV en el corazón de la capital y dañada por un incendio en 2019 hay que hacer abstracción.
La Ciudad de la Luz, que recibió en 2022 unos 34,5 millones de turistas según las autoridades, registra un importante descontento social contra una reforma promovida por el presidente liberal Emmanuel Macron, a la que se oponen dos de cada tres franceses.
Martin Ruiz, un estadounidense de 18 años, lamenta el olor: «Es asqueroso. El olor es desagradable para poder consumir alimentos o transitar por la ciudad», dijo a la agenda AFP.
Para obligar al gobierno a dar marcha atrás, los sindicatos recrudecieron la semana pasada sus acciones con huelgas prorrogables en sectores clave como energía y transportes, después de haber organizado manifestaciones masivas en enero y febrero.
En total, 5.600 toneladas de basura se acumulaban el lunes en las calles, según la alcaldía, un volumen que aumenta cada día. «Evidentemente, no es lo mejor para los turistas extranjeros», reconoce Jean-François Rial, el presidente de la Oficina de Turismo y de Congresos de París, pero «no dañará la imagen» de la ciudad.
«Incluso dos semanas sin recogida de basura no habían perjudicado a Nápoles», asegura el hombre, para quien el conflicto social no le pasará factura «a la frecuentación turística de esta maravillosa ciudad».
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