“La inflación en julio va a terminar cerca de 2,8% y la tendencia descendente continuará en los próximos meses”, señaló a Ámbito una alta fuente de la conducción económica.
De confirmarse este pronóstico, se quebraría por primera vez desde septiembre pasado el piso de 3% que viene mostrando el índice de precios al consumidor.
Significaría una desaceleración respecto del 3,2% que arrojó la medición del INDEC para junio. En los últimos ocho meses la variación de los precios fluctuó entre 3 y 4%, con un pico de 4,8% en marzo.
Las previsiones oficiales anticipan una progresiva caída en los precios que terminarían el año con una tasa anual de inflación del orden del 40%. Se trata de un pronóstico por demás optimista, ya que alcanzar esta tasa anual implicaría que el índice de precios se reduzca a un promedio de 1,6% mensual para los meses que restan.
Las consultoras privadas también muestran una desaceleración en el ritmo de aumento del índice, pero advierten sobre las tensiones que se están generando en el sistema de precios. Al respecto señalan que los precios controlados evolucionan a un ritmo muy inferior al promedio, el tipo de cambio se está ajustando a razón del 0,9% mensual (la tercera parte de la inflación) y las tarifas están planchadas.
Un tema que preocupa particularmente es el comportamiento del precio de los alimentos. La inflación de este rubro llegaría a 3,7% en julio, según la última medición de Eco Go a la que tuvo acceso Ámbito. De esta forma, mientras el índice general avanza a razón del 50,8% en los últimos doce meses, los alimentos registran unos diez puntos más – 60,1%-.
De acuerdo con los datos de la consultora que dirige Marina Dal Poggetto, los rubros que mayores aumentos anualizados tuvieron fueron las frutas que subieron 124%, las carnes rojas, 104% – pese a la prohibición de exportaciones- y las verduras, 77%. En compensación, las menores variaciones correspondieron a aceites, lácteos, huevos, azúcar, miel, dulces y cacao con incrementos que van del 30 al 33%.
Recuperación
Las evaluaciones oficiales arrojan que la segunda ola de coronavirus frenó momentáneamente la recuperación, aunque con un impacto acotado y similar al de otros países. Estiman que mayo fue el momento más crítico, pero observan mejoras tanto en el mes pasado como en el presente.
Con todo, los funcionarios reconocen que la economía está saliendo a distintas velocidades, con actividades como la industria y el comercio que crecieron por encima de los niveles de pre pandemia, y otras – particularmente hoteles y restaurantes – que se mantienen deprimidas.
En el caso particular de la actividad manufacturera, en los primeros cinco meses del año, la industria viene operando 3,1% por encima de 2019. Se anticipa que, sobre la base de datos preliminares, la recuperación de junio fue la mejor para ese mes en cuatro años, con un crecimiento 8% por encima de junio de 2019, de acuerdo con los datos que maneja Matías Kulfas, ministro de Desarrollo Productivo.
De la mano de la mayor actividad, los números oficiales muestran que el empleo formal en el sector privado va mejorando gradualmente: se crearon 100 mil empleos formales desde mediados de 2020.
Los datos de Eco Go confirman esta tendencia. La consultora señala que la actividad económica se recuperó en junio, tras la dilución de las restricciones impuestas por la pandemia y la paulatina reapertura de la economía (impulsada por la política).
Ello implica, sostiene, un quiebre con respecto al desempeño de los meses previos, que probablemente se vea ampliado en la medida que se liberan más actividades y la vacunación empieza a ser más extendida.
Según la estimación de esta consultora, el avance mensual fue de 2,1% sin estacionalidad en junio, ubicándose la actividad en valores similares a los de abril pasado, pero todavía aún por debajo de los máximos previos. En términos interanuales la actividad creció 12,5%.
Se observa una mejora en la demanda por los avances de las exportaciones y la inversión, en éste último caso por la construcción y la mayor importación de bienes de capital, mientras “el consumo sigue planchado”.
En este sentido, la inversión bruta creció en junio el 29,6% respecto de igual mes del año pasado, según estimaciones del Centro de Estudios Económicos Orlando Ferreres. De ese modo, concluyó la primera mitad del año en un nivel que equivale al 17,6% del Producto Bruto Interno.
Liliana Franco/Ámbito