No se observan demasiados cambios en la última medición del Humor Social y Político, que efectúa mensualmente D’Alessio IROL, y que publica TN, ya que la crítica hacia el presente económico continúa siendo contundente: el 82% de los argentinos opina que la economía está peor que en 2018, contra un 16% que opina lo contrario.
Sin embargo, la visión sobre el presente económico podría estar mejorando ya que en diciembre el 88% señalaba que estaba peor que doce meses atrás, contra un 10% que consideraba que estaba mejor. Esta leve mejoría se da gracias a una postura más positiva entre los electores de Cambiemos en el balotaje: los que expresan que la economía está mejor que hace un año atrás alcanzan el 27%, mientras que, en diciembre este porcentaje solo llegaba al 16%. Entre los opositores el pesimismo reina: apenas un escueto 4% confiesa que está mejor que en 2018.
Consultados sobre las expectativas para el 2020, el optimismo se mantiene estable desde noviembre, aunque oscila dentro de un rango inferior al registrado en el primer semestre del 2018: el 38% considera que la situación económica del país mejorará el año próximo. Entre los votantes de la coalición gobernante en el balotaje en 2015, este porcentaje se acrecienta al 65% en tanto que los que optaron por el Frente para la Victoria (FPV) continúan con su pesimismo.
Haciendo zoom entre los partidarios de Cambiemos, se observa que luego de dos meses de recuperación, el optimismo hacia el futuro se estabiliza en un nivel similar al registrado a mediados de 2018, pero aún 10 puntos por debajo de los valores de hace un año atrás, cuando el 75% de los oficialistas consideraba que la situación económica del país mejoraría en 2019.
El principal factor de angustia de los argentinos sigue apuntando a las variables económicas y a la incertidumbre acerca de su evolución. La inflación se consagra como la principal preocupación desde hace un año.
El primer mes del 2019 no fue la excepción: 9 de cada 10 encuestados la elige en primer lugar, esta preocupación desvela por igual a ambos lados de la grieta.
Por detrás se encuentran otras variables económicas como la falta de certezas sobre la evolución de la situación económica del país (72%) y los aumentos de las tarifas de los servicios, en especial de la luz y el gas (70%), temas que se dan con mayor énfasis entre los votantes del FPV en el balotaje. Respecto del aumento de los impuestos y de la presión impositiva, con el 67% coinciden tanto oficialistas como opositores.
El reclamo por la inseguridad y la delincuencia no abandona el segundo foco de gran peso en la agenda de los ciudadanos, con el 60%, porcentaje que se eleva 13 puntos entre los oficialistas. Este tema, junto con la entrega indiscriminada de subsidios (66%) y los cortes de calles y piquetes (46%), son también importantes para el electorado de la coalición gobernante.
Por otro lado, la corrupción alcanza a 4 de cada 10 argentinos y produce indignación en ambos lados de la grieta, diferenciándose al momento de especificar quienes son los involucrados. En efecto, que queden sin castigar los actos de corrupción del gobierno anterior sigue siendo uno de los temas a resolver para el 68% de los partidarios de Macri en el 2015, mientras que la mitad de los que votaron a Scioli (45%) pone la lupa en la posible corrupción de la gestión actual.
Por último, el temor al perder el trabajo y la dificultad para pagar créditos y afrontar las tarjetas (ambos con 45%) parecen ser preocupaciones exclusivas de los opositores al gobierno de Cambiemos.
Al analizar los temas que más preocupan a los argentinos por edad, vemos que los temas económicos en general y la inflación en particular alcanza a todos por igual, sin distinción por tramo etario. Sin embargo, el temor por la inseguridad y la delincuencia se incentiva a medida que aumenta la edad del entrevistado. Los temas relacionados con la corrupción sólo preocupan a 2 de cada 10 jóvenes hasta 34 años y a 5 de cada 10 mayores de 55 años. Respecto del temor a perder el trabajo, el porcentaje es algo mayor en la franja etaria más joven, alcanzando al 39%.
Es indudable que la economía domina de forma muy clara la preferencia de los ciudadanos en torno a las problemáticas. Y si bien entre los electores o los ciudadanos favorables a Cambiemos las preocupaciones se extienden a otras cuestiones al margen de la economía, como la inseguridad y la corrupción del gobierno anterior, la conversación social está sesgada hacia temas como la inflación, la caída del ingreso, el aumento de las tarifas y el temor a perder el trabajo, y esto no pareciera cambiar, por lo menos en el corto plazo.
Esto explicaría el énfasis que el equipo de campaña electoral de Cambiemos está poniendo en ejes discursivos no económicos, como una estrategia para minimizar el impacto negativo que tiene la cuestión económica. Aún tratando de entender esta lógica del planteo electoral del oficialismo y hasta pensando que podría llegar a tener éxito en el corto plazo, no hablar de economía tiene consecuencias bastante significativas.
En primer lugar, porque el gobierno ganaría mucho en verosimilitud explicando en qué se equivocó y cómo llegamos a esta crisis. Pero, sobre todo, porque se pierde la oportunidad de dar un debate serio, que la sociedad necesita, para generar los consensos duraderos que son fundamentales para promover el desarrollo del país.
Sergio Berensztein/TN