Tal como estaba previsto y bajo el lema «Con Cristo Rey y María, apóstoles de la esperanza», la comunidad católica de Cristo Rey comenzó a transitar la fiesta en honor a su patrono. «Hoy los santos y cristo Rey nos dice vení levantate y seguí caminando», señaló el padre Cuello en su reflexión.
Al inicio de la celebración, un grupo de padres de la Catequesis Familiar acompañados por los niños y catequistas presentaron distintos signos como ser el lema; las Bienaventurazas; las imágenes de Jesús y de María.
Luego de las lecturas correspondientes, el padre Gastón Cuello realizó una extensa reflexión en donde instó a los presentes a vivir la santidad, «aquí y ahora».
«Cada uno de los santos, a los que este domingo celebramos, han querido seguir a Cristo Rey, en su vida diaria. Ellos están bien cerca de Dios, y nos están llamando a cada uno de nosotros. Ese es el fin de nuestras vidas es estar junto al Señor«, comenzó diciendo.
Más adelante acotó, «muchas veces decimos ´no es para mí porque soy pecador, soy limitado´. El santo no es el que no tiene pecado o no es limitado. Ninguno de los santos que ustedes conocen, han tenido dificultades«.
Sobre esta cuestión añadió, «El Evangelio de las Bienaventuranzas nos dice que sus vidas no fue color de rosas. Ellos han vivido la felicidad a pesar de las circunstancias difíciles que les tocó vivir. Si ellos lo pudieron hacer, nosotros también.Estamos invitados a eso, a vivir esa santidad aquí y ahora«.
A la vez invitó a los feligreses a dejarse contagiar, «por la santidad que ellos se nos invita a vivir. Este inicio de la fiesta patronal es muy importante, porque se nos invita a vivir las bienaventuranzas que él nos ha enseñado. Él quiere que todos los que lo seguimos vivamos esas bienaventuranzas, no sólo es feliz el que lo tiene todo».
El padre Cuello no dudó en afirmar, «hoy los santos y Cristo Rey nos dice vení levantate y seguí caminando, es posible porque yo estoy a tu lado. En estos tiempos de mucha dificultad estamos invitados a sentir esa presencia de Cristo Rey y María«.
A la vez consignó que la tarea de todo seguir de Cristo, de todo apóstol, «es levantar a otros que están tristes, desesperanzados, afligidos. La santidad es la comunión de la vida de gracia de Dios con nosotros, no es para vivirla de manera individual. Tenemos que llamar a otros, por eso somos apostoles, enviados«.
