Hugo Moyano asumió personalmente esta semana la defensa de su familia ante el avance de las causas judiciales y la pelea con el Gobierno. A pesar de que se oyeron los dardos más duros que dedicó al oficialismo desde que asumió en el orden nacional, el patriarca de los Moyano también desactivó esta semana el plan de los sectores más duros de su gremio, que querían hacer sentir su poder en las calles de forma urgente.
Finalmente, se anunció una marcha con reclamos sectoriales de Camioneros para el próximo 22 de febrero, pero ya están en curso gestiones para que se sumen otros sectores y se converja en una gran marcha contra las políticas económicas del macrismo. El tiempo entre el anuncio y la concreción sería el margen que ofrece al presidente Mauricio Macri para una salida negociada. El jueves, Hugo aseguró que desde hace dos meses no habla con quien era un interlocutor frecuente.
Su hijo Pablo buscaba acelerar el ritmo de las acciones pero primó la voluntad de Hugo, quien prefiere tiempos más pausados en el golpe por golpe que viene entablando con el macrismo. Por eso se decidió anunciar una marcha de aquí a un mes, para sumar volumen de apoyo y, a su vez, dar un poco de oxígeno a la negociación con el oficialismo. Hugo y Pablo fueron imputados esta semana por la fiscalía de Lomas de Zamora en la causa que investiga negocios de los barras en Independiente.
Pablo estuvo desde el inicio del año fuera del país acompañando al equipo de hockey de Camioneros, que disputó un torneo en el parque de Disney de Orlando. El martes volvió, y ya se metió de lleno en la estrategia de la familia ante los avances de la Justicia en distintos frentes y la pelea del oficialismo. Fue el único dirigente de primera línea de la CGT que pidió la renuncia del ministro Jorge Triaca. Además, quedó a cargo de otro frente fundamental en la partida a múltiples tableros que juega el moyanismo.
Peronismo. Como representante de la familia en el PJ bonaerense, Pablo impulsó una amplia unidad que ofrezca también un soporte político ante el embate judicial y del Gobierno. Siguió, así, con la línea que había marcado Hugo en su entrevista con Crónica el jueves, en la que envió guiños al kirchnerismo y multiplicó las críticas al oficialismo. Dijo, incluso, que si va a la cárcel espera compartir la celda con Franco Macri, e insinuó que los problemas de corrupción son mayores en este gobierno que en el anterior.
Para escenificar la centralidad de los Moyano en el PJ, Pablo quiere que la reunión del congreso del partido en la provincia de Buenos Aires se haga en el camping que tiene Camioneros en Mar del Plata. En principio, la cita iba a ser el 16 de febrero, pero ayer se pasó para el próximo 3 de marzo. Cerca del adjunto de Camioneros aseguraron que estaba confirmado que serían anfitriones.
El único eje que aún queda pendiente es el trabajo en el interior de la CGT. Allí, el moyanismo comparte espacio con los “gordos” y los independientes, que no acuerdan con su estrategia de ir al choque con el Gobierno. La intención era llevar sus reclamos económicos a una reunión el próximo jueves, pero esta no fue confirmada desde el resto de los sectores ante la consulta de PERFIL.
Encuentro con el ministro de Trabajo
Un reclamo sectorial permitirá el primer encuentro entre funcionarios nacionales y un líder del moyanismo desde que estalló el escándalo por la empleada de la familia Triaca, Sandra Heredia. El integrante del triunvirato de la CGT Juan Carlos Schmid se reunirá el próximo jueves con el ministro Jorge Triaca y otros funcionarios. Irá en calidad de secretario general de la Federación Marítima, Portuaria y de la Industria Naval (Fempinra) que lidera, para plantear su preocupación por los trabajadores del Puerto de Buenos Aires, afectados por medidas dispuestas por el Gobierno. La concesión vigente vencerá en 2020, y hay temor de los sindicatos ante la intervención de empresas extranjeras. También preocupa el reciente veto del Ejecutivo a una norma de la industria naval.
Aurelio Tomás/Perfil