Negociaciones contra reloj en Estados Unidos para evitar el cierre de la administración pública

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Los congresistas estadounidenses buscaban al cierre de esta edición un compromiso para aprobar con carácter urgente una extensión del presupuesto, un parche que podría llegar solo hasta diciembre, y evitar así una parálisis abrupta de los servicios públicos desde hoy, una perspectiva que demócratas y republicanos querían evitar cuando la sombra de una posible cesación de pagos se cierne sobre el país.

Entre el gasto y la deuda se juega el destino de los planes del presidente Joe Biden de volcar billones de dólares para asegurar el rebote de la economía en la pospandemia. Por caso, peligraba la votación de un proyecto de ley de infraestructuras por 1 billón de dólares debido a la exigencia del ala progresista del oficialismo, que reclama un fuerte incremento del gasto social, algo que es rechazado por los republicanos.

Lo que está en juego es tan importante que Biden debió anular un viaje a Chicago para permanecer en Washington y encabezar las negociaciones con los legisladores.

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Ante la superposición de crisis, los legisladores priorizaron el tema del financiamiento del Estado federal.

Por un lado, se preparaban para votar anoche mismo u hoy a más tardar un “parche” temporario para extender el actual presupuesto hasta diciembre de forma de evitar la parálisis de la administración pública, ya que la ley presupuestaria actual expiraba anoche. Sin embargo, no había todavía confirmaciones.

Por otro lado, discutían cómo y cuánto aumentar la capacidad legal de endeudamiento del Estado antes el 18 de octubre, tal el plazo para evitar el primer “default” en la historia de la mayor potencia mundial. El primero de los frentes abiertos, el del presupuesto temporal, parecía a punto de resolverse dado que había consenso entre los legisladores. Sin embargo, la premura y las divisiones partidarias hacían difícil completar las negociaciones.

La bancada republicana prefería extender el actual presupuesto hasta el 3 de diciembre, algo que debía ser votado por el pleno. Luego el proyecto debería pasar a la Cámara de Representantes, controlada por los demócratas, antes de ser promulgado por Biden.

Ese proyecto de ley incluía una ayuda a los estados golpeados por catástrofes naturales y fondos para que refugiados afganos se instalen en Estados Unidos.

Urgencia

Los parlamentarios tenían hasta la medianoche de ayer para adoptar la nueva ley, sin la cual los servicios federales serían abruptamente suspendidos en lo que se conoce como “shutdown” (“apagón”).

Con todo, aunque se evite ese extremo, el espectro de una moratoria persiste y el 18 de octubre es la fecha límite, una que no conviene agotar, según advirtió la secretaria del Tesoro, Janet Yellen.

Los republicanos rechazan darle a Biden un cheque en blanco para endeudar más al Tesoro. Por eso dejaron la decisión del lado de los demócratas, que deberían apelar a sus propios votos para aprobar esta medida a través de una maniobra parlamentaria que podría tomar tiempo.

El jefe demócrata del Senado pareció cerrar esa puerta: “Esta vía es demasiado arriesgada para el país”, dijo Schumer, por la rebelión de la izquierda oficialista.

En tanto, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, presentó ayer a la tarde el miércoles un proyecto para suspender el tope de endeudamiento para que Estados Unidos pudiera emitir deuda y cumplir sus obligaciones después del 18 de octubre. Pero sin apoyo republicano, la iniciativa nació muerta.

Pelosi tachó de “irresponsables” a los legisladores de la oposición.

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