El Papa lavó los pies de 12 refugiados y comparó la traición de Judas con el atentado a Bruselas

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El papa Francisco lavó, los pies a 12 refugiados: tres musulmanes, un hindú, tres cristianas coptas y cinco católicos (cuatro hombres y una mujer), lo hizo durante la misa de la Cena del Señor que celebró este jueves santo por la tarde en el Centro de Acogida para los Solicitantes de Asilo (CARA por sus siglas en italiano) de Castelnuovo di Porto, en las afueras de Roma, donde son acogidos 892 refugiados, de los cuales 554 son musulmanes, 337 cristianos y dos hindúes.

La misa se celebró en el patio externo del complejo y participaron también dos clérigos musulmanes, un imán que se ocupa del centro de refugiados y otro de una ciudad vecina.

El su homilía el Santo Padre señaló dos gestos: “Jesús que sirve, que lava los pies, él que era el jefe le lava los pies a los suyos, a los más pequeños, un gesto”. Y otro “el de los enemigos de Jesús, de aquellos que no quieren la paz con Jesús, que toman el dinero con el que lo traicionan, las 30 monedas”.

Y señaló que también hoy hay dos gestos: aquí “todos nosotros juntos, musulmanes, hindúes, católicos, coptos, evangélicos, hermanos, hijos del mismo Dios, que queremos vivir en paz, integrados, un gesto”. Y de otro lado “tres días atrás, un gesto de guerra, de destrucción, en una ciudad de Europa, gente que no quiere vivir en paz”.

Así “detrás de ese gesto, como detrás de Judas estaban quienes habían dado el dinero para que Jesús fuese entregado; detrás de ese otro gesto están los traficantes de armas que quieren la sangre, no la paz, que quieren la guerra, no la fraternidad”.

“Ustedes, nosotros, todos juntos –prosiguió el Santo Padre- tenemos diversas religiones, diversas culturas, pero somos hijos de un mismo Padre, hermanos”. Y explicó que “cuando yo haré el mismo gesto de Jesús, de lavar los pies a los doce, todos nosotros hacemos el gesto de la fraternidad y todos nosotros decimos, somos diversos, somos diferentes, tenemos diversas culturas y religiones, pero somos hermanos y queremos vivir en paz. Y este es el gesto que yo hago con ustedes”.

Francisco recordó que “cada uno de nosotros tiene una historia encima, cada uno de ustedes tiene una historia encima. Tantas cruces y tantos dolores, pero también tienen un corazón abierto que quiere la fraternidad”.

Por ello pidió: “Cada uno en su lengua religiosa rece al Señor para que esta fraternidad se contagie en el mundo, para que no hayan más las treinta monedas para asesinar al hermano y para que siempre haya fraternidad y bondad”.

El Papa al concluir la misa, saludó uno a uno a todos cientos de refugiados allí presentes.

A quiénes lavó los pies Francisco
En información difundida previamente por CARA, se pudo conocer brevemente quiénes fueron los refugiados elegidos para el lavatorio de pies, todos ellos con “experiencias turbulentas y situaciones límite físicas y psicológicas en sus países donde reina el dolor y el sufrimiento, de los cuales escaparon para llegar a Italia”.

Así, el primero de ellos es Sira, un musulmán de 37 años y proveniente de Mali. Llegó a CARA hace menos de dos meses después de haber pasado por Niger y Libia. “Mohamed es otro de los musulmanes y ha cumplido hoy 22 años y llegó al centro de acogida también hace dos meses. Nació en Siria, del cual escapó hacia Libia y de ahí se embarcó a la isla de Lampedusa, a donde arribó el 11 de enero”, indicó CARA.

El tercer musulmán es Khurram, que cumplirá 26 años el 1 de junio y nació en Pakistán. Debió atravesar Irán, Turquía, Grecia, Macedonia, Serbia, Hungría y Austria, hasta llegar a Caltanissetta (Italia), el 1 de septiembre de 2015.

El único refugiado hindú es Kunal de 29 años, que siguió el mismo camino de Khurram, pero partiendo de la India.

El Pontífice también lavó los pies a tres cristianas coptas originarias de Eritrea, que llegaron a (Sicilia) Italia luego de atravesar Etiopía, Sudán y Libia. La mayor es Luchia de 26 años y llegó el 7 de octubre de 2015. La segunda es Kbra que cumplirá 23 años el 1 de abril y llegó a la isla el 5 de noviembre. La menor es Lucía de 20 años y llegó el 4 de diciembre.

De los cinco fieles católicos, solo una es mujer. Se trata de la italiana Angela Ferri, de 30 años, proveniente de Stigliano y que labora en el centro de acogida. Los otros cuatro son jóvenes nigerianos, de los cuales dos son hermanos. Los cuatro son estudiantes y llegaron luego de atravesar Níger y Libia.

Los hermanos son Shadrach Osahon y Endurance de 26 y 21 años. Para salvarse se separaron por unos meses. El mayor llegó a Italia el 16 agosto de 2014 mientras el menor llegó el 17 de octubre del mismo año. Los otros dos nigerianos son Miminu Bright de 26 años y Osma de 22 años y licenciado en física.

Al final de la celebración, el Papa se acercó a saludar a varios de los refugiados, con quienes pudo intercambiar palabras gracias a tres traductores, uno de Afganistán, uno de Malí y otro de Eritrea.

AICA

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