El ex primer ministro Benjamin Netanyahu parecía este miércoles encaminarse a reunir la mayoría absoluta parlamentaria en las elecciones de Israel, apoyado por partidos religiosos sionistas de ultraderecha, un resultado que se confirmará este jueves pero que ya encendió alarmas en el Gobierno de Palestina, que recibió el respaldo de la Liga Árabe, e incluso movió a Estados Unidos a señalar que espera que el próximo gobierno israelí garantice la «tolerancia» hacia las minorías.
«Estamos al borde de una gran victoria», dijo este miércoles por la mañana Netanyahu, de 73 años, a sus seguidores en una reunión en Jerusalén, un día después de los comicios para elegir al nuevo Gobierno.
«Estableceré un gobierno nacionalista que se ocupará de todos los ciudadanos israelíes sin excepciones», agregó, según consignó la cadena de noticias I24.
Con el 97% del escrutinio, su coalición obtendría con 65 de los 120 escaños del Parlamento, aunque el resultado definitivo -que no se conocerá hasta el jueves- podría modificar esta previsión, al quedar pendiente el conteo de cientos de miles de boletas, principalmente la de soldados, prisioneros y diplomáticos.
Aunque la formación de un gobierno de coalición podría extenderse durante semanas, todo apunta a que gracias a sus aliados de la extrema derecha religiosa, Netanyahu, con varias causas judiciales pendientes por corrupción, volverá al cargo que ya ostentó entre 1996 y 1999 y entre 2009 y 2021.
Israel tendría así un nuevo giro hacia la derecha, respaldado por una inédita escalada del partido ultranacionalista Sionismo Religioso, cuyos miembros utilizan una retórica incendiaria antiárabe y anti-Lgbtiq+.
Mientras el Likud, la formación de Netanyahu, sería la más votada, con 31 legisladores, sus aliados sionistas llegarían en tercer lugar, con 14 escaños, según el diario Times of Israel.
El líder de Sionismo Religioso, Itamar Ben Gvir, prometió que con él habrá un Gobierno «completamente de derechas», aunque aseguró que trabajará para todos, «incluso para quienes me odian», precisó.
Ben Gvir es discípulo de un rabino racista, Meir Kahane, que fue expulsado del Parlamento y cuyo partido Kach fue calificado de «grupo terrorista» por Estados Unidos antes de ser asesinado en Nueva York en 1990.
En tanto, el centrista Yesh Atid, partido del primer ministro saliente, Yair Lapid, figura en segunda posición con 24 escaños, pero su subida no basta para compensar el retroceso de otros socios, como la agrupación de izquierda Meretz, que no superaría el 3,25% de los votos necesarios para ingresar al Legislativo.
Tampoco obtendría representación el partido árabe nacionalista Balad, mientras que Raam (islamista moderado) tendría cinco parlamentarios, al igual que la lista árabe laica Hadash-Taal.
La candidatura de los partidos árabes israelíes había obtenido un resultado récord de 15 escaños en 2020, cuando se presentaron bajo una sola lista, pero se vieron castigadas en esta elección por presentarse dispersas en tres grupos.
Unidad Nacional, la formación que lidera el actual ministro de Defensa, Benny Gantz, aparece en el recuento provisional con 12 diputados, los mismos que obtendrían los ultraortodoxos de Shas.
Completan los partidos con representación parlamentaria el también ultraortodoxo Judaísmo Unido por la Torá (ocho escaños), el Nuestra Casa es Israel (Yisrael Beytenu) de Avigdor Lieberman (cinco) y los laboristas (cuatro).
Netanyahu, el primer ministro que más tiempo estuvo en ese cargo desde la fundación del Estado de Israel, perdió el poder en 2021, derrotado por una coalición heteróclita creada por Lapid.
«Hasta que no se cuente la última papeleta de voto, nada está decidido», afirmó su rival, según la agencia de noticias AFP.
Los israelíes acudieron a votar masivamente en las quintas elecciones legislativas celebradas en el país en menos de cuatro años, con un Netanyahu determinado a volver al poder, pese a ser juzgado por corrupción.
La votación ocurre en un contexto de tensión en Cisjordania ocupada, tras una serie de ataques antiisraelíes de palestinos sobre todo en primavera, y más de 2.000 operaciones militares israelíes desde entonces en ese territorio palestino ocupado desde 1967.
Estas operaciones causaron más de 120 muertos del lado palestino, el peor balance en siete años.
Este miércoles por la mañana el ejército israelí mató a un palestino que previamente había herido de gravedad a un soldado embistiéndolo con su vehículo en un puesto de control en Cisjordania.
Ante este panorama, el Gobierno de Palestina reclamó este miércoles «protección» a la comunidad internacional ante la previsible formación del Ejecutivo más antipalestino en años en Israel liderado por Netanyahu e integrado por un partido fuertemente antiárabes.
El primer ministro palestino, Mohamed Shtayyeh, dijo en un comunicado temer «políticas agresivas» si Netanyahu forma Gobierno junto al Partido Sionista Religioso del líder Itamar Ben Gvir.
«No teníamos esperanza de que las elecciones dieran como resultado un socio para la paz», señaló, e ilustró que la escasa diferencia entre los partidos políticos en Israel, es equiparable a la que existe «entre una Pepsi y una Coca-Cola».
Ante este pedido, dirigentes de la Liga Árabe expresaron este miércoles en Argelia su «apoyo absoluto» a los palestinos, en momentos en que se perfila el regreso al poder Netanyahu, en alianza con la ultraderecha religiosa.
La Liga expresó su apoyo a los palestinos pese a que varios de los 22 países que la componen se hayan sumado en los últimos años a los pocos que mantienen relaciones con Israel.
En 2020, Emiratos Árabes Unidos normalizó sus relaciones con el Estado hebreo, en el marco de unos acuerdos negociados con mediación de Estados Unidos. Baréin, Marruecos y Sudán le siguieron los pasos.
El más que probable regreso de Netanyahu al poder, al frente de una coalición más extrema que la que lo acompañó en sus anteriores gestiones, generó una advertencia de Estados Unidos.
Fiel al estilo de la Casa Blanca, el vocero del Departamento de Estado, Ned Price, hizo saber que espera que el próximo gobierno de Israel respete los derechos de las minorías y agregó que su relación con Israel «siempre se ha basado en nuestros intereses compartidos, pero lo que es más importante, en nuestros valores compartidos».
«Esperamos que todos los funcionarios del gobierno israelí continúen compartiendo los valores de una sociedad abierta y democrática, incluida la tolerancia y el respeto por todos en la sociedad civil, en particular por los grupos minoritarios», señaló.
Fuente: telam