«Estas medidas apuntan a mejorar las condiciones existentes para garantizar la producción de películas entendiendo los distintos modelos de producción que tenemos», dice Ralph Haiek, presidente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), frente a un puñado de periodistas especializados en su oficina del viejo edificio de Lima y Moreno. En la cabecera de la mesa, Haiek y el vicepresidente del Instituto, Fernando Juan Lima, adelantan las resoluciones que comenzaron publicarse hoy en el Boletín Oficial mientras se negocia un plan integral para 2019 con la Asamblea Federal, el Consejo Asesor y las distintas entidades de productores, directores y técnicos. «Hay un consenso en la necesidad de un cambio más profundo», dice Lima.
¿De qué tratan las nuevas resoluciones? Por un lado, de acuerdo con Haiek, «se retoman algunas ideas que funcionaron bien en el pasado junto con otras que eran extraordinarias y ahora se convierten en ordinarias, como el sistema de anticipo de subsidios». En audiencia masiva no se plantean grandes cambios. Para audiencia media, el sistema de anticipo de subsidios será aplicable al momento del inicio de rodaje y seleccionado semestralmente por una comisión técnica para las películas a realizarse en los próximos seis meses, mientras que el anticipo por masa salarial, aplicará una vez efectuado el rodaje.
En Convocatorias, se implementará un sistema de concursos con premios cuyos montos garantizan el financiamiento. Además, se determinará un cupo de largometrajes federales (uno por región y con menor presupuesto) y se optimizará el esquema de difusión a través de la red de Espacios INCAA en combinación con Cine.Ar Estrenos (la plataforma acaba de alcanzar el millón de suscriptores) y el canal de cine del INCAA («que ya está en HD, es la sexta señal de cine más vista en el país», aseguran).
El presupuesto total asignado para las Convocatorias 2018, y que abarca a las producciones más chicas, es de 233 millones 420 mil pesos, monto que se divide entre largometrajes para directores, por un lado (9.8 millones), y para operas primas, por otro (8 millones). Además, están los desarrollos de guión que equivalen a 185 mil pesos y a cortometrajes de animación que son de un millón trescientos mil pesos.
Por otra parte, el costo medio, esto es, el presupuesto promedio de un largometraje, aumenta un 25%, por lo que pasará de 10 a de 12.5 millones de pesos.
Dos cuestiones centrales a implementarse son: por la exhibición, nuevas medidas sobre cuota de pantalla y media de continuidad —una resolución que fue publicada nueve días atrás—, y por la inclusión, los comités estarán integrados por mitades por mujeres y varones y se establecen porcentajes ineludibles de representantes ajenos a la zona Caba-GCBA.
«Trabajamos en dos grandes niveles: en el buen uso de los fondos y recursos y en planificar el financiamiento», explica Haiek. Para Lima, si bien todo está sometido a discusión entre los diferentes actores sociales, «hay tres puntos que son innegociables: la política de género, afianzar el federalismo y respetar los diferentes modos de producción, como las producciones independientes».
Por último, la búsqueda constante de un equilibrio presupuestario dio como resultado que los Ingresos Totales hayan alcanzado el 95% de cumplimiento respecto a lo previsto, lo cual permitió un superávit de 29,1 millones en el acumulado a abril de 2018, asegura el INCAA en sus informes. Este es un año récord en cuanto a rodajes, sostienen, teniendo en cuenta los datos del Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina (SICA), que arrojan que en este semestre ya cuentan 83 películas. Según Haiek, «esto demuestra que la industria está activa y que seguimos siendo líderes a partir del talento argentino».
Fuente: Infobae