Cuando parecía que el mundo había comprendido un poco al nuevo coronavirus, las nuevas variantes volvieron a poner en vilo a la comunidad científica que busca poner un freno a la pandemia producto del COVID-19. En total las nuevas variantes registradas son tres: la del Reino Unido (N501Y) , la de Brasil (E484K) y la de Sudáfrica (501.V2) pero se esperan muchas más.
De hecho, ya se está hablando de una nueva variante estadounidense, luego de que investigadores hayan detectado dos variantes del SARS-CoV-2 que podrían ser más contagiosas y que se comportan de manera similar a la británica, según conclusiones de un estudio preliminar publicado este miércoles, en las que se destaca que una de ellas es dominante en la capital de Ohio.
Las variantes son versiones diferentes del coronavirus inicial que aparecen con el tiempo, a medida que el virus muta, cosa que sucede cuando se replica y que es normal en este tipo de agentes infecciosos acelulares. Hasta ahora, se habían observado múltiples mutaciones del SARS-CoV-2, la mayoría sin consecuencia. Pero otras pueden mejorar su supervivencia, por ejemplo, volviéndolo más contagioso.
¿Por qué sucede esto? “Los coronavirus mutan todo el tiempo, así que no es sorprendente que emerjan nuevas variantes del SARS-CoV-2”, recordó el profesor Julian Hiscox, de la Universidad de Liverpool. “Lo más importante es intentar saber si esa variante tiene propiedades que tienen un impacto en la salud de los humanos, los diagnósticos y las vacunas”.
De los virus que atacan a los humanos, los coronavirus son de los más grandes. Con 125 nanómetros de diámetro, también son relativamente grandes para los virus que usan ARN para replicarse. Pero los coronavirus realmente se destacan por sus genomas: con 30.000 bases genéticas, tienen los genomas más grandes de todos los virus de ARN. Son tres veces más grandes que los del VIH y la hepatitis C, y más del doble de los de la gripe estacional.
Los coronavirus también son uno de los pocos virus de ARN con un mecanismo de corrección genómica, que evita que se acumulen mutaciones que podrían debilitarlo. Esa capacidad podría ser la razón por la cual los antivirales comunes como la ribavirina, que pueden frustrar virus como la hepatitis C, no han logrado someter al SARS-CoV-2. Las drogas debilitan los virus al inducir mutaciones. Pero en los coronavirus, el corrector de pruebas puede eliminar esos cambios.
Al ser un virus de ARN, el SARS-Cov-2 ingresa a las células huésped, replica un ARN genómico y produce muchos ARN más pequeños (llamados “ARN subgenómicos”). Estos ARN subgenómicos se usan para la síntesis de varias proteínas (picos, envolturas, etc.) que se requieren para el inicio del linaje del SARS-Cov-2 con las células humanas.
Lo cierto es que en el amplio campo de batalla que es la naturaleza, todos los virus mutan naturalmente para sobrevivir. “Los cambios en la naturaleza son azarosos y siempre buscan prevalecer en el tiempo y sobrevivir. Cualquier especie va cambiando su estructura genética con el tiempo. Así, se producen cambios neutros, negativos o positivos (eficiente a la hora de reproducirse). Así funciona la selección natural. Todo en biología es genes y ambiente en desarrollo”, explicó a Infobae el biólogo y doctor en ciencias Federico Prada.
“¿Y por qué resultó tan efectivo y letal en humanos? Porque el virus SARS-CoV-2 posee una de las características biológicas más importantes como llave de entrada al cuerpo humano: la molécula enzima convertidora de angiotensina 2 (o ACE 2), que está presente en gran medida en nuestro organismo como en pulmones, riñones e intestinos. Entonces el virus ingresa al organismo infectando células y duplicándose en su material genético con el objetivo de dividirse y generar más copias”, amplió el director de la licenciatura Bioinformática y la licenciatura en Biotecnología de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE).
Las vacunas, el gran interrogante
La mayoría de las vacunas contra el coronavirus apuntan a la proteína conocida como “de espiga” o “de pico” que el virus usa para adherirse a las células humanas. Las vacunas preparan al cuerpo para poder detectar la proteína de punta para que el sistema inmunológico pueda detectar el virus. Sin embargo, si la proteína de pico muta, el cuerpo podría no reconocer el virus y las vacunas pueden resultar ineficaces. El profesor Calum Semple, de la Universidad de Liverpool, explicó a The Telegraph que “algunas de las mutaciones están ocurriendo en la llave que el virus usa para desbloquear las células. Y esto lo vemos con la gripe cada año y por eso la vacuna contra la gripe tiene que cambiar año tras año”.
Añadió: “Yo esperaría que la vacuna aún fuera razonablemente efectiva porque actualmente es efectiva en un 95 por ciento. Incluso si bajamos algunos puntos porcentuales, seguirá siendo lo suficientemente buena, y mucho mejor que muchas otras vacunas en el mercado”.
El especialista, sumó optimismo: “La buena noticia es que las nuevas vacunas son esencialmente como los correos electrónicos que enviamos al sistema inmunológico, y son muy fáciles de ajustar. Así que si sabemos que ha cambiado muy ligeramente, solo tenemos que editar ese correo electrónico, cambiar una o dos palabras y entonces la vacuna que estará lista en seis u ocho semanas después de eso, será competente y mejor dirigida a la nueva cepa”.
¿Qué se puede hacer para detener las nuevas variaciones? A falta de poder impedir la propagación de estas variantes, el objetivo es “retrasarlas” al máximo, según Bruno Coignard, director de enfermedades infecciosas de la agencia sanitaria francesa Santé Publique France.
Mientras que el Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) recomienda a los países afectados tomar medidas similares a las del principio de la pandemia, como la limitación de viajes y los tests a personas provenientes de zonas de riesgo. Pide además controlar la incidencia de estas variantes, multiplicando la secuenciación de los virus.
En este sentido, hoy las medidas sanitarias como el distanciamiento social, el uso de las mascarillas, el constante lavado de manos permiten imaginar que el mundo hoy cuenta con más herramientas.
Fuente: Infobae