El Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, en Pasadena, estado norteamericano de California, informó que en ningún momento existió un riesgo de colisión con la Tierra.
La agencia espacial norteamericana ya había subrayado previamente que había descartado un choque. También había señalado que el paso del cuerpo celeste no tendrá un efecto detectable en el planeta, incluyendo mareas y placas tectónicas.
Los astrónomos tenían previsto aprovechar el acercamiento del asteroide 2005 YU55 para realizar una observación detallada del mismo.
La superficie del objeto, que según la NASA está formada en su mayor parte por carbono, iba a ser cartografiado con gran detalle.
El próximo asteroide que pasará cerca de la Tierras se espera para el año 2028.
