Nicolás Maduro aprovechó un acto en el Panteón Nacional de Caracas por el Día de la Mujer para embestir de nuevo contra el gobierno de Mauricio Macri , con el que mantiene una contienda diplomática permanente desde hace meses. El presidente venezolano reivindicó la figura de Milagros Sala: «El suplicio, la tortura de la oligarquía rapaz argentina va a acrecentar la fuerza revolucionaria del pueblo argentino. ¡Que viva Milagros Sala !».
El chavismo apoya a Sala desde el día de su detención, y la define como «víctima de la persecución política en Argentina». La nueva andanada del «hijo de Chávez» se produce sólo horas después de que tildara a Macri de «espectro», «basura», «bodrio» y culpable de la «masacre» que a su criterio vive el pueblo argentino. «Que triste va a terminar la historia de un traidor, arrodillado (al presidente estadounidense Donald Trump)», sentenció Maduro, quien en cambio ha evitado hasta ahora enfrentarse al nuevo inquilino de la Casa Blanca. Guante de seda para el magnate y puño de hierro para los demás.
El líder bolivariano encabezó la llegada al Panteón Nacional de los restos simbólicos de la negra Matea, la cacique indígena Apacuana y la negra Hipólita, heroínas de la patria criolla durante la lucha de la independencia.
El gobierno revolucionario está inmerso en una guerra diplomática de varios frentes cuando sólo faltan unas horas para la reunión del Mercosur. Además de Macri, la víctima favorita de los ataques chavistas es el presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, a quien Maduro acusó ayer de haber planteado a Donald Trump la invasión de Venezuela durante la reunión que ambos mandatarios mantuvieron en la Casa Blanca a finales de febrero.
Maduro también acusó al mandatario sudamericano de animar a la Unidad Democrática para que se «vuelvan locos» en su cruzada contra el Gobierno. Una forma de decir, en el personal estilo dialéctico del presidente, que Kuczynski habría empujado a la oposición a rebelarse en las calles o a planificar un golpe de estado.
El chavismo señala desde hace una semana al dirigente peruano, quien ha abierto las fronteras de su país a los venezolanos en medio de su estampida migratoria, de insultar al «gentilicio americano» al llamar perros a los latinos. El gobierno peruano reaccionó llamando a consultas a su embajador en Caracas.
La tercera víctima de Maduro es Luis Almagro, secretario general de la OEA, a quien atacó con saña durante el encuentro de intelectuales amigos de la revolución celebrado ayer. «Venezuela no va a soportar más conspiraciones de Almagro y sus socios mafiosos de Miami», amenazó el primer mandatario, quien calificó como «mugre» a quien fuera canciller del uruguayo Pepe Mujica. «No podrán con nosotros, los vamos a derrotar por la calle del medio», subrayó.
El último dirigente envuelto en esta guerra diplomática es el nuevo canciller brasileño, Aloysio Nunes. «Comenzó con mal pie sus funciones atacando a Venezuela. Le enviaré el abc de la diplomacia», respondió la canciller Delcy Rodríguez tras denunciar el ministro de Temer la «escalada autoritaria» del chavismo.
Daniel Lozano/La Nación