Pájaro de las Sensaciones Intensas…

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Por Ángel Emilio «Lito» Garay, especial para La Banda Diario

La cultura nacional ha perdido a una de sus figuras más brillantes , y a una persona que supo hacer de la coherencia el vector de su compromiso con el arte y con la vida.

Luis Alberto Spinetta fue el ser humano que “aprendió a volar entre tanta gente de pié”, en una época de efervescencia (fines de los ´60 y principios de los ´70) donde muchos corazones estallaban por reemplazar lo establecido, por formas más creativas y vitales. Pero el Flaco fue un elegido, porque supo amalgamar la música y la poesía en forma genial, única, personal, direccionada a erizar la piel y abrir las mentes para bucear en nuestros valles interiores.

Fue un artista pleno porque amaba todas las artes e introdujo a muchos jóvenes rockeros en el mundo de Artaud, Baudelaire, Rimbaud, Van Gogh, Gauguin, Nietzche, Foucault, entre otros. Fue un ser humano íntegro, que nunca se vendió ni hizo de su vida un espectáculo, un show, ni hizo del arte una mercancía. No se sumó nunca a la “vanguardia del mercado”, él estaban más lejos de eso porque fue siempre vanguardia artística y a cada uno de sus crecimientos lo reemplazó por una nueva vanguardia estética.

Por su admiración de siempre, a su conducta, a su trascendencia y genialidad, El Atelier Cultural le rindió homenajes en varios momentos de su historial. “Pájaro de las sensaciones intensas”, primera obra tetral representada en el año 1993 por el elenco de la institución, abordaba el tema del nacimiento del rock en Santiago del Estero y, además de llevar música de Spinetta, se lo menciona en varias escenas como máximo referente del rock nacional.

En otra obra titulada “El jardín de la Memoria” también lleva su música.

El año pasado, ante el anuncio de su presencia en el Salamanca Rock, el grupo de teatro-danza preparó un homenaje con tres de sus temas y que no se concretó porque el Flaco no pudo venir. Seguramente ya estaba preparando su viaje hasta la gloria para encontrarse en el jardín de los Presentes con todos los grandes.

Así se nos fue aquel que con su increíble voz nos decía: “Pues yo te haré reir, yo te haré llorar… mi boca besará toda la ternura de tu acuario” y nos dejará a todos llorando como un durazno sangrado.

 

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