Pantallas, dispositivos digitales, potente iluminación, vestuario estridente, coreografías, una fuerte latencia erótica, trap, rap, alusiones al barrio de Mataderos donde se escenifica y un lenguaje aggiornado a estos días tiene la puesta de la tragedia shakespereana «Julio César», con dirección de José María Muscari y protagónico de Moria Casán.
La obra, que la noche del sábado tuvo su función de preestreno para invitados especiales, se podrá ver desde el sábado próximo en el recuperado por los vecinos Cine Teatro El Plata del barrio de Mataderos, con localidades agotadas en su primer mes de funciones.
La puesta de Muscari no elude los temas de la tragedia de Shakespeare escrita y estrenada hace más de 400 años pero los transita apelando a un sinnúmero de recursos escénicos que la alivianan.
El tema del poder, las interrogaciones sobre la lealtad, el bien de la república ante el temor del autoritarismo, la obligación de actuar y los riesgos de las miradas iluminadas, del original de Shakespeare, permanecen en la obra de Muscari, que no transforma el sentido de la tragedia sino la escena y la saca de cierta profundidad para volverla más terrestre y, acaso, pasajera.
Una particularidad de la puesta es que los papeles masculinos están asumidos por mujeres y los femeninos por hombres y que late en toda la puesta una fuerte carga homosexual masculina pero interpretada por mujeres, en un juego que expone la mayor virtud de la puesta.
Moria Casán interpreta al político y militar romano que detenta el poder de la república y goza del favor del pueblo y que enfrenta un complot, a través del cual es asesinado, instigado por un grupo de senadores y leales ante el temor de que el pacificador de las Galias decida asumir el poder absoluto de la república y se transforme en dictador.
Marita Ballesteros asume el papel de Marco Antonio (consejero y pareja amorosa de César), Alejandra Radano a Bruto (el fiel senador que lo traiciona), Malena Solda un inspirado Casio que planea y fogonea el complot a través del cual lo asesinan, Mario Alarcón hace de la esposa de César (Calpurnia) y Mariano Torre de Porcia (esposa de Bruto), Mirta Wons a Píndaro (sirviente de Bruto), Vivian el Jaber al conspirador Casca, una destacada Fabiana García Lago canta y da cuerpo al sobrino Augusto y Payuca a un servidor de Julio César.
Lo diálogos están, de algún modo, teñidos de actualidad, ya sea por los sobreentendidos que transitan como por las medias palabras y los gestos, que recuerdan algo del teatro de revista, como por el lenguaje utilizado, muchas veces barrial y callejero.
Para escenificar los vicios de la política y del poder no hace falta ser tan sagaz en la actualidad y todos inmediatamente saben adónde va la bala, eso hace reconocibles las circunstancias que atraviesa el drama: las traiciones, los intereses personales, las licencias de los poderosos, que están sobre la escena y son fácilmente reconocibles por la platea.
El imán de Moria parece intacto y más fuerte se hará, seguramente, con el correr de las funciones y cuando el público del barrio llene la sala del teatro en una puesta llena de referencias explícitas a esa parte del sur de la ciudad.
Fuente: telam