No soportaba compartir celda con un pedófilo y planeó una venganza terrible

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Adam Davidson (31), un australiano que cumplía condena por robo, fue puesto en libertad condicional, luego de tirarle agua hirviendo en el cuerpo a Brett Cowan, un compañero de prisión que abusó sexualmente y asesinó a un nene de 13 años en 2003. Esta venganza le costó tres años más de encierro.

Adam no soportaba estar de brazos cruzados compartiendo sentencia con un «monstruo» y decidió hacer una vendetta personal: durante un mes estudio los movimientos de Brett y analizó cómo hacer para dañarlo. «No quería matarlo. Solo quería herirlo. Que sienta el dolor que alguien como Daniel Morcombe sintió», dijo ante las autoridades, según el DailyMail.

El 5 de agosto de 2016, alrededor de las 9.15, el pedófilo estaba jugando a las cartas con otros delincuentes en un área común. Durante un descanso del juego, fue al patio a tomar aire y Adam, que estaba junto a la sala de lavandería, vio la oportunidad de cumplir el plan que llevaba pensando.

Cuando Brett volvió a la mesa, el ladrón le pidió a sus compañeros que estaban cerca que se corran y le tiró un balde de agua hirviendo en la cabeza y el cuerpo. «¡¿Por qué, por qué?!», gritó agonizando de dolor, pero él sabía la respuesta.

Los efectivos llegaron corriendo al lugar y lo enviaron a su celda para tomar una ducha fría, mientras que a Adam se hizo cargo de su acto y lo obligaron a hacer tareas en la cocina: «Fui yo, sólo yo, nadie más estuvo involucrado. Él se lo merecía«.

El agua caliente le dejó a Brett graves quemaduras e imborrables secuelas: la piel del rostro se le cayó a pedazos, al igual que en el pecho, la espalda y las piernas. Las ampollas tardaron semanas en curarse, principalmente en la prominente panza que creció durante sus años de prisión, haciendo olvidar la holgada figura que recorrió los periódicos durante el juicio.

Por esta venganza, Adam fue condenado a tres años más de prisión, pero hoy ya está libre. «Pensaba que no debía estar con esos abusadores sexuales. No podía ir a ningún lado, así que organicé mi propia venganza», recordó.

El nene de 13 años desapareció en diciembre de 2003, cerca de una parada de colectivos en Sunshine Coast de Queensland, Australia. Luego de una exhaustiva investigación, la policía llegó a la conclusión que Brett Cowan era el culpable, pero lograron arrestarlo recién en 2011, casi ocho años después.

En 2014, fue condenado a cadena perpetua por el abuso y asesinato de Daniel.

Clarín

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