La ciudad de Múnich decidió prohibir las mochilas, establecer controles en las entradas y levantar una valla para velar por la seguridad en la edición de este año de la famosa fiesta de la cerveza de la capital bávara, Oktoberfest, tras los ataques vividos a finales de julio en la región, informaron hoy sus responsables.
Si bien sigue sin haber una situación de peligro concreta, se desplegarán hasta 450 agentes que llevarán a cabo en las entradas del recinto un fuerte control de todos los bolsos, anunció el vicealcalde de Múnich, Josef Schmid.
«La pradera donde se celebra la Oktoberfest no va a ser una zona de alta seguridad, pero va a haber cambios importantes que afectarán a todos los visitantes», indicó.
Vallas y seguridad
El cambio más importante será la prohibición a los visitantes de poder acceder al recinto con bolsos o mochilas con una capacidad superior a los tres litros. Asimismo, el recinto, abierto en las ediciones anteriores, se delimitará en esta ocasión con una valla de 350 metros, agregó Schmid.
La Oktobertfest es la fiesta popular más grande del mundo. A ella acuden anualmente más de seis millones de personas provenientes de todo el mundo. Este año se celebrará entre el 17 de septiembre y el 3 de octubre.
Alemania fue sacudida por una serie de sucesos violentos desde el 18 de julio, cuando un refugiado de 17 años, probablemente originario de Afganistán, protagonizó un ataque con hacha y cuchillo en un tren regional en Baviera, hiriendo a cinco personas, entre ellas cuatro turistas de Hong Kong.
Pocos días después, un refugiado sirio se suicidó y causó heridas a 15 personas al detonar una bomba en su mochila en la entrada de un festival al aire libre en la localidad bávara de Ansbach. La milicia terrorista Estado Islámico reclamó la autoría de ambos atentados.
Junto con estos atentados terroristas, el 22 de julio, un joven alemán-iraní de 18 años mató a nueve personas a las que les disparó cerca de un centro comercial en Múnich y luego se suicidó delante de la policía.
La Nación