Alfie Evans, el bebe de 23 meses que fue centro de una batalla legal en el Reino Unido, murió esta madrugada en el hospital Alder Hey de Liverpool, según confirmó su padre, Thomas Evans. Hacía casi una semana que los médicos habían desconectado el respirador artificial por orden judicial, pese a la oposición de sus padres. Tenía una enfermedad neurológica degenerativa e irreversible y estaba en «estado semivegetativo», casi sin función cerebral.
Alfie había motivado una larga batalla judicial de sus padres por lograr, en vano, prolongar el tratamiento contra la opinión de los médicos, un caso que movilizó hasta al Vaticano.
«Mi gladiador bajó su escudo y se ganó sus alas a las 2.30. Totalmente desconsolado. Te amo, mi niño», escribió Thomas Evans en su cuenta de Facebook.
El hospital Alder Hey de Liverpool, donde Alfie estaba ingresado desde diciembre de 2016, emitió hoy un comunicado: «Todos nosotros lo sentimos mucho por Alfie, Kate, Tom y toda su familia, y nuestros pensamientos están con ellos. Este ha sido un momento devastador para ellos y pedimos que se respete su privacidad y la del personal del Alder Hey».
Evans dio las gracias al personal del centro de salud «por su dignidad y profesionalidad durante lo que debe haber sido un momento increíblemente difícil también para ellos».
Según el establecimiento médico, Alfie, nacido el 9 de mayo de 2016, sufría una patología neurodegenerativa rara y para la cual no existía tratamiento. Sus médicos consideraban que no era conveniente continuar tratándolo. El soporte vital a Alfie había sido retirado el lunes tras una serie de fallos judiciales que respaldaron la opinión de los médicos.