Murió la leyenda de la NBA Kobe Bryant en un accidente aéreo

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Bryant se retiró en 2016 (Foto: Robyn BECK / AFP)

Estupor en el mundo del deporte: a los 41 años, Kobe Bryant murió en un accidente aéreo. La estrella de la NBA viajaba con otras cuatro personas en su helicóptero privado Sikorsky S-76 cuando se desplomó sobre la ciudad de Calabasas, ubicada en el condado de Los Ángeles, California. Tras el accidente, se produjo un incendio: el personal de emergencia respondió, pero se informó que nadie a bordo sobrevivió. El vuelo partió desde Orange County y tenía que llegar a El Monte, al Mamba (Black Mamba era su apodo) Academy, a observar un entrenamiento, pero en el camino sufrió el accidente.

El sitio TMZ estadounidense confirmó que su esposa Vanessa, no estaba en el avión, pero sí viajaba Gianna, la hija mayor. La pareja tenía cuatro hijos: la citada Gianna, Natalia y Bianca y el recién nacido Capri (en junio de 2019). Los otros tres fallecidos son una compañera de la hija de Kobe, su padre y el piloto.

Bryant edificó una impactante carrera en la liga de básquetbol más competitiva del mundo, al punto de haber sido comparado con Michael Jordan. El escolta se erigió como una leyenda de Los Ángeles Lakers, donde ganó cinco anillos de la NBA, además de obtener dos medallas de oro en Juegos Olímpicos con la camiseta del seleccionado estadounidense.

La cuenta de Twitter oficial del Departamento de Policía de Los Ángeles certificó la información con dos publicaciones: “Confirmamos cinco personas fallecidas, no hay sobrevivientes en el accidente de helicóptero de Calabasas Investigación en curso. Evite el área hasta nuevo aviso”. El mundo del deporte mostró su dolor y asombro ante la noticia. Desvastado”, escribió Manu Ginóbili en su cuenta de Twitter. “No lo puedo creer… Me siento igual de mal que si hubiera muerto alguien de mi familia… Qué día de mierda…”, agregó Luis Scola. “¡No puede ser verdad!”, apuntó Luka Doncic, la nueva sensación de la NBA.

Nacido el 23 de agosto de 1978 en Filadelfia e hijo del ex NBA Joe Bryant, fue un ejemplo de amor propio y competitividad. En la actualidad continúa siendo el cuarto máximo anotador de la historia de la NBA, solo superado por Lebron James, Kareem Abdul-Jabbar y Karl Malone.

Los bomberos de Los Ángeles luchan contra el fuego provocado por el accidente (REUTERS/Gene Blevins)

Los bomberos de Los Ángeles luchan contra el fuego provocado por el accidente (REUTERS/Gene Blevins)

Con sus 196 centímetros llegó a la NBA en 1996, seleccionado en el draft por Charlotte Hornets en la posición 13. Sin embargo, su deseo era participar en una franquicia más fuerte: tuvo el guiño de Jerry West, entonces manager de LA, quien lo veía como un prospecto por el que apostar. En consecuencia, hizo un movimiento de mercado (traspasó a Vlade Divac) y Bryant desembarcó en los Lakers, donde jugó 20 años, con su estilo espectacular, atlético, aunque muchas veces egoísta.

Fue Phil Jackson, paradójicamente el alfarero del mejor Michael Jordan en Chicago Bulls, el que obtuvo su mejor versión. A partir de 2000, en sociedad con el pivot Shaquille O’Neal, marcó una época en la NBA. Ganó el título en 2000, 2001, 2002, 2009 y 2010; terminó dos veces como máximo anotador (2006 y 2007), fue dos veces MVP (mejor jugador) de las finales y uno de la fase regular. Participó en 18 ediciones del All Star Game. Sin temor a los momentos álgidos de los encuentros, siempre se encargó de los lanzamientos en el final de los encuentros cerrados. Se retiró en 2016 ante Utah Jazz, en un choque en el que logró 60 puntos, 23 de ellos en el último cuarto; la cifra más alta de aquella temporada.

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Se trató de un basquetbolista especial, que rompió el molde del prototipo NBA. Cuando él tenía seis años, su padre se mudó a Italia para continuar con su carrera, por lo que también se transformó en un cultor del básquetbol FIBA -lo que explica su buena sintonía con Manu Ginóbili-, además de haber aprendido a hablar con fluidez en italiano y español. Se reveló como un fanático del fútbol, deporte que practicó, al punto que supo señalar que si hubiera continuado residiendo en Europa, podría haber terminado siendo futbolista. Admirador de Lionel Messi (con quien llegó a filmar un comercial de una línea aérea) y de Ronaldinho, respaldaba en las redes sociales al AC Milan y al Barcelona.

Otra imagen en el lugar del hecho (REUTERS/Gene Blevins)

Otra imagen en el lugar del hecho (REUTERS/Gene Blevins)

Para llegar a ser quien fue tenía una ética de trabajo asombrosa. El portal UK Business Insider había dado a publicidad varios de los tips que siguió para convertirse en una leyenda. Por ejemplo, ya desde que estaba en el secundario, realizaba una sesión de entrenamiento extra… de 5 a 7 de la mañana. Para calentar la mano, jugaba uno contra uno con diferentes adversarios al mejor de 100 puntos. Nadie logró marcarle más de 12 unidades, lo que marcaba su nivel de intensidad también en defensa. Su obsesión llegaba al punto que contaba los puntos de los entrenamientos.

Otro de sus trucos para sostener su vigencia a lo largo de 20 años fue su dieta, que mantuvo (exceptuando algunos permitidos) una vez retirado. Eliminó por completo el azúcar, también las pizzas, las harinas y sus derivados. Entendía que no necesitaba suplementos si era disciplinado en el entrenamiento y en su menú. Además, en sus cuidados incluía la aplicación de hielo tres veces al día. También veía a los videos como una herramienta clave para mejorar el rendimiento.

El mapa de la ruta del vuelo que quedó trunco

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“Me gustaría ser recordado como una persona que cumplió con creces, eso significaría mucho para mí. Eso significa que he puesto muchísimo trabajo y exprimido hasta la última gota de jugo que haya tenido”, supo declarar. El mundo del deporte le reservó el sitial que se merece: el de leyenda.

Fuente: Infobae

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