La NASA pudo finalmente restablecer contacto con la lejana sonda espacial Voyager 2, que había perdido en julio por un error de comando que hizo que su antena se desviara dos grados, comprometiendo su capacidad para enviar y recibir señales desde la Tierra y poniendo en peligro su misión.
Mientras se esperaba que situación no se resolviera hasta al menos el 15 de octubre, cuando estaba previsto que la sonda llevara a cabo una maniobra automatizada de realineación, la agencia espacial logró recuperar el enlace con la nave.
Gracias a la ayuda de múltiples observatorios terrestres que forman la Red de Espacio Profundo (DSN, por sus siglas en inglés), se pudo detectar una onda portadora o latido de la Voyager 2. Aunque la señal captada fue demasiado débil para leer los datos que transportaba, los científicos festejaron la reconexión con la sonda.
Lanzada en 1977 para explorar los planetas exteriores y servir de faro de la humanidad al universo, la nave se encuentra actualmente a más de 19.900 millones de kilómetros de la Tierra, mucho más allá del sistema solar.
El Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA (JPL, por sus siglas en inglés), que construyó y opera la sonda, dijo que había tenido éxito en un esfuerzo de largo alcance para enviar instrucciones que enderezaran la nave: “Las instalaciones de la Red de Espacio Profundo de la agencia en Canberra, Australia, enviaron el equivalente a un ‘grito’ interestelar”.
“Con un tiempo de luz unidireccional de 18,5 horas para que las instrucciones llegaran a la Voyager, los controladores de la misión tardaron 37 horas en saber si la orden había funcionado”, explicó la agencia. Suzanne Dodd, directora del proyecto Voyager, agrego: “La Red de Espacio Profundo utilizó el transmisor de mayor potencia para enviar la orden y programó su envío durante las mejores condiciones de la pasada de seguimiento de la antena, con el fin de maximizar la posible recepción de la orden por la nave espacial”.
Hacia el infinito y más allá
La Voyager 2 abandonó la burbuja magnética protectora proporcionada por el Sol, llamada heliosfera, en diciembre de 2018, y actualmente está viajando por el espacio entre las estrellas. Antes de dejar el sistema solar, exploró Júpiter y Saturno, y se convirtió en la primera y hasta ahora única nave espacial en visitar Urano y Neptuno.
La Voyager 1, gemela de la Voyager 2, fue la primera sonda de la humanidad en entrar en el espacio interestelar, en 2012, y a la fecha se encuentra a casi 24.000 millones de kilómetros de la Tierra.
Ambas naves Voyager llevan Golden Records, discos de cobre dorado de 30 centímetros destinados a transmitir la historia del planeta a los extraterrestres.
Por ahora, las dos sondas continúan enviando datos científicos, aunque se espera que sus baterías se agoten en algún momento a partir de 2025. Luego continuarán vagando por la Vía Láctea, probablemente por la eternidad, en silencio.
Fuente TN